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Raúl Chapado, sentado sobre el tartán del Palau Luis Puig de Valencia. :: damián torres
Raúl Chapado, presidente de la Real Federación Española de Atletismo: «¡Ojalá hubiera un Juan Roig en cada comunidad! Es impagable»

Raúl Chapado, presidente de la Real Federación Española de Atletismo: «¡Ojalá hubiera un Juan Roig en cada comunidad! Es impagable»

Lleva dos meses viajando por toda España para hacer una radiografía de nuestro atletismo. De Valencia destaca sus clubes y su maratón

FERNANDO MIÑANA

Lunes, 13 de febrero 2017, 21:05

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Lleva dos meses como presidente y aún no se ha quitado la sonrisa de candidato. Palabras amables y buenos modales de recién llegado. Tiene ante sí un reto descomunal: devolver el atletismo al foco mediático y recuperar el público que se marchó. No espera sentado y vive como un feriante de 1,94: esta semana ha pasado por Zaragoza, Barcelona, Soria, Valencia y Madrid. ¿Qué vende? Atletismo.

¿No para nunca?

Yo he venido aquí para estar al servicio del atletismo. Es algo que me encanta y que me ha dado la vida, pero estoy para dar fuerza en los sitios donde se sienten más apartados, para ver sus instalaciones y conocer sus requerimientos.

¿Qué se ha encontrado en el atletismo español?

Ya lo conocía. Estamos en una etapa de reversión hacia lo positivo. Hemos pasado una mala etapa por muchas razones: económicas, algunos escándalos que han afectado a nuestra credibilidad y esa sensación de negativismo por la crisis. Pero ha empezado a cambiar tras una temporada con grandes actuaciones y jóvenes emergentes. No solo por su rendimiento sino también por su carácter, que atrae a la gente. Es un atletismo ilusionante.

Al margen de los resultados, el atletismo es esquelético. Las pistas están vacías, sin público.

Que hemos perdido posicionamiento respecto a lo que teníamos en los 90 está claro, pero el mundo ha cambiado y el atletismo mundial no ha sabido adaptarse a esos cambios, se ha quedado en la tradición, en la parte clásica. Ahora la gente que ha llegado a la IAAF, y yo comparto esa visión, tenemos que ponernos las pilas y hacer un atletismo más dinámico y atractivo.

Hay que sacar a atletas de debajo de las piedras. ¿Qué ha planeado?

La finalidad de la federación es el alto rendimiento. Nuestra estrategia pasa por tres puntos: el alto rendimiento, llevar más y mejor al equipo nacional; el segundo es la tecnificación, pero me gusta más llamarlo desarrollo y que incumba a atletas y entrenadores, en colaboración con las federaciones autonómicas para tener más masa controlada, y, tercero, la formación de los entrenadores, es clave, sin ellos, que identifican y forman el talento, no habría atletas.

Siendo los clubes el motor de nuestro atletismo, ¿qué valor da a dos locomotoras como el Playas de Castellón y el València Esports?

Yo mismo fui atleta del Valencia. Son clave porque al final, más allá de tener grandes escuelas y generar atletas todos los días, son los referentes para otros clubes, incluso en la Comunitat. Suben el nivel deportivo y la sensación de prestigio del deporte valenciano. Son los modelos a seguir. Y son clubes solidarios.

Hay otra vía, clubes sin ese poderío económico, como el Garbí, en Gandia, que fusiona running y atletismo de pista. ¿Qué le parece?

Hago mía una frase de Sebastian Coe: nuestro deporte es el atletismo, pero nuestro negocio, donde vamos a encontrar recursos, es en el ocio. Hay 2,8 millones de lo que llaman runners en España y es bueno transmitir a la gente que esos pequeños ingresos también deben llegar a los atletas de elite, como si fuera una especie de micromecenazgo. Y que esos 2,8 millones vengan a las pistas con sus hijos.

En este ámbito, Valencia es un referente indiscutible por su maratón, con la etiqueta de oro, y por su enorme masa de corredores. ¿Aprovecha la experiencia de gente como Paco Borao?

Es el presidente de la comisión de organizadores y para nosotros es un referente nacional y mundial, como las competiciones que se organizan aquí. Este modelo ha merecido la confianza de la IAAF para organizar en 2018 el Mundial de medio maratón. Valencia es un modelo. Por nivel organizativo y porque es capaz de hacer visible el patrimonio de la ciudad.

¿Qué le parece el apoyo de la Fundación Trinidad Alfonso a través de las becas Fer?

¡Ojalá tuviéramos un Juan Roig en cada comunidad! Es impagable. Es de agradecer porque el deporte genera salud, que es ahorro en gasto sanitario, y una sociedad más saludable es también más feliz.

Hemos hablado de los grandes valores atléticos de la Comunitat Valenciana, pero parece inevitable el embudo que todos los años absorbe a atletas de la periferia hacia Madrid. ¿Piensa hacer algo para que los entrenadores de la periferia que los han formado no estén en desventaja?

Ellos van buscando mejores condiciones de entrenamiento y en algunos casos ni eso: el confort te mata. Cuando alguien de alto nivel determina dar un giro, la Federación solo puede darle facilidades. Italia descentralizó y los resultados han sido pésimos; el nuevo presidente lo va a volver a centralizar.

En esa carrera por recuperar al público, tiene dos filones: Ruth Beitia y Bruno Hortelano.

El 'boom' de Bruno Hortelano fue en el Europeo de Ámsterdam y se hizo tan famoso por ganar la medalla de oro como por esa reacción espontánea que se convirtió en viral, como se dice ahora, que hizo que muchos niños, entre ellos mis hijos, se enganchasen a Bruno Hortelano. Y hablo mucho con los medios y me transmitís algo: los resultados son importantes, pero las historias personales también. El gran mérito de Ruth Beitia es la historia que tiene detrás.

¿Está a favor de las sanciones de por vida?

(Se lo piensa). Con el corazón diría una cosa, pero todos merecemos una segunda oportunidad.

¿Y de la regla Osaka?

(Suspira) Es muy complicado. En la reicidencia hay que ser tajante.

¿Está a favor o en contra de la revisión de los récords de Europa?

En contra. ¿Quién decide? ¿Con qué evidencias?

¿Y con la decisión de la IAAF de congelar las nacionalizaciones? ¿No se extralimita la IAAF a un terreno que no le compete?

Se refiere a los 'transfers', el permiso para competir por un nuevo país, que son potestad de la IAAF. Hay un problema por ciertos países que compran atletas, pero es un tema muy delicado porque no se pueden dejar de lado los derechos fundamentales que tienen los ciudadanos. El fútbol tiene un buen sistema: si ya has defendido a un país, no puedes cambiar.

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