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Pablo Cantero, en las pistas de Torrent donde se entrena. :: irene marsilla
El vuelo del murciélago

El vuelo del murciélago

El atleta invidente de Torrent es un apasionado del Valencia y sueña con competir con el escudo blanquinegro en los Juegos Paralímpicos

LOURDES MARTÍ

Miércoles, 22 de febrero 2017, 00:04

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Esta tarde, cuando minutos antes de las 18.45 horas ocupe su butaca de Mestalla, siéntese y cierre los ojos. No deje que la vista le desvíe la atención del resto de sentidos. A través del olfato recibirá el olor a hierba mojada perfectamente cuidada para que empiece el espectáculo. Por sus oídos le llegará el atronador cántico de una grada entregada. Todo su cuerpo sentirá vibrar el viejo coliseo blanquinegro. Si lo hace se habrá puesto, durante un instante en la piel de Pablo Cantero.

Él es aficionado del Valencia. Tiene algo en común con el icónico murciélago: como el mamífero alado no puede ver, pero sí sentir un amor incondicional hacia los colores blanquinegros. No ha permitido que la ceguera le impida disfrutar del fútbol en directo. Un fiel seguidor y hoy, como cada partido en casa, irá a Mestalla. Se sentará cerca de las cabinas de radio donde la voz de los narradores se convierten en sus ojos: «Escucho la radio oficial del club para vivir el partido. A veces los colegas me cuentan lo que ocurre. Experimento una sensación indescriptible cuando la Curva Nord arranca a cantar y el estadio se engancha, es emocionante».

Sentado en su butaca disfruta de un equipo que ama desde que tiene uso de razón: «Mi sueño era vestir la camiseta del Valencia jugando a fútbol. Me apunté al equipo de mi pueblo, Torrent, logré jugar dos temporadas y luego me detectaron el tumor cerebral y perdí la vista». Tenía once años y jugaba de delantero, como Paco Alcácer, cuando la vida le cambió de un plumazo. Maduró casi del día a la mañana y no iba a dejar su pasión: «Probé el fútbol adaptado pero la diferencia con el que yo estaba habituado era abismal. Te movías con más libertad y llegué a algo diferente, mucho golpe y no me atrajo». Estaba a punto de descubrir el otro amor de su vida: «En el atletismo encontré una forma de superarme». Compite en 100 metros lisos, pero también ha hecho 200 y salto de longitud.

No fue fácil, pero a medida que se exigía los resultados llegaban: «Empiezas a pulir la técnica, a bajar marcas, vas a un campeonato, ganas medallas y la motivación cada vez es mayor». El 6 de octubre de 2005 Pablo vio por última vez. Una pérdida con la que paradógicamente considera que ganó mucho: «La ceguera me ha dado la oportunidad de llegar a un Europeo, quedar sexto, volver y hacer la cuarta mejor marca. Una lesión me impidió ir a Río». Pero eso tampoco le desanimó. Sueña con ir a unos Juegos. Ahora ya le ronda Tokio por la cabeza. Antes de encarar el reto de 2020, le toca pelear por España y Europa.

Y todo ello, sin olvidarse jamás de su Valencia. No renuncia a lucir los colores que ama: «Mi deseo es que el club me deje llevar el escudo en las competiciones. Esa es mi ilusión». En ese emblema encuentra uno de los motores de su vida: «Me gustaría ser el murciélago. Es un animal que no ve pero aprende a volar. Acepta esa dificultad y se esfuerza para derrotarla». Pablo ha superado más barreras de las que él mismo imaginaba pero todavía le quedan muchos objetivos por cumplir.

Quiere ser coach

«Aprendiendo a volar. Esa es su frase de cabecera. «Cuando me quedé ciego y comprobé que mi cerebro se adaptaba a la situación empecé a interesarme por lo que ocurría en mi cabeza, así que me empezó a interesar la psicología», relata. Inevitablemente también su formación académica va ligada a su pasión: «Mi objetivo es ser coach deportivo y ayudar a los profesionales. En Estados Unidos por ejemplo es algo ya totalmente normalizado y aquí se está empezando a implantar».

En este sentido cree que para que el Valencia saque la situación adelante, cada jugador debe focalizarse en su trabajo: «Es esencial que un deportista esté concentrado en lo que ocurre. Que esté solo pendiente de sus movimientos. No debe pensar en si le van a quitar, en los abucheos. es esencial que esté enfocado en la actividad que realiza. Esto incluye todos los temas que van más allá del fútbol como son los temas sociales o de propiedad».

Sobre el encuentro de esta tarde, mantiene su discurso moderado: «Es una oportunidad para seguir engrasando la maquinaria del equipo. Voro está implantando los valores de superación y de equipo que los valencianistas siempre hemos tenido presentes. Si detecta que ellos lo dan todo, la afición va a estar apoyando. Hay que tener en cuenta que se juega contra el líder de la Liga y que el Valencia está en proceso. pero claro que se puede ganar», concluye Pablo, un murciélago que sigue aprendiendo a desplegar las alas.

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