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Wouter Poels (Sky), de amarillo, celebra el triunfo en el podio con Luis León Sánchez (Astana), segundo, y Beñat Intxausti (Sky).
Poels, de principio a fin

Poels, de principio a fin

El belga Stijn Vandenbergh (Etixx-Quick Step) pelea contra el pelotón y el viento y gana en Valencia ante la desesperación del Cofidis

HÉCTOR ESTEBAN

Domingo, 7 de febrero 2016, 23:51

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valencia. El Sky vino a ganar la Volta a la Comunitat-Gran Premi Banc Sabadell. Con el mejor equipo de todos. Una vez Wouter Poels se enfundó el maillot de líder, tan sólo tuvo que acunarlo. Desde Oropesa hasta la plaza del Ayuntamiento de Valencia. El resto de maillots fueron un extra. Poels se ha marchado de Valencia con toda la colección. La superioridad del holandés se plasmó en todos los terrenos. Ayer, a través de monitor gigante, se pudo ver cómo ganó terreno camino del circuito de la capital para colocarse en los primeros puestos del pelotón. Con dotes de mando. Los británicos nunca tienen piedad sobre la carretera. Movistar y Astana lo han intentado. Sin éxito.

La etapa fue para el gigantón belga Stijn Vandenbergh (Etixx-Quick Step). Un búfalo de 199 centímetros. El pelotón, comandado por Cofidis con el apoyo del Bardiani, reaccionó tan tarde que cuando se quiso dar cuenta enfiló la última entrada por Marqués de Sotelo con el imposible de cazar a Vandenbergh. Ayer, el belga logró su triunfo más importante desde que en 2007 se hiciera con la Vuelta a Irlanda, una carrera menor en el calendario.

El pelotón principal entró compacto a las calles de Valencia. Lanzado desde la pista de Ademuz por la Gran Vía Fernando el Católico a la búsqueda del circuito urbano. La ratonera estaba al final de la calle de la Paz. Y ahí es donde se fraguó la escapada. En los giros de General Tobar y General Palanca, el italiano Mirko Maestri (Bardiani) vio el hueco. En el único lugar donde se le podían sacar unos metros al grupo.

Maestri apretó y se llevó detrás a Vandenbergh. Mal compañero de viaje. Muchos kilos y piernas para tirar con una fuerza descomunal camino de la meta. Atrás, tan sólo Cofidis trabajó para su líder. El francés Nacer Bouhanni quería la etapa que en Alzira le robó en el último metro el irreverente Groenewegen (Lotto Jumbo). Pero el conjunto holandés no apareció por la cabeza del pelotón para nada. La persecución no iba con ellos. Groenewegen se limitó a aprovecharse del trabajo de los de más, pegado como una lapa a Cofidis para dar la estocada en los metros finales. Como en Alzira.

El Bardini se situó entre la espada y la pared. Los italianos podían trabajar para Ruffoni, su esprinter de cabecera. Pero en el dueto de escapados habían colocado a Maestri, por lo que la estrategia se llenó de demasiadas dudas. Los italianos sólo aparecieron en el momento en el que el gigantón Vandenbergh se quedó solo como cabeza de carrera. Demasiados vatios para las piernas de Maestri que, a falta de dos pasos por la línea de meta, dijo que ya estaba bien. Los del Bardini asomaron por la cabeza en favor de Nicola Ruffoni, pero fue un espejismo. El dominio fue para Cofidis.

El belga del Etixx siguió a lo suyo. Sin mirar atrás. Nadie pudo con él. Ni el viento ni la bolsa de plástico que estuvo a punto de llevarse sus ilusiones al traste. Tras dejar la calle San Vicente, en la penúltima vuelta al circuito, en una de sus pedaladas tuvo la mala suerte de recoger una bolsa de plástico con la puntera de sus zapatillas. Se le clavó en su rueda trasera. La suerte que tuvo Vandenbergh es que en ningún momento se le enganchó en el cassette del cambio.

El belga se vació con el alma en vilo. Sin retrovisor. Ni siquiera de reojo a la dichosa bolsa que llevaba como mala compañera de viaje. Ni por esas el pelotón se le echó encima. Quedarse en solitario le vino bien al corredor del Etixx. El pelotón, que pareció que durante la primera parte del circuito urbano tenía controlada la escapada con los dos aventureros a la vista, empezó a desorganizarse y a desfondarse. A la locomotora del Cofidis le faltó leña. Julien Simon se vació pero después no encontró el mismo desgaste entre sus compañeros. Pista libre para Vandenbergh.

No hubo nada que hacer. Bouhanni se quedó sin etapa. El belga del Etixx entró en la curva de Marqués de Sotelo libre de marca. Con la meta al fondo y la bolsa de plástico en su bicicleta. El pelotón, que lo tenía a la vista se exprimió para intentar un imposible. Vandenbergh, un mastodonte sobre la bicicleta, levantó el brazo para llevarse la victoria. Por detrás, Groenewegen lideró al pelotón seguido de Kreper (Roompot) y Bouhanni. Tom Boonen (Etixx) siquiera apareció por allí. El triunfo fue para su equipo. Con Vandenbergh como ganador de la quinta etapa y Poels con todos los maillots en su autobús terminó a la 67 Volta a la Comunitat-Gran Premio Banc Sabadell.

La etapa no tuvo más historia que la que permitió el viento y el Sky. En ese orden. Hubo una escapada primeriza, casi al darse la salida. Aritz Bagües(Euskadi), Szabolcs Sebestyen(Tusnad), Kevin Van Melsen (Wanty), Marco Tizza (D'Amico Bottachia), Maciej Paterski(CCC Sprandi), Ibai Salas (Burgos) y Nico Brungger(Roth) lograron una ventaja máxima de medio minuto. Fue una miniescapada. El viento partió el pelotón en dos. Y del primero saltaron Mikel Iturria (Euskadi), Víctor de la Parte(CCC Sprandi), Roman Maikin(Rusvelo), Kevin Van Melsen (Wanty), Jose Gonçalves D.(Caja Rural), Jesús Del Pino(Burgos) y Huub Duyn(Roompot) que llegaron a una máxima diferencia de 1'20. Jesús Herrada (Movistar) se unió poco después en la subida al Oronet. A partir de ahí, Sky trabajó para descartar sorpresas en una etapa ventosa y extraña.

Ocho años después, el alicantino Rubén Plaza ya tiene sucesor en la Volta a la Comunitat. Wouter Poels, que no partía en el grupo de favoritos para ganar la ronda, ha ejercido un dictadura sobre la carretera. Ni una sola opción a sus rivales. Espectacular en la contrarreloj y sin abrir ni una sola puerta al amarillo en el Xorret de Catí. En la etapa reina, en la montaña de Castalla, ganó de manera incontestable. El retorno de la Volta ha sido de sobresaliente. La organización, con los hermanos Casero a la cabeza, ha sembrado de nuevo la afición por el ciclismo.

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