Godella recupera la memoria

«Es un dolor en el corazón y una pena enorme porque marcamos una época». La frase la pronunció Miki Vukovic en la entrevista que concedió a LAS PROVINCIAS el pasado 20 de diciembre, para analizar el sentimiento que le quedó cuando se consumó la desaparición del baloncesto femenino de primer nivel en Valencia tras el adiós del Ros Casares. Aquel equipo cogió la semilla del histórico Dorna, que tras la decisión de José Ramón Guimaraens de llevarse en 1996 el primer equipo a Getafe cerró una época dorada. En junio de ese año, una asamblea celebrada en el Teatro Capitolio de Godella salvó el baloncesto femenino en la localidad de LHorta Nord. Las categorías de formación se quedaron en el pueblo y nació el Popular Basquet Godella.

Dolores Escamilla fue uno de los nexos de unión entre los dos proyectos, junto a históricos directivos como Paco Herrero o Mariano Domingo. La que fuera gerente del Dorna Godella conservó buena parte de los trofeos conquistados en la gloriosa década de los 90, hasta que los donó en 2013 al Taller de Historia Local de Godella.

Casi tres años después de aquella donación, los trofeos acumulan polvo en un escalón junto a la puerta de la entrada del local. Ese dolor en el corazón del que hablaba Vukovic se hubiera convertido en un amago de infarto si el balcánico comprueba el presente de aquel legado. Godella se merece recuperar su historia y la persona que ha comenzado esa labor pertenece a ella. Ana Montañana se convirtió en la jugadora más joven en debutar en la Liga Femenina, con 13 años y 364 días, el 23 de octubre de 1994. No formaba parte de la plantilla profesional del Dorna que conquistó los títulos, pero disfrutó desde la grada de la gloria de esas jugadoras a la que quería emular, y que consiguió años después en una carrera de éxito. Dos décadas después, Montañana es la directora del área técnica de LHorta Godella y desde que descubrió el actual emplazamiento de la mayoría de trofeos del Dorna tiene claro que hay que conseguir que luzcan en el Pabellón del pueblo en las vitrinas que se merecen. «La primera vez que vi las copas donde están ahora me dio mucha impresión, y eso que yo no las gané. Cuando entré en el club tenía donde años y es cuando comenzó la racha de triunfos de aquel equipo legendario de Miki Vukovic. Mi recuerdo de esos éxitos es verlas ganar desde la grada y por eso creo que debemos recuperar esa memoria y que la gente pueda contemplar los trofeos», reconoce la exjugadora a este periódico.

Recorrer los pocos metros en los que se encuentran la treintena de trofeos, donde están las seis Ligas y las cuatro Copas, hacen despertar los sentimientos más variados a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, desde la emoción al evocar una de las épocas más brillantes del deporte español al estupor al comprobar que en todos estos años nadie se ha preocupado, de verdad, para recuperar esa historia.

Montañana considera que para llegar al olvido actual, la inmensa mayoría de vecinos de Godella serán conscientes del emplazamiento actual de los trofeos del Dorna al leer este reportaje, se enlazaron varias etapas: «Pasaron muchos años y como le pasa al aficionado, cuando un equipo con éxito se apaga cae en el olvido. En Godella se hizo mucha fuerza para que siguiera el baloncesto cuando se fue el Dorna y se consiguió, pero es verdad que al ser un nuevo club los éxitos históricos quedaron un poco en tierra de nadie». La decisión de la empresa Ros Casares de llevarse el equipo a Valencia fue la puntilla para el baloncesto en Godella. Es cierto que muchos aficionados aún se trasladaron a la Fonteta para presenciar los partidos, pero la mística de un pabellón lleno y una localidad volcada con un equipo se perdió para siempre. «Cuando el club se marchó a Valencia es verdad que se rompió ese nexo de Godella con el baloncesto de elite», reconoce la deportista de Alboraya poco antes de aseverar que la culpa del olvido no tiene nombre ni apellidos, sino que es una cuestión colectiva: «Es fácil seguir el triunfo y llenar un pabellón cuando una ciudad o un pueblo se siente identificado con un equipo. Recuerdo la última final que se ganó en Godella como Ros Casares al Barça de Carme Lluveras. El ambiente era espectacular y de esas miles de personas es cierto muchas se quedaron desencantadas por esa decisión por la pérdida de identidad».

Recordar el pasado para afrontar el presente. Esa es la idea de la actual directiva de LHorta Godella. Es cierto que el actual club no tiene nada que ver con aquel Dorna, pero muchos de los actuales rectores vivieron aquella nueva semilla que culminó en la fase de ascenso del Popular Basquet que se celebró en 1997, en un pabellón que hoy se ha quedado demasiado grande. Montañana tiene claro que el valor de las copas del Dorna no tiene precio «porque reflejan el sacrificio de todas las jugadoras y entrenadores que lucharon por poner a Godella en lo más alto» y que por eso han comenzado a dar los pasos logísticos para limpiar el polvo de los trofeos: «Hay que rescatar del olvido a las copas, hemos comenzado el proceso para que una vez que tenemos en el pueblo esa donación por parte de la familia Escamilla se puedan habilitar unas vitrinas en el pabellón para que todo el mundo pueda admirar los logros de aquella época. No es sólo una parte de la historia de Godella sino del deporte femenino mundial».

El guante también lo recoge Josep Vicente López, el presidente del Taller de Historia Local: «Hemos decidido que nos gustaría que los trofeos estuvieran en un lugar donde los vecinos de Godella pudieran admirarlos con más comodidad que en nuestro local, puesto que se trata del legado de uno de los clubes más históricos que ha tenido nuestra localidad». ¿Por qué no se ha hecho antes? «Cuando surgió la idea nos pilló en un cambio de legislatura y estamos en conversaciones con el Ayuntamiento para realizarlo. El equipo gestor conoce la donación y me consta que están trabajando para que lo más pronto posible puedan contemplarse en el pabellón». Godella merece recuperar la memoria.