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Daenerys Targaryen con Khal Drogo, el jefe de los dothraki, en una escena de 'Juego de Tronos'. r. C.
El lingüista de Poniente

El lingüista de Poniente

El dothraki, uno de los idiomas de la serie del momento, 'Juego de Tronos',cuenta con gramática propia y 4.000 vocablos. El californiano David J. Peterson es su inventor

MIKEL FONSECA

Miércoles, 30 de agosto 2017, 00:14

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She vaes La Manchi, fini zalak anha vineserat hakees, thir nevvayoon chosha ato rek shafkasoa fin aqqisie ma zhan she ganikhzhanan, ma ment ershe, ma irvosof reddi, ma jano karlinaya h'athfonaraan». No, a este periodista no le está dando un ictus mientras teclea, ni se le ha olvidado cómo se escribe en la lengua de Cervantes. Lo que usted acaba de leer es, precisamente, la emblemática primera frase de 'Don Quijote de La Mancha' -«En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor»- traducida al idioma dothraki, con el que se comunica la tribu de bárbaros del mismo nombre en la serie de televisión 'Juego de Tronos'.

La traducción corre a cargo de su creador, David Peterson (California, EE UU, 1981), de profesión inventor de lenguajes. Ademas del dothraki, Peterson ha diseñado el alto valiryo, para la misma serie, así como las jergas de otros seriales como 'Defiance' -para el que ha creado cuatro dialectos: el kastithanu, l'irathi, indojisnen y kinuk'aaz-, 'Los 100' o 'Penny Dreadful', y de películas tales como 'Thor', 'Doctor Strange' o 'Warcraft'. «Otras lenguas, juegos, sistemas, sonidos... todo entra en juego cuando se trata de crear un nuevo idioma», explica.

En el caso del dothraki, Peterson comenzó a trabajar directamente con las novelas de George R. R. Martin en las que se inspira la serie. «Después de analizar las frases de los libros, determiné cómo sería el sistema de sonido que daría pie a esas frases, lo codifiqué y entonces pasé a analizar la gramática». El proceso termina igual que se descifra un código secreto: «Una vez estudiada cada frase, pude destripar su gramática y crear un lexicón de 4.000 palabras». Un diccionario impresionante que, sin embargo, queda lejos de los 25.000 vocablos del 'qwenya', el idioma de los elfos de 'El Señor de los Anillos'.

Gramática y vocabulario son dos tercios de un idioma. Para Peterson, la primera es la más complicada, mientras que el segundo requiere arte. «Existen lingüistas con una mente muy técnica que son capaces de desarrollar un lenguaje complejísimo, pero fallan a la hora de crear palabras. Crear un vocabulario se parece más a pintar un cuadro, tiene que salir naturalmente».

El tercer elemento es el sistema de escritura, que a veces -como ocurrió con el élfico del Tolkien en pleno apogeo de las películas- se puede convertir en moda, con resultados dispares. Que se lo digan si no al antebrazo del Fernando Torres, que está decorado con un erróneo tatuaje en élfico que reza 'Frenando'. Si bien Peterson no ha desarrollado (aún) ninguna tipografía para 'Juego de Tronos', sí lo ha hecho para otros títulos, como la futura película 'Bright' de Netflix. «Aunque requiere cierta habilidad artística, es sobre todo matemática», matiza. «Es posible crear un sistema de escritura excelente sin crear glifos bonitos, del mismo modo que es posible escribir inglés o español con una caligafía fea o bonita».

Lenguajes construidos

Diferenciar un idioma diseñado de simples sonidos aleatorios es fácil incluso para el oído desentrenado. Para un creador de lenguas como Peterson, más. «Es una vergüenza cuando producciones de gran presupuesto, como 'Star Wars', siguen produciendo basura en lo que se refiere a idiomas. Existen miles de creadores de lenguajes que estarían encantados de crear uno solo por la oportunidad de figurar en una película». Los idiomas son la asignatura pendiente en el universo de George Lucas. La mayoría de los dialectos intergalácticos son ruidos ininteligibles y sin lógica, mientras que otros son directamente adaptaciones de lenguas reales. Los adorables ewoks de 'El retorno del Jedi', por ejemplo, hablaban en tibetano.

El dothraki, como el élfico, forman parte de los llamados lenguajes construidos ('conlang', para abreviar), una enorme familia lingüística a la que también pertenecen los idiomas 'auxiliares' -como el italiano, el malayo o el filipino-, creados para unificar distintos dialectos; las lenguas criollas -mezclas de dos filologías, a menudo a causa de los movimientos migratorios- y los idiomas 'planificados', -como el esperanto o el interlingua-, ingeniados desde cero con la voluntad unificadora de una torre de Babel.

Otros 'conlang' se diseñan para una función específica, como el lobjan, 'la lengua lógica', o el toki pona, un idioma de solo 120 palabras que sintetiza, según su creadora, Sonja Elen Kisa, «las cosas buenas de la vida». Mención aparte merece el 'Manuscrito Voynich', un misterioso tomo de 240 páginas escrito en un galimatías incomprensible que nunca ha sido traducido completamente. Data del siglo XV y su autoría es una incógnita, aunque se barajan ciertos alquimistas y nobles de la época. También se desconoce la razón de ser de este fantasioso volumen colmado de dibujos de plantas y animales inventados, que bien podría pasar por la enciclopedia de un mundo imaginado durante los delirios de una fiebre brutal. Eso, o una tomadura de pelo que los mejores criptógrafos no han conseguido descifrar en medio milenio.

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