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Brasil humilla a Argentina, en caída libre
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Brasil humilla a Argentina, en caída libre

La ‘Seleçao’ de Neymar vence a sus fantasmas y deja a la de Messi al borde del abismo en el camino hacia el Mundial de 2018

COLPISA/AFP

Viernes, 11 de noviembre 2016, 03:23

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Brasil goleó a Argentina (3-0) en el clásico sudamericano disputado en el Mineirao de Belo Horizonte y se afianzó en el liderato de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Rusia 2018, dejando a la albiceleste sexta en la clasificación y en caída libre. Pese a que Argentina recuperaba a Leo Messi después de tres jornadas ausente, el considerado mejor jugador del mundo no pudo romper la mala racha de su equipo ante una Seleçao renacida y rebosante de ganas.

Había demasiadas emociones en el regreso de Brasil al estadio Mineirao. Mucho peso sobre este césped maldito hace dos años, cuando la Seleçao salió triturada por la goleada de Alemania (1-7). Por ello, la selección diririga por Tite quería dejar las supersticiones atrás cuánto antes. Tanto, que uno de los pupilos más aventajados del profesor, el joven Gabriel Jesús, casi zanja la historia al primer minuto, cuando puso en aprietos al portero Sergio Romero. Pero cuando Brasil y Argentina se citan para un duelo, nada es tan fácil. Y menos cuando Messi está en el campo. Necesitada de una victoria urgente para revivir en el premundial -donde la derrota le deja anclada en la sexta plaza-, la albiceleste aguardaba a su capitán como quien espera agua en el desierto y el 10 no se escondió. En cinco minutos Messi ya le había hecho un sombrero a Fernandinho y encargado para él la primera amarilla.

Argentina se había hecho con el balón, mientras Brasil se la jugaba con sus delanteros, veloces pero poco concretos en el tramo inicial. Sin embargo, Neymar también quería salir en la foto y mostrarle al mundo que ya se ha hecho mayor y, cuando se viste de amarillo, es él quien manda. El menino no tardó en arrancarse con una carrera por la izquierda en la que dejó atrás a Messi. No hay amigos en un superclásico.

El primer gran susto, sin embargo. lo dio Argentina. Una combinación entre Di María y Enzo Pérez obligó al central Miranda a un rescate in extremis. Con Brasil tentando la suerte, la albiceleste se sentía cómoda y poco después era Biglia quien hacia sudar al portero Alisson con un trallazo a pase de Messi. Hasta que Pilippe Coutinho se sacó de la chistera un gol espectacular que rompió los planes de Argentina, multiplicó las endorfinas de un Brasil de subidón constante desde que llegó Tite y le quitó un gran peso de encima al Mineirao.

El centrocampista ofensivo del Liverpool se cruzó por la izquierda para recibir un pase de Neymar, dejó atrás a Otamendi y se coló hasta el borde del área, desde donde lanzó una bomba al ángulo izquierdo de Romero. Ahora sí, Belo Horizonte rugía de nuevo, pero esta vez de alegría, por los nuevos tiempos, los de las cinco victorias seguidas y el jogo bonito. Una falta de Miranda sobre Messi después podría haber cambiado la historia, pero Neymar hacía tiempo que venía pidiendo reclamando su momento. Primero con un veloz contraataque en solitario que se estrelló contra el palo de Romero y después con un tanto que le caería como una losa a Argentina.

Se llegaba al descanso, cuando Gabriel Jesús le ganó un duelo a Otamendi y le hizo llegar el balón a Neymar, ya lanzado en carrera por la izquierda, para poner el segundo. El éxtasis era entonces total: Neymar marcaba el segundo para Brasil (y su gol 50 con la Seleçao), Messi miraba serio al suelo, el liderato del premundial se quedaba de amarillo y Argentina se metía en problemas serios.

«No me imaginaba este resultado, que fuera tan abultado. Esperaba que fuera más difícil, tal y cómo se estaba presentando al principio. Pero la fluctuación y rodaje de Coutinho nos permitieron una superioridad numérica en el medio que nos dio capacidad para infiltrarnos y abrir el marcador», aseguró Tite tras el partido.

Nuevos fantasmas

Pero los argentinos no se quedaron de brazos cruzados. Entró Agüero por Enzo Pérez y el Kun marcó presencia sacando una amarilla a Marcelo, que se perderá el próximo partido contra Perú. Salió con más energía Argentina, pero hacía minutos, quizás meses, que se le había ido la luz. Cada vez pesaba más el tiempo y en el Mineirao, terreno de fantasmas, revivía peligrosamente el de 1970, la última vez que la albiceleste se quedó fuera de un Mundial. Y, además, Brasil de catarsis colectiva, saldando cuentas con su pasado.

Tras malgastar una oportunidad previa, fue Paulinho, uno de los supervivientes del Mineirazo, quien aumentó el calvario argentino. Un cruce de Marcelo, que pasó después por Renato Augusto, acabó en los pies del centrocampista del Guangzhou chino, que lanzó un trallazo desde el corazón del área para acabar de amargar la noche de Romero. Desatado, el Mineirao se lanzó a acompañar con «olés» los pases de su equipo, mientras Argentina se precipitaba por un vacío que en la Seleçao conocen muy bien. Saltaron, gritaron el nombre de Tite y festejaron los goles que les arrebataron hace dos años.

«Tocamos fondo, pero seguimos teniendo vida», resumió un abatido Messi después del encuentro. Por fin, los números le sonreían al Mineirao. Allí nunca perdió la Canarinha ante la albiceleste y la de la madrugada del viernes es la 40ª victoria de Brasil, frente a 37 argentinas, en los 103 clásicos que han disputado los dos gigantes del fútbol sudamericano. Belo Horizonte hizo honor a su nombre.

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