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Los vigilantes de la playa  no existen

Los vigilantes de la playa no existen

Quien más y quien menos quería ser rescatado por una C. J. Parker o por un Eddie Kramer

Mikel Labastida

Sábado, 16 de julio 2016, 23:44

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Si la serie 'Urgencias' propició que aumentasen las solicitudes en las facultades de Medicina, y 'CSI' llenó las aulas de Criminología de futuros Grissom, 'Los vigilantes de la playa' provocó que el número de 'ahogados' creciese en todas las localidades donde se emitía la serie. Y se programó en casi 150 países, así que hagan cuentas. Quien más y quien menos quería ser rescatado por una C. J. Parker o por un Eddie Kramer, pero la decepción llegaba cuando después aparecía el o la socorrista de turno y tenía poco que ver con los de la serie. Claro que también en esa época hubo a quien le entró la vocación de ser vigilante creyendo que en su trabajo diario viviría intensas historias de amor, se enfrentaría a apasionantes aventuras y salvaría a hombres y mujeres con cuerpos escultóricos. Pero nunca fue así. Porque en la vida real las playas están llenas de medusas, piojos de mar y desperdicios camuflados entre la arena. Y de lorzas, michelines y barrigas. Y de eso en la serie de Mitch Buchannon aparecía poco.

La culpa es de las series de verano, que nos metieron ideas en la cabeza que luego no se ajustaban a la realidad. Porque en la pequeña pantalla los viajes eran siempre de ensueño (sin retrasos de Vueling ni compañeros de travesía insoportables), los romances más tórridos aguardaban a la vuelta de todas las esquinas (y raramente salían rana), y cualquier estampa playera resultaba paradisíaca (no había duchas encharcadas, ni basura rebosando en las papeleras ni familias domingueras montando campamentos).

Pese a sus deficiencias, hay que reconocer que 'las series de verano' constituyeron un género en sí, y que, contemplado con distancia y humor, disfrutábamos mucho en esta época del año. Llegaban los primeros rayos de sol y la tele se llenaba de olas, tablas de surf y tías y tíos buenos a los que en gran parte del episodio les sobraba la ropa. Eran los tiempos de 'Sensación de vivir', 'Los Rompecorazones', 'Las gemelas de Sweet Valley', 'Paradise Beach' y, por supuesto, 'Los vigilantes de la playa'. La edad de oro de las series ha acabado con la mayor parte de estas producciones (con la excepción de 'Hawaii 5.0' y poco más), porque ahora hasta en verano se estrenan títulos notables. No se da tregua ni descanso al seriéfilo.

Hubo una generación que creció creyendo que en todas las playas las plantillas de los puestos de salvamentos eran enormes, que los socorristas corrían a cámara lenta frecuentemente y que los vigilantes ganaban un pastón que les permitía comprar coches deportivos. Luego llegaban a Salou o Benidorm y se percataban de que cualquier parecido con la ficción era pura coincidencia.

Si hubiese que hacer un ranking de series de verano más célebres 'Los vigilantes de la playa' lo encabezaría. Los espectadores noventeros recuerdan a Pamela Anderson, al inefable David Hasselhoff o al pequeño Hobie, al que fuimos viendo crecer.

Récord Guinness

Fue traducida a 44 idiomas, lo que le llevó a ocupar un puesto en el libro Guinness. Comenzó en 1989 con una audiencia discreta, por lo que Michael Knight reconvertido en chulo de playa decidió ponerse al frente de la producción y meter mucha carne en el reparto. Y se topó con la clave para que los espectadores se enganchasen a sus historias, que duraron hasta 2001 y dieron de sí incluso para una especie de secuela llamada 'Baywatch nights'. No contentos con distorsionar el oficio de socorrista lo intentaron también con el de vigilante de noche, con menor fortuna.

Es típico de las series de verano deformar la realidad sobre algunos oficios. Por ejemplo, el de camarero de un chiringuito, que ateniéndonos a estas producciones parecía el puesto perfecto para no dar un palo al agua en estos meses y únicamente dedicarse a ligar con cualquiera que pasase por la barra. O el de policía, y si no que se lo pregunten a quienes los comparaban con los protagonistas de 'Pacific blue', donde se vigilaban las playas de Santa Mónica a bordo de bicicletas. O a los detectives privados, que para ser molones tenían que llevar camisas estampadas como las que lucía el protagonista de 'Calor tropical'. Cuántos damnificados han dejado las series de verano.

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