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«La gente me decía que el Ironman era para hombres»
TRIATLÓN

«La gente me decía que el Ironman era para hombres»

«Las personas te trasladan sus miedos», dice la triatleta valenciana María José Martínez, que vuelve al Mundial

ALBERTO MARTÍNEZ

Lunes, 17 de abril 2017, 21:38

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Un impactante vídeo de la monja Madonna Buder iluminó a María José Martínez. La religiosa estadounidense, de 86 años, lleva a sus espaldas 45 Ironmans. Y empezó a correr poco antes de cumplir los 50. Su historia atravesó fronteras e inspiró a la empresaria valenciana, quien decidió introducirse en el triatlón de larga distancia en 2014. Ahora, a sus 40 primaveras, se ha clasificado por segunda vez para el Mundial de Tennessee. Un nuevo destino que deberá tachar en el mapa. Y es que continúa descubriendo el planeta a través del deporte.

El 9 de septiembre estará en Tennessee para participar en el Mundial de Medio Ironman, que consiste en 1,9 kilómetros de natación, 90 de ciclismo y 21,1 de carrera a pie. ¿Satisfecha?

Estoy súper contenta. El año pasado ya fui al Mundial, que se disputó en Australia. Participamos seis españolas, pero de la Comunitat Valenciana fui la única. Y el pasado día 1, en el Medio Ironman de Liuzhou (China), conseguí clasificarme para el Mundial de este año.

¿Cómo fue la aventura china?

Estuve 21 días allí. Fui la única española de la competición y quedé tercera dentro de mi grupo de edad. Había cinco chicos españoles, pero vivían allí.

En el running, en distancias cortas como los 10 kilómetros, la participación de mujeres y hombres ya está prácticamente equilibrada. En las pruebas de larga distancia, todavía no. ¿Qué ocurre?

Aún hay muchísima descompensación en cuanto a la participación masculina y femenina. Las distancias en las que compito, Ironman y Medio Ironman, son muy largas y exigentes en cuanto a entrenamiento y disciplina. El día a día es muy duro. En los campeonatos en los que he participado, suele haber entre un 10 y un 20 por ciento de mujeres. Es muy desigual. La palabra 'Ironman' significa 'hombre de hierro'. En vez de llamarse, por ejemplo, 'Ironpeople'. Lo desarrollaron unos marines americanos y me imagino que en su día no cayeron en que una mujer pudiese lanzarse a hacerlo.

¿Detalles como ese pueden alimentar el machismo?

Yo me siento identificada. No me siento discriminada. Pero la gente de fuera sí ve que falta recoger la figura femenina. Muchas veces me preguntan si la mujer hace la misma distancia que el hombre y si nos dan el mismo plazo para acabar. Hay equidad.

Usted entró en este mundo de una manera muy repentina.

Empecé en 2014, con 37 años. Ahora tengo 40 y arranco mi cuarta temporada. Cuando empecé, la mayoría de la gente me decía que nunca iba a acabar un Ironman, que eran pruebas para hombres por la resistencia, que el cuerpo del hombre estaba más preparado... La primera vez que oí lo que era un Ironman, me parecía una barbaridad. Decía: «¿Eso es capaz de hacerlo un humano?». Pero las personas tienen sus miedos y te trasladan a ti sus miedos.

¿Su entorno se extrañó?

Muchísimo. Me decían que era algo exagerado. No vengo del ciclismo, ni de la natación, ni del atletismo. Yo hacía algo de snowboard e hípica, pero nada más. Y de repente, un Ironman. Pero una vez crucé la primera meta de un triatlón, que fue en Abu Dhabi, pensé: «Esto es maravilloso. Tengo que hacer todos los triatlones que pueda recorriendo el mundo». Ese fue mi bautismo. Fue en marzo de 2014. Y la primera carrera de mi vida había sido en enero, una 10K. Estuve dos años haciendo triatlones con el objetivo de acabarlos, me daban igual los tiempos. Tiene tanto valor el que llega primero como el último. Pero el año pasado me cambió el chip y decidí entrenar en serio y con más pautas. Mi ilusión era clasificarme para el Mundial de Medio Ironman. Y lo logré.

¿Cuántas pruebas ha realizado?

He hecho diez Medio Ironmans y cuatro Ironmans. He estado en Miami, Puerto Rico, Australia, Florida, Atlantic City, Vichy, Lanzarote... Por el deporte, ya he estado en cuatro continentes. Me falta África. Lo tengo mirado para el año que viene. Voy buscando sitios cuyo entorno me guste. Y si la meteorología puede acompañar, perfecto. Busco integrarme en culturas nuevas para mí. Y que me encaje con el trabajo.

¿Cuál ha sido la experiencia más exótica que ha vivido?

En el viaje a Australia del año pasado, hice 5.500 kilómetros en una furgovivienda. Era una especie de autocaravana. Recorrí toda la costa este y paraba dos o tres días en cada sitio. Conocí muchísimas zonas de playa y muchísima gente. La gente me abría sus casas.

¿Cuál es su gran objetivo?

Este año, mi gran sueño era volverme a clasificar para el Mundial de Medio Ironman. También me gustaría estar en el Mundial de Ironman, en Kona, que ya es muy potente. Lo intentaré. Mi ilusión es seguir mejorando.

Ha demostrado que nunca es tarde para descubrir el deporte.

El deporte no mira sexo ni edades. Es cierto que cada uno tenemos que saber en qué posición estamos. Yo compito en amateur y este año he subido en grupo de edad. Tenemos que ser coherentes con la realidad.

¿Y hasta cuándo?

Me gusta tanto que no he puesto fecha. El otro día, en la entrega de premios en China, vi señores con 75 y 80 años que subían al podio. Me hice fotos con todos ellos. Lo que tengo claro es que me tengo que ir a África e iré recorriendo más parte del mundo haciendo Ironmans.

Usted es empresaria.

Sí, dirijo una empresa de optimización de costes. No sé si es más vertiginoso hacer este tipo de deportes o dirigir una empresa hoy en día. Son muchas responsabilidades.

¿Esa determinación en su faceta laboral le ha ayudado a superar metas deportivas?

He podido hacer este tipo de triatlones porque tengo una gran capacidad de gestión, resolución, análisis... Estoy estudiando el máster de couching deportivo porque quiero apoyar en el entrenamiento mental. Es muy importante saber neutralizar los pensamientos negativos.

¿Es una mujer con liderazgo?

Sí. Siempre he ido rompiendo esquemas. Soy piloto de aviación deportiva y fui la primera mujer de la Comunitat en llevar un ultraligero. No me da miedo el cambio. Estoy muy acostumbrada al cambio y eso me lo ha dado la empresa. Me siento líder porque me gusta mucho compartir y ayudar a la gente, transmitir estos mensajes para que la gente vea que las cosas pueden ser sencillas, que no hay límites. Cuando me apunté a hacer un Ironman fue porque vi varios vídeos de personas con cierta edad y uno de ellos era de la monja Madonna. Pensé: «Si esta mujer ha hecho un Ironman, yo también puedo hacerlo». Muchas personas me dicen que les motivo muchísimo. A la gente le gusta seguir lo que hago y les ayudo a que den ese paso hacia delante.

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