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BENDITA NORMALIDAD

NACH0 COTINO

Miércoles, 24 de mayo 2017, 23:40

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Sin exigencia, humildad, compromiso, solidaridad y ambición es imposible lograr resultados positivos». Es la receta de Marcelino para sacar al Valencia del agujero donde otros/as lo metieron por incompetencia. Lo manifestó el martes y no ha dejado de recibir halagos tras un discurso esperanzador incluso para los escépticos. Cinco premisas que no deberían sorprender a nadie porque deberían ser principios básicos para cualquier plantilla, pero parece tristemente obvio que son precisamente la exigencia, la humildad, el compromiso, la solidaridad y la ambición cinco de las cualidades que aquí han brillado por su ausencia y ya va siendo hora que recuperen su protagonismo. Cinco ingredientes que, unidos al talento, pueden arrojar un buen final, pero que aquí nunca se echaron al puchero porque muchos futbolistas creyeron que sólo con su talento -después se demostraría que tienen mucho menos del que ellos creen- y porque, ni había cocinero capacitado para hacer el guiso y mucho menos cabeza pensante en la entidad que fuese capaz de entender que sin esos ingredientes era imposible cocinar algo comestible. Ingredientes que fueron irresponsablemente sustituidos por: excusas, arrogancia, indolencia y egoísmo con el resultado final que ya todos conocemos y del que todos somos culpables menos los verdaderos protagonistas del fracaso, porque ellos no tienen nunca culpa de nada y poseen una habilidad extraordinaria para ponerse de perfil cuando llega la hora de repartir responsabilidades. Pienso que lo dicho por Marcelino, al que -por cierto- se le ve alineado con el nuevo director general que es quien ha apostado por su contratación, no es extraordinario. Es algo normal. Lo que sucede es que nos vemos abocados a aplaudir con fruición y emoción lo normal porque lo normal había desaparecido del imaginario valencianista por la infinita inoperancia de los dirigentes, que dio lugar a una suerte de dictadura del futbolista absolutamente inaceptable. Inaceptable porque deja en evidencia a sus sucesivos entrenadores incapaces de dominar el 'rebaño', inaceptable porque deja en evidencia a algunos ejecutivos del club que se dedicaron a medrar y no a dirigir la entidad con un mínimo de diligencia e inaceptable porque dicha dictadura protegió al futbolista del frío externo a base de excusas y muros, pero nunca corrigió lo importante: lo que veía y sufría el valencianismo semana tras semana en los campos donde arrastraron de forma inmisericorde el escudo del Valencia. Parece que con Marcelino las cosas van a cambiar hacia la normalidad y esa es una gran noticia. O. mejor dicho, se convertirá en gran noticia cuando ese discurso se vea refrendado con hechos palpables que nos lleven a la conclusión que el Valencia Club de Fútbol vuelve a ser un club de fútbol respetable y no eso en lo que lo habían convertido.

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