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España, anclada en la clase media

Retrocede 21 años con sus dos medallas y nueve finalistas en el Europeo indoor

FERNANDO MIÑANA

Lunes, 9 de marzo 2015, 00:24

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praga. El seleccionador Ramón Cid, que viene de la periferia, de su Donosti del alma, conoce el valor de los pequeños núcleos, del entrenador vocacional que alimenta como a polluelos a los atletas que va sacando tenazmente en su pueblo o ciudad frente a los rutilantes y costosos centros de alto rendimiento, de los dos focos, no siempre igual de productivos, de Madrid o Barcelona. Por eso sabe de la importancia de gente como Claudio Veneziano, el siciliano que ha formado en Castellón a un grupo de triplistas sobresaliente entre los que destaca ahora Pablo Torrijos, envestido ayer con la medalla de plata de triple salto, una de las dos que ha logrado España en Praga, en los campeonatos de Europa de pista cubierta -la otra fue de la cuatrocentista Indira Terrero-, y el modelo ejemplar que lleva implantado desde hace años en esta población. Un colegio, el Diputación, que propicia el desarrollo de los deportistas con la prioridad de los estudios.

Y alude a este patrón el director técnico mientras hace balance de unos Europeos que han empujado a España 21 años atrás, a la edición de París en 1994 (una medalla y seis finalistas) después de salir de Praga con dos preseas de plata y nueve plazas de finalistas (más Kevin López, fuera de la final pero con el teórico séptimo puesto). Muy por debajo de las expectativas que se habían creado con opciones de podio de Beitia, Vivas, Mechaal, Kevin... pero que, es cierto, se ajustan a las suyas, a las que él compartió poco antes de viajar. Y zanjó el debate con una conclusión. «Ha habido actuaciones flojas, otras muy buenas y mucha clase media». España acabó séptima en la clasificación por punto y decimo octava en el medallero, dos listas lideradas por Rusia.

Cid habló, claro, del llamativo agujero del mediofondo. Porque su historia es la del atletismo español, sembrado de campeones y medallistas en 800 y 1.500. «Entra dentro de lo previsible, ya no salen los resultados de siempre en este sector, el más damnificado por la crisis». El guipuzcoano, además, advirtió que ahora viene «una época dura», en alusión a que, tras el Europeo al aire libre de Zúrich, y el 'indoor' de Praga, el atletismo español se enfrenta a la cruda realidad, dos Mundiales y, al fondo, los Juegos de Río.

Aún así mantiene su tono optimista que ha impregnado a todo el equipo desde que llegó y aprovecha para lanzar sobre el tapete un comodín. «Nuestra marcha es potentísima desde cadetes hasta seniors, en hombres y mujeres». Aunque él sabe que será insuficiente a pesar de que desde atrás vienen apretando los nuevos talentos, como los jóvenes que este fin de semana tanto han brillado en los Nacionales júnior. Los tres que han batido el récord de España: el cuatrocentista Jesús Serrano, el vallista Juanjo Garrantxo y, por encima de todos, Celia Antón, la fondista invencible.

Pero eso es el futuro. El presente ha dejado unos pocos nombres propios que repasó Cid sin recrearse, como Jorge Ureña y su capacidad de reacción -«me ha encantado, adoro su actitud a pesar de ser un novato»-, Ruth Beitia, ante quien se descubrió y recordó que «puede hacer lo que quiera y va llegando el momento de reconocérselo», o Jesús España, 36 años de sabiduría y dedicación. «Es un ejemplo. A Jesús habría que grabarle en vídeo y ponérselo a los niños».

Certamen excepcional

Y también elogió a los medallistas, por supuesto. De Indira destacó que tomó «una decisión muy valiente en un momento comprometido y, además, deambula muy bien por la pista». Y al hablar de Torrijos, el atleta que recibió la felicitación en castellano del mismísimo plusmarquista mundial Teddy Tamgho («Enhorabuena por tu medalla y tus 17,04 sin tocar tabla. Viste que la victoria se juega en detalles», le tuiteó), se le ilumina la cara porque está encumbrando su prueba, el triple salto. «Le conozco desde cadete y me está sorprendiendo su frialdad y ambición. Aquí valía 17,30, pero ninguno fue el salto de su vida y todos fueron técnicamente mejorables».

Si se amplía el foco tampoco han sido unos Europeos excepcionales. Aunque hubo grandes destellos. Renaud Lavillenie, que encadenó su cuarto título consecutivo (ganó en 2009 con 5,81, en 2011 con 6,01, en 2013 con 6,03 y ahora con 6,04), atacó su récord del mundo de pértiga, pero falló en los tres intentos sobre 6,17.

Más cerca aún estuvo la británica Katarina Johnson-Thompson (KJT), que redondeó el pentatlón con 5.000 puntos y se quedó a 13 puntos del récord mundial de la ucraniana Dobrynska. A su estela, además, crece una compatriota, Morgan Lake, 17 añitos, que acabó las cinco pruebas a ocho puntos de la plusmarca júnior de la genial Carolina Kluft (4.535). O el formidable triunfo de la serbia Ivana Spanovic con la segunda mejor marca mundial del año en longitud (6,98).

Los checos también tuvieron sus momentos. Dos veces hicieron enloquecer a los miles de seguidores que les apoyaron desde primera hora de la mañana en el O2 Arena. Primero fue Pavel Maslak y su suicida paso en 20.99 por el 200 pese a lo cual arrasó en la final de 400 con unos 45.33 que certifican que tiene a tiro el añejo récord de Europa de Thomas Schönlebe (45.05 desde 1988). Y al final de los campeonatos, el pelotazo del siempre sorprendente Jakub Holusa, el mediofondista que encendió la grada con su agónica remontada sobre el turco Ozbilen, un triunfo con récord checo (3:37.68).

Donde no pudieron, ni siquiera con la hinchada en pie desgañitándose, fue en el relevo 4x400. Acabaron terceros, muy lejos de un cuarteto belga con los tres hermanos Borlee que fulminaron el récord de Europa (3:02.87).

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