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El campeón se salva del KO gracias a Randolph
baloncesto

El campeón se salva del KO gracias a Randolph

El Real Madrid estuvo al borde del precipicio, pero evitó el fiasco con un triple que forzó la prórroga y despidió de forma cruel al Andorra

Amador Gómez

Jueves, 16 de febrero 2017, 03:08

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El campeón de las tres últimas ediciones de Copa estuvo al borde del precipicio, pero se salvó de sufrir un sonado KO a las primeras de cambio gracias a un triple de Anthony Randolph a falta de sólo 04:07 segundos para el final, para forzar, con remontada incluida, una prórroga en la que ya no hubo compasión con el Andorra, que se mereció el triunfo en el tiempo reglamentario y dijo adiós de forma cruel. Ante la cenicienta del torneo, el Real Madrid, con una actuación realmente gris, a años luz de la mejor versión que ha devuelto la ilusión a sus aficionados y le ha convertido en dominador del baloncesto español, estuvo a un paso de sucumbir en su primer partido, pero evitó el fracaso en el intercambio final de golpes, que pudo decantarse también a favor del Andorra, si no llega a ser por un secundario que se erigió en héroe inesperado.

Cuando el Madrid estaba a punto de besar la lona y de protagonizar un auténtico fiasco en Vitoria, y los focos apuntaban a Sergio Llull, gran artífice también de la obligada reacción de los blancos, Randolph propipó un mazazo descomunal al Andorra, que acarició la gesta y, después de ese triple letal del ala-pívot estadounidense, dispuso incluso de la última posesión para eliminar al gran favorito. Sin embargo, la suerte no se alió en el momento de la verdad con el modesto. Ni tampoco los árbitros, que indignaron al Andorra y también a la mayoría de los seguidores presentes en el Buesa Arena, por presuntos y decisivos favores al poderoso. Por ello la prórroga acabó con una sonora pitada que apagó los aplausos que después dedicó el pabellón al modesto conjunto andorrano, con los jugadores respondiendo a la ovación desde el centro de la pista.

El Madrid pagó las consecuencias de sus pésimos 20 minutos de partido y, después de verse a remolque 16 abajo (37-21), se vio obligado a un esfuerzo extra, totalmente inesperado, aunque tuviese la experiencia de que en la Liga Endesa sólo pudo ganar al Andorra en el Palacio también en la prórroga. Completamente desconocido, sin correr ni golpear como en ellos es habitual, los blancos tomaron su propia medicina frente a un rival al que también le gusta el baloncesto ofensivo y desenfadado. El Andorra, además, contó con un pívot imparable para los madridistas, el georgiano Giorgi Shermadini, quien pese a su apariencia de desgarbado y torpe, exhibió lo mejor de su repertorio. Pero sus 27 puntos, siete rebotes y 28 de valoración no sirvieron para nada.

De Shermadini fue además la canasta que se le anuló por supuestos pasos a falta de sólo 44 segundos para el final, cuando el Madrid perdía por 80-84, que seguramente habría sentenciado de forma definitiva al equipo de Pablo Laso y que provocó que el Buesa Arena estallase contra el arbitraje. Con la gran mayoría de la afición deseosa de que cayese el rey de copas, el equipo que ha conquistado cuatro últimos trofeos de cinco y que aspiraba a otro reto de un cuarto último título consecutivo nunca conseguido por nadie en la era ACB, para igualar una plusmarca del Barça de hace ya 36 años. Sin embargo, es lo que tiene disponer de tanta plantilla y de tantísimo talento. Que frente a un equipo como el Real Madrid no es suficiente sólo con la ilusión, el físico y el descaro, sino que es necesario hacer un partido casi perfecto, no verse arrastrado por el miedo a perder y, sobre todo, se precisa suerte. La que tuvo el Madrid, que también se lo trabajó cuando se vio con la soga al cuello,y le faltó al Andorra, arbitraje al margen.

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