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LOURDES MARTÍ
Sábado, 19 de noviembre 2016, 23:31
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En un restaurante ubicado a pocos metros del epicentro del atletismo popular este fin de semana se produce un encuentro muy especial. Una decena de miembros del Defiman Triatlón, de Pézenas, Francia, van conocer en persona a algunos de los atletas del Avant Moncada (otros ya se vieron el pasado jueves). Para entender cómo han llegado hasta allí y el porqué hay que echar la vista atrás unos meses. «Yo quería realizar algún tipo de voluntariado en el extranjero y empecé a buscar información por internet y encontré al Defiman, ellos son un grupo de personas que muchos de ellos tienen hijos con discapacidad y quieren impulsar el paratriatlón escolar... Se lo comenté a un amigo que hace triatlones y éste me habló de Benito, de Avapace, y él me puso en contacto con Javi, del Avant Moncada», comenta Mar Dasí. Todo ha sido posible gracias a una cadena de favores de personas que han puesto su granito de arena.
El idioma les separa pero les une el triatlón, el paratriatlón y las ganas de dar visibilidad a niños con discapacidad a través del deporte. Hoy, ambos clubes dejarán la bicicleta y el gorro de lado y correrán el Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP. Lo harán arropando a Philippe Banon que será las piernas de Lyliö, un niño de seis años con discapacidad: «Yo empujo su carrito y él a cambio me ofrece su sonrisa».
Philippe es el presidente del club francés y aunque tiene familiares en Valencia y había visitado la ciudad en varias ocasiones, esta vez está disfrutando de una manera más emocionante: «Es increíble todo lo que está ocurriendo estos días. En el encuentro con los miembros del Avant es inexplicable lo que sentí... hace un par de meses que hablamos pero cuando nos vimos el jueves fue como si nos conociéramos desde hace años». Hoy es el pequeño Lyliö el que recorre los 42.195 metros de oro de la ciudad: «Ha venido sólo él porque le operan dentro de poco en Madrid y sus padres querían que participara en una carrera antes de entrar en quirófano».
Ellos no disputarán el maratón, esperarán en la línea de meta junto a Mar. Mientras cuentan la historia, Lyliö interactúa con algunos de los hijos de los miembros del Avant: «Nos dijeron que en este maratón había personas que corrían empujando a carritos y no lo dudamos ni un momento. Es impresionante todo lo que mueve Valencia, conocía otras pruebas como la de Roma. pero esta es para vivirla».
Philippe se define como un enamorado del triatlón al que se enganchó hace tres años por su hija, pero él viene de otro deporte: «Yo era piloto, pero quería pasar más tiempo con ella y empecé con el triatlón, además puedo ayudar a muchas familias. No sabes lo que significa para mí ver la sonrisa de los pequeños, es la mejor de las recompensas. El esfuerzo vale la pena. Esperemos extraer muchas cosas positivas de esta experiencia y que pronto vengan a Francia».
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