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Concha Montaner cruza un paso de cebra en L'Eliana, su pueblo.
La vuelta al pasado de Montaner como método de trabajo
CAMINO A RÍO

La vuelta al pasado de Montaner como método de trabajo

«Afronto la temporada con muchas ganas e ilusión. No tengo por qué estar presionada. Lo hago porque quiero», afirma la saltadora

Moisés Rodríguez Plaza

Domingo, 1 de mayo 2016, 23:59

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Concha Montaner se entrena en el 'poli'. En el de siempre. En el que empezó a practicar atletismo cuando era niña. «Lo elegí porque no cuadraba en los grupos de otros deportes», recuerda. Hasta que encontró su sitio. Salía a las 5 de la tarde del colegio Garbí y, tras el paso por casa a merendar, se marchaba con una vecina a atletismo. «Luego se apuntó otra. Íbamos las tres andando, vivíamos muy cerca». Más de dos décadas después, con un buen puñado de medallas en las estanterías y tres participaciones olímpicas como carta de presentación, la saltadora valenciana afronta el reto de ir a Río. Y lo hace entrenando en casa. En su casa y en su pista. La que lleva su nombre. La del Polideportivo de L'Eliana.

¿QUIÉN ES CONCHA MONTANER?

  • uTres Juegos. Ha participado en Sydney, Pekín y Londres. Fue subcampeona de Europa en 2007. Su primer gran éxito fue el Mundial junior de 2000 en Chile.

  • uQuince títulos. Los nacionales en salto de longitud, siete al aire libre y nueve en pista cubierta. En 2012 fue campeona de España de los 100 metros lisos.

  • uProyecto FER. Su principal apoyo junto a Playas de Castellón, club con el que compite. Además, la respaldan las marcas Asics, Mini Engasa y Gabol.

Para ser justos, la instalación ha cambiado mucho con respecto a la que utilizó ella de niña, antes de aquel 2000 en que asombró al mundo entero. «Entrenábamos altura en el trinquet, y teníamos que salvar un escalón antes de saltar. Un día me di un rodillazo y me rompí la nariz», comenta. De cadete empezó a competir y a destacar. «La primera concentración de cadete me la tomé como unas vacaciones. Luego en el Campeonato de España no sacaba rendimiento. Yo entrenaba tres veces a la semana en el campo de tierra, y eso no tenía nada que ver con la pista», recuerda Montaner.

Un día, Rafa Blanquer le echó el ojo. «Me captaron por medio de varias atletas con las que iba a concentraciones. Recuerdo que me lo dijo Carmen García Campero, que lo que tenía que hacer era irme al Valencia. Rafa habló con mis padres, que contestaron que estaban de acuerdo si yo quería», relata. Y Concha Montaner dijo sí.

Dejó el 'poli' para entrenarse todos los días en las pistas del Río. «Rafa quería que fuera velocista y yo prefería ser saltadora. Metimos más longitud...». Y entonces cambió todo. En 20 segundos Concha Montaner narra unos meses vertiginosos que la llevaron la los Juegos Olímpicos de Sydney y a coronarse como Campeona del Mundo junior en Chile. «Recuerdo que cuando regresé ya había comenzado el instituto. ¿Si me pedían autógrafos? No, nada de eso. Yo siempre he sido muy discreta. El otro día, en una conferencia en un colegio de L'Eliana, se me acercó una chica y me dijo que se pelaron las clases para verme competir en Chile», indica.

Montaner era entonces el futuro del atletismo español. Un subcampeonato de Europa, sus 15 títulos nacionales en longitud y el de 100 metros la avalan. Pero le queda la espina olímpica. «Me gustaría meterme en una final de los Juegos y eso es lo que busco. Podría tener un palmarés mejor, pero el atletismo es un deporte individual e influye mucho la suerte», comenta la valenciana: «Pekín eran mis Juegos y tuve la mala fortuna de romperme un huesecillo antes de la calificación».

En ese momento ya había roto con Blanquer. «Es más lo que se ha querido decir. Acabamos porque no había relación entrenador-atleta», afirma. En 2012 volvieron a trabajar juntos: «Pero no consigo rendir por una enfermedad que no detectaban y que no me dejaba hacer vida normal». No sólo dejó de trabajar con Blanquer, sino que estuvo a punto de dar carpetazo a su carrera: «En 2014 tenía claro que me retiraba, ahora he decidido que quiero seguir haciendo lo que me gusta».

Y lo tiene claro. No lo va a dejar tras el verano. Vaya o no a Río. «Mi vida ha dado un vuelco. Si voy a practicar deporte, ¿por qué no voy a hacer lo que me gusta?», razona. Lleva seis años compaginando su trabajo como administrativo en una empresa con la vida familiar y los entrenamientos. «Lo más problemático es la vida familiar. Alba, mi hija, requiere atención. Ella hace patinaje y, claro, hemos de ir a verla. Los jueves ya estoy pidiendo el cambio», bromea la atleta.

Está a punto de salir a competir. «Lo haré en la segunda Liga. Quiero conseguir la mínima para el Europeo y luego la de Río. Aunque si es al mismo tiempo, mucho mejor. Afronto la temporada con muchas ganas e ilusión. No tengo por qué estar presionada. Lo hago porque quiero», recuerda.

Lo dice mientras apura el café antes de regresar al trabajo. Por la tarde se ejercita en su 'poli' junto a María Peinado. Otra vuelta a los orígenes. Al 'paleotraining', un método que ha causado furor en Estados Unidos y que pretende mejorar la calidad de vida a través del deporte. «¿Qué te parece titular 'Montaner regresa al Paleolítico'?» «¡Ni se te ocurra!». Demasiado tentador para ni siquiera mencionarlo. Como tentador fue para Montaner intentar ir a Río cuando por fin pudo domar aquella extraña enfermedad.

metros. Es su mejor marca. La consiguió en Madrid en 2005.

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