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Vitolo, tras el partido ante el Leicester.
Las lágrimas de Monchi como símbolo de la derrota
análisis

Las lágrimas de Monchi como símbolo de la derrota

Reunión entre algunos mandamases del vestuario sevillista en la resaca de la eliminación en ‘Champions’ y enfado en la directiva con Sampaoli por “estar demasiado distraído” con su futuro

luis f. gago

Miércoles, 15 de marzo 2017, 18:50

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El Sevilla cayó eliminado por tercera vez en unos octavos de final de la actual Liga de Campeones. Hasta la fecha, su mejor puesto en la máxima competición continental fue alcanzar los cuartos en 1958, durante la extinta Copa de Europa, donde quedó eliminado por el Real Madrid. Desde entonces las mieles del triunfo que el sevillismo ha disfrutado en la última década en la Europa League se han convertido en un tormento para la Champions. A la eliminación en la presente campaña hay que sumarle los fracasos ante el CSKA de Moscú y el Fenerbahçe con Manolo Jiménez, en ambas ocasiones, como entrenador. Esta era la temporada en la que se iba a confirmar si los sevillistas dejaban de ser cabeza de ratón tras ser pentacampeones de UEFA para convertirse en leones. O al menos competir con los grandes del viejo continente.

Sin embargo, la eliminación a manos del Leicester en la triste noche del martes ha dejado una huella que será difícil de cicatrizar. Como bien se sabe en el mundo del fútbol, cuando la pelota entra todos los problemas quedan en un segundo e incluso tercer plano. Mientras se gana, todos vamos hacia adelante; cuando se pierda, ahí empiezan a verse las grietas. Esta es la frase que se escucha hoy día en los aledaños del Pizjuán, en la planta noble donde se cuecen las directrices y decisiones más importantes. Porque la mañana del miércoles ha servido para analizar, pero también para echar en cara algunas cosas que estaban escondidas. Por ejemplo, no ha gustado a algunos mandamases rojiblancos la actitud del último mes de Sampaoli, que ha estado muy activo escuchando los cantos de sirena de un supuesto fichaje por el Barça más que estar atento a la realidad en clave sevillista. Saben en Sevilla que ha sido su agente el que ha movido ficha sobre la posibilidad de estar sentado en el banquillo catalán, ya que en realidad nadie, por el momento, de la entidad culé ni tan siquiera lo ha sondeado.

Los errores de la planificación y la forma de llevar la temporada del técnico argentino también han sido cuestionadas. El Sevilla es el único equipo que en 27 jornadas aún no ha repetido el mismo once en Liga y el esquema usado por Sampaoli ha ido variando cada cierto tiempo provocando quebraderos de cabeza para algunos jugadores. Hay profesionales dentro del plantel rojiblanco que no saben cómo adaptarse a los métodos del ex seleccionador de Chile porque parece estar dando palos de ciego aún en este final de temporada. Prueba son los penaltis. Siete penas máximas ha errado en esta campaña el cuadro sevillano, de las que cuatro han sido de manera consecutiva con otros tantos lanzadores distintos. Estas voces críticas se unen al mal estado de forma de los jugadores claves. El bajón físico del equipo ha hecho mella en las últimas semanas, donde la entidad andaluza ha pasado de pelear por el campeonato a mirar atrás hacia sus perseguidores por una plaza Champions. Ya se duda incluso de lograr billete vía previa para la próxima Liga de Campeones.

Dudas para un equipo que aspiraba a todo y en menos de una semana ha acabado con sus sueños. Una plantilla desorientada, un técnico falto de ideas, pésima gestión de la parte física y un director deportivo con pie y medio fuera. El gran gestor del Sevilla campeón, Monchi, salió con lágrimas del King Power. Un símbolo del sentimiento unánime sevillista. Quizá veía cómo se derrumba su obra magistral. Esa misma que le costó tanto crear y que teme no llegará a ver en su esplendor. Él quería despedirse por todo lo alto, regalando un último hito histórico. Quizá los finales felices, como bien descubrió este martes el de San Fernando, no son para el sevillismo.

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