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Guillermo pelea un balón
Adiós a las estrellas en San Mamés
fútbol

Adiós a las estrellas en San Mamés

El Athletic se muestra incapaz ante un Oporto superior, regala dos goles, y luchará por meterse en la Europa League

Rodrigo Errasti Mendiguren

Miércoles, 5 de noviembre 2014, 01:06

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El Athletic cayó ante el Oporto rompiendo la magia europea de San Mamés sin mostrar la capacidad necesaria para lograr el primero de los triunfos que necesitaba para depender de sí mismo en la Champions League por la que tanto luchó la campaña pasada. En cuatro jornadas el sueño ha finalizado de modo matemático. Los rojiblancos pusieron corazón pero mantuvieron los mismos errores que en todo el torneo, alejados del bloque ágil y competitivo que mostraron ser hasta que tumbaron al Nápoles. Desde entonces, ha mutado a un conjunto nervioso, impreciso y timorato al que parece quedarle grande la competición de las estrellas y la música de Handel magistralmente mejorada por Britten. El 0-2 de Brahimi es tan cómico, con Iraizoz imitando a Casillas en el Holanda-España de Brasil, que se emitirá en los resúmenes de medio mundo.

Con este resultado, su ilusión por conseguir una tercera plaza en el Grupo H que le permita reengancharse en la Europa League y emulando a Chelsea o Atlético, poder conseguir un título europeo que se le ha negado dos veces tanto al club (1977 y 2012) como a su técnico (1988 y 2007) tras salir de la máxima competición. Su pelea ahora será con el BATE, ese equipo que le noqueó en Borisov pero ha sido un muñeco de trapo ante los portugueses y el Shaktar, próximo rival de los leones.

El día arrancó con triunfo de los cachorros en el mismo duelo de la Youth League, pero el tiempo lo fue variando. No paraba de llover en Bilbao, al punto de que por algún momento se temió la disputa del partido. La lluvia no coacciona los planes del vasco, pero sí que desluce los ambientes previos en San Mamés aunque influyó más la presencia de algunos hinchas del Oporto con ganas de armarla. Los ultras, independientemente de los colores que luzcan, son personas que usan el fútbol como pretexto para practicar violencia y todos los clubes deberían arrinconarlos. Todo despliegue policial es escaso.

Desviaron la atención mediática de un duelo que Valverde buscó desnivelar primero pese a no contar con Aduriz, el hombre que participa en la mayoría de los goles del equipo, ya que necesitaba ganar y a ser posible por una renta superior al 2-1 de Portugal. Apostó por Guillermo, que en Do Dragao respondió añadiendo acierto a su habitual desparpajo, antes que por los dos fichajes: Viguera y Sola, otra vez fuera de la lista. Prescindió de Muniain, Etxeita e Iturraspe, concediendo la creación a San José con Beñat, demasiado a merced del tempo marcado por Casemiro y Herrera. A otro Herrera, uno llamado Ander echa mucho de menos Valverde...

Voluntad pero sin ideas

Pese a que Lopetegui anunció un Oporto ambicioso, sus jugadores sabían que sólo no caer sería importante para prolongar su condición de líder del grupo y sacar de la ecuación al Athletic. Su idea era dejar el peso del duelo a los locales y esperar que sus estiletes (Tello o Jackson) aprovecharan algún error de la zaga local. Intentaban sumar pases los leones que derrochaban ganas pero les faltaba acierto. El catalán fue junto a Óliver el único de los españoles (Adrián, Andrés Fernández, Marcano, José Ángel y Campaña) alineado y fue un quebradero de cabeza en la última jornada e insistió en sus duelos con Balenziaga y De Marcos. A ratos a San Mamés el equipo les transmitió una confusa sensación de desgana, si bien el problema del equipo no es actitud sino de autoconfianza.

Todo lo contrario que un Oporto con las ideas claras y hombres arriba que asustan. Jackson Martínez, que está firmando uno de los mejores momentos de su carrera con 13 goles en 16 duelos con los dragoes tuvo la primera clara tras un centro de Danilo pero se le fue junto al palo su remate. Al saque de un córner, tras una buena mano de Iraizoz en un golpe franco de Maicon, tuvo la segunda opción a centímetros pero no cabeceó a un metro de la línea. Su mejor opción llegó en un dudoso penalti de Balenziaga a Danilo al filo pero lo estrelló en el larguero.

Ver cerca la derrota hizo reaccionar a Valverde, que puso en el campo a Muniain e Iraola, a sus jugadores y también a la hinchada, que tras el bocadillo calentó gargantas por unos momentos. Con De Marcos de enganche al estilo Bielsa, el Athletic buscó un duelo de ida y vuelta. Le podía condenar, pero era ganar o caer. Y llegó el mazazo en un slalom de Brahimi por banda que nadie fue capaz de frenar, ni cuando pisaba la línea de fondo, antes de enviar la bola al primer palo donde Iraizoz puso la mano blanda, quedando muerta a centímetros para que la remachara a la red Jackson adelantándose a los centrales.

El error de Gorka

El silencio de San Mamés, sólo roto por un cabezazo de un Guillermo que no perdió la fe nunca y los cánticos de la esquina portuguesa que acabó diciendo 'oles', refleja el estado de ánimo de una afición que se marchó a dormir con gesto torcido tras un día que arrancó con lluvia y se llegó a ver el arcoiris. Bien debería no olvidar lo que Valverde recordó horas antes: «Ojalá todas las temporadas se preguntara al entrenador del Athletic a ver qué tal jugando la Champions».

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