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Pep Guardiola, en un entrenamiento del Manchester City.
«Pep Guardiola es un resultadista feroz»
Fútbol | Premier

«Pep Guardiola es un resultadista feroz»

«¿Entrenar al Real Madrid? Hay cosas de piel que no tendrían cabida para él. ¿La selección? Sería una incomodidad para todo el mundo»

Javier Varela

Viernes, 11 de noviembre 2016, 00:14

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«Pep Guardiola es un resultadista feroz». Lo dice Martí Perarnau, una voz autorizada en el técnico del Manchester City. «Quiere ganar, pero de acuerdo al plan de juego que ha decidido poner en marcha con los jugadores. Hay entrenadores que quieren ganar a cualquier precio y él quiere ganar poniendo él el precio», añade el autor de 'Pep Guardiola La Metamorfosis' (Editorial Corner). Un libro que despierta la curiosidad de los aficionados al fútbol porque «las personas que plantean innovaciones y rompen con las tradiciones provocan amor u odio, no dejan indiferente. A él le ocurre».

Martí Perarnau desmonta el mito del Pep Guardiola persona, al que califica de «transparente, llano, muy sencillo y directo» y desvela que se trata de un entrenador «innovador, detallista, inquieto, curioso, perfeccionista, obsesivo y al que le gusta hablar poco y escuchar mucho para intentar aprender del otro». En lo que no sorprende Guardiola es en que es «poco convencional porque va en busca de retos. Huye de lo fácil para buscar lo complicado», señala el autor que confiesa que antes de conocerle fue «con el prejuicio de que había dos Guardiola».

Desde que saliera del Barcelona en 2012 con un récord de 14 títulos de 19, llegó a Múnich para aumentar su palmarés con siete trofeos más. En esos años ha sufrido una metamorfosis personal, de gestión de grupos y de estilo de juego. «En lo personal ha madurado. Salir al extranjero y conocer otra cultura, otro idioma, otro tipo de dificultades y no estar arropado en casa le ha hecho madurar como persona y ser más seguro de sí mismo», señala.

  Unir Cruyff y Beckenbauer

    

Otro de los cambios que ha experimentado se perciben en su estilo de juego. «Llegó a Múnich con su idea que aplicó en el Barcelona, muy Cruyff, y ha sabido descubrir las virtudes del fútbol alemán (juego veloz, directo, por los extremos, centros al área, contraataque.) y en lugar de rechazarlo lo ha incorporado a su idea. Iba a imponer el juego de Cruyff en casa de Beckenbauer y al final ha mezclado a ambos», señala Perarnau. Una decisión con la que tiene un catálogo de juego más rico que cuando llegó al conjunto germano, porque lejos de la idea que se ha creado sobre él, «Guardiola no es dictatorial». «No impone sus ideas, sino que hace un pacto tácito con los jugadores -con los más inteligentes futbolísticamente- para conseguir entre todos jugar de la mejor manera posible». Es lo que todos los jugadores del Bayern calificaban como «nuestro plan de juego». De hecho, la decisión de no renovar con el Bayern la toma en octubre de 2015 cuando llega a la conclusión con sus jugadores de que «estamos jugando como habíamos planificado. Ese día percibe que el trabajo está hecho, que es el final de trayecto y que necesita buscar otro reto y en lugar de elegir uno fácil, se va a uno complicado: el Manchester City».

La otra 'pata' de la metamorfosis que ha sufrido Guardiola en su etapa en Múnich se percibe en la gestión de un equipo, del vestuario y su relación con los aficionados: «Ha aprendido que la cultura del Bayern era muy diferente a la suya y le ha ayudado a ver defectos y errores que cometía». El fútbol alemán es muy bueno con el aficionado y está organizado para él: «Eso le cautivó mucho porque en España la distancia hacia el aficionado es mayor». Guardiola descubrió la importancia de la relación con el aficionado en Múnich, donde «todos los días se hacía fotos y firmaba autógrafos tras los entrenamientos». Un detalle que ha querido conservar en su llegada al Manchester City, como se comprobó en su presentación «que no fue ante la prensa o en un acto privado, sino que fue en la puerta del estadio y ante los aficionados. Aquello fue un símbolo», añade Perarnau.

¿La selección?

Y llegar a Mánchester conllevaba el hecho de coincidir con Jose Mourinho en el equipo vecino. Cuando dio el sí al City sabía que el United era uno de los destinos más probables del luso, pero eso no le impidió afrontar el reto. «La tensión de 2011 y 2012 es obvia y dudo que se olvide en lo más grueso, pero ha pasado a un tercer plano. Es un tema que no existe. En los dos partidos que han jugado la relación ha sido correcta. Los dos saben lo que pasó en 2012, pero no tiene sentido que estén pensando en ello».

Lo que será complicado es volver a ver a Guardiola en el banquillo del Camp Nou: «Me cuesta ver a Guardiola volver a entrenar a un equipo por el que ya ha pasado, por su manera de ser. Va en busca de retos a los que intentar vencer y volver a un lugar en el que ya ha estado para hacer lo mismo no cuadra con su carácter». Quizá el mayor desafío para Pep sería entrenar al Real Madrid. «Hay cosas de piel que no tendrían cabida para él y el Real Madrid es una de esas cosas. Esa opción no es planteable», desvela Perarnau. Algo similar ocurre con la selección española: «Sería una incomodidad para todo el mundo porque tiene una visión independentista. Piensa y siente en una Cataluña independiente, pero no tiene ningún sentimiento malo hacia España. Futbolísticamente no generaría ningún problema, pero generaría mucha incomodidad en la afición y a veces en la vida no hay que forzar las cosas».

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