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Neymar celebra su gol.
Luis Suárez resucita al Barça
fútbol | primera división

Luis Suárez resucita al Barça

El Almería ahogó en la primera parte a un rival fantasmagórico

nacho bolívar

Sábado, 8 de noviembre 2014, 02:39

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La involución que sufre el Barça desde que perdió en el clásico iba camino de provocar una debacle en feudo almeriense de consecuencias imprevisibles hasta que apareció Luis Suárez. El Bota de Oro salió en la segunda parte junto a Neymar, metió el miedo en el cuerpo de la zaga local, fue clave en los dos goles y lideró una remontada que, sin embargo, no evitará que arrecien las críticas a Luis Enrique por alinear un once extrañísimo y generar un mar de dudas en sus futbolistas, que dan la sensación de no conocer el plan, si es que lo hay, y de estar mal física y mentalmente. Durante mucho tiempo, sobrevoló a los culés un fantasma desaparecido desde febrero de 2003, cuando el Barça que presidía Joan Gaspart y entrenaba Van Gaal cosechó tres derrotas consecutivas que pusieron fin a la segunda etapa del holandés al frente del banquillo.

En ese proceso de búsqueda que cada vez desorienta más a su equipo, el técnico asturiano revolucionó el once que salió a pasearse por Almería, donde hacía una tarde soleada y el tiempo era espléndido. Se equivocó de raíz quien pensase que después de dos derrotas consecutivas en Liga y de vencer en Ámsterdam con más pena que gloria, los culés iban a marcar pronto territorio ante un modesto rival que aún no sabe lo que es ganar este curso en los Juegos Mediterráneos. Los amarillos, sin Dani Alves, Xavi, Neymar, Luis Suárez y de nuevo Piqué en el equipo titular, quisieron ganar caminando. Y así sufres a día de hoy ante el Escalerillas.

El equipo era surrealista, con Adriano en el lateral derecho, lo que supone un agravio terrible para Montoya, y Busquets, Rakitic y Rafinha en el centro del campo. Una zona de creación, que en condiciones normales también debería de ser de contención, con la que los barceloneses fracasaron la semana pasada ante el Celta y sufrieron en Villarreal hasta que entró Xavi para poner orden, toque e inteligencia. Y en ataque, Pedro y el joven Munir fracasaron en ambos extremos.

Es cierto que los de Luis Enrique disfrutaron de dos ocasiones muy claras ya en la primera mitad. Pero fueron fruto de contragolpes o de jugadas aisladas, no de un fútbol fluido. ¿Dónde está esa presión alta, toque rápido y acciones desequilibrantes que caracterizaron al gran Barça de los últimos años? A los ocho minutos, Messi se plantó delante de Rubén pero el portero le ganó dos veces el mano a mano. Y cerca de la media hora, el guardameta coruñés salvó con una gran parada un cabezazo de Rakitic y vio como, de forma milagrosa, el cabezazo de Messi a puerta vacía lo repelió el travesaño.

El Almería comenzó timorato pero se fue animando a medida que encontró facilidades inusitadas. Nadie podía imaginar que con orden, ritmo, intensidad y el músculo que ponen jugadores africanos como el nigeriano Azeez, el ghanés Thomas, el franco-congoleño Thievy o el burquinés Zongo, el equipo local atosigara al Barça y le encerrase a base de saques de esquinas. Estaban mucho más vivos, atentos y concentrados que sus atolondrados rivales. Sólo Messi parecía conectado, aunque su voltaje no es el de antaño.

Zarra mantiene el récord

El golazo de Thievy, tras una contra vertiginosa, dejó a varios jugadores señalados. Messi la perdió en ataque pero a partir de ahí todos se quedaron mirando y Bartra fue superado en una larga carrera por el exdelantero del Espanyol. Fue por el centro, no por la banda, pero esa acción recordó a la de Bale con el lento central azulgrana en la final copera de Mestalla. Pero más responsabilidad que al canterano hay que exigir a los centrocampistas. El Barça era un puro desbarajuste. Thievy le tiene tomada la medida, ya que cuando jugaba en el filial de los pericos saltó a la fama al endosarle un triplete a los poderosos vecinos en la Copa de Cataluña.

Tal era el desastre catalán que Unzue, más que un ayudante para Luis Enrique, se marchó hacia los vestuarios antes de que terminase la primera parte. El Barça salió con otra actitud en la reanudación y, sobre todo, con Luis Suárez y Neymar. Más tarde entró Xavi porque Busquets no podía. Sin hacer un juego maravilloso pero con un rival cada vez más cerca de su área, los del Camp Nou fueron fabricando ocasiones. Luis Suárez jugó de 9 y bien que lo agradecieron todos sus compañeros. Fijó a la defensa, tuvo mordiente, remató y asistió. Hizo una media chilena al travesaño, le brindó una dejada a Messi, que cabeceó al larguero, y le regaló los goles a Neymar y a Jordi Alba. Ambos remataron mal pero se la puso tan bien el uruguayo que era imposible no meterla. Hasta el final, el Barça supo aguantarla y no volver a sufrir, a pesar de que Bartra se dolía otra vez en la parte posterior del muslo. La metáfora de un equipo que renquea. Messi ya suma tres partidos sin marcar y se le resiste el récord de Zarra.

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