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A cada talento, su momento

A cada talento, su momento

Algunos artistas firman su obra cumbre en la juventud, otros en la madurez y los elegidos, durante toda su vida | Creadores como Van Gogh, que sólo vendió un cuadro, o Bécquer, cuyas 'Rimas' fueron editadas por sus amigos, alcanzaron el éxito tras su muerte

LUISA IDOATE

Sábado, 21 de octubre 2017

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¿La obra maestra exige una edad determinada? ¿Hay un momento óptimo para lograrla? La respuesta a esas preguntas es la misma: no hay reglas ni patrones. Hay creadores que se consagran a los veinte años; otros alcanzan la gloria siendo sesentones. Algunos mueren sin saber que triunfarán y otros saben que lo han hecho, pero ansían más vida para lograr la pieza única y soñada. ¿Qué determina cuándo estalla el talento del creador?

En el Renacimiento, Italia es la meca de los artistas que buscan el apoyo de mecenas como los Médicis de Florencia. Hay tal concentración de talento en la capital toscana que resulta difícil despuntar. Michelangelo Buonarrotti (Caprese 1475-Roma, 1564) lo hace sin esfuerzo. Se forma en el taller de los Ghirlandaio. Con 24 años firma 'La piedad' a la que, según Vasari, nadie podría añadir nada «en fortaleza, en poder de finura, tersura y cincelado del mármol». Con 29 termina su escultura más famosa, el 'David' (1504): el ideal de belleza masculina renacentista y la estatua más famosa de la Accademia de Florencia. Un duplicado ante el Palacio de la Signoria recuerda su localización original, donde estuvo hasta 1873. ¿Su obra maestra? Hizo varias: las pinturas de la cúpula de la Capilla Sixtina (1512), el 'Moisés' (1515), el apabullante mausoleo de Julio II (1545)...

Contemporáneo de Miguel Ángel es Leonardo da Vinci (Vinci, 1452-Amboise, 1519), el icono del hombre renacentista amante del saber. Pinta, hace observaciones de ciencia y tecnología, diseña proyectos arquitectónicos y artilugios que no llegan a ningún puerto. Con 14 años es aprendiz del Verrocchio y con 23 firma una clásica e impecable 'Anunciación'. Para 1481 ya es un artista de prestigio al que los monjes de San Donato de Spoleto le encargan la 'Adoración de los Reyes Magos'. En 1507, ejecuta su cuadro más notorio: la 'Mona Lisa' o 'Gioconda'. Tiene 55 años. Lo sigue retocando hasta 1519. Ha cumplido los 67.

Feroces e irrepetibles

Es un genio a pesar de sus problemas mentales. Vincent van Gogh (Groot Zundert, Países Bajos, 1853-Auvers-sur-Oise, Francia 1890) se suicida creyéndose un fracasado. Solo vende un cuadro en vida; a su hermano Theo, su amigo, confidente, cómplice y apoyo económico, al que confiesa en una carta que no le llega a enviar: «En mi trabajo arriesgo mi vida y mi razón, destruida ya a medias». Con 35 años dibuja sus famosos 'Girasoles'; en 1987 un empresario japonés adquiere uno de ellos por 22,5 millones de libras esterlinas. Eran para decorar la habitación de Paul Gauguin, invitado en su casa de Arles (Francia), que le retrata haciéndolos. Van Gogh se reconoce en la obra: «Soy yo, desde luego, pero yo volviéndome loco». Es un enfermo mental que pinta entre crisis; con y a pesar de ellas.

Pablo Picasso (Málaga 1881-Mougins, 1973) es un creador voraz e insaciable. Hijo de un profesor de Bellas Artes que, desde niño, fomenta su enorme talento, a los 16 años, el Festival de Madrid le distingue por el cuadro 'Ciencia y caridad' (1896). En 1897, monta su primera exposición individual en Barcelona. Siendo un veinteañero se instala en París y firma importantes obras como 'La vida' (1903) y 'Las señoritas de Avignon' (1907). En 1937 firma el 'Guernica', un alegato contra la Guerra Civil española y posiblemente su cuadro más conocido. Ha cumplido 56. No para. Produce cerámica y escultura, y cuadros como 'La guerra y la paz' (1952), variaciones de 'Las Meninas' (1957) y 'El beso' (1969). Se autorretrata en 1972, con mirada devoradora. Su talento es inagotable. Crea hasta el final.

Éxitos sonoros

Precoz y brillante es Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756-Viena, 1791). Con 4 años interpreta composiciones sencillas al clave y crea pequeñas melodías. Su padre lo pasea por las cortes europas para mostrar su valía. Estudia en Londres con el hijo pequeño de Johann Sebastian Bach y en Bolonia con el padre Martini. Se instala en Viena en 1781 y consolida su carrera. Las obras maestras se suceden. Compone 'singspieler' como 'El rapto del serrallo' y 'La flauta mágica' -con la que sienta los cimientos de la futura ópera alemana-, y tres óperas bufas: 'Las bodas de Fígaro', 'Don Giovanni' y 'Così fan tutte'. Firma conciertos para piano y orquesta, cuartetos de cuerda, sonatas para piano y el inconcluso 'Réquiem' interrumpido por una muerte, a los 35 años, tan temprana como su triunfo; el mismo que siempre envidió su celoso colega Antonio Salieri.

La necesidad económica y los dramas personales zarandean la creatividad de Giuseppe Verdi (Roncole, 1813-Milán, 1901), que domina la escena lírica europea en la segunda mitad del siglo XIX. Triunfa con su primera ópera, 'Oberto, conte di San Bonifacio' (1839). Fracasa luego con 'Un giorno di regno' (1840), lo que unido a la muerte de su mujer y sus dos hijos le hunde en una depresión que lo aleja de la música. Regresa a ella con 'Nabucco' (1842), que conquista al público y se convierte en símbolo de la unificación política italiana. Le siguen 'I lombardi alla prima Crociata' (1843) y 'Ernani' (1844). Todo cambia entre 1851 y 1853, al estrenar 'Rigoletto', 'Il trovatore' y 'La Traviata'. Le consagran y conquista la libertad creativa que no tenía. Ahora compondrá lo que quiera. Menos cantidad, más calidad. Con 'Aída' (1871) se retira, advierte. Pero vuelve a la carga con 'Otello' (1887). Y dice adiós con 'Falstaff' (1893). La termina con 80 años.

Edificios visionarios

Varios creadores renuevan la arquitectura del siglo XX. Ninguno es precoz. Walter Gropius (Berlín, 1883-Boston, 1969) despunta a los 28 con el diseño revolucionario de la fábrica Fagus. Consolida su prestigio seguidamente con el palacio de oficinas para la exposición del Werkbund (Bolonia). Para muchos, el Pabellón de Alemania de la Exposición Internacional de Barcelona (1929) es la obra maestra de Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán, 1886-Chicago, 1969). La hace con 43 años, con estructuras desnudas y lineales y unos espacios ilimitados.

Estudia segundo de Ingeniería en Wisconsin, pero lo deja. Frank Lloyd Right (Richlan Center, 1869-Phoenix, 1959) decide trabajar con los arquitectos J. L. Silsbee y L. H. Sullivan en Chicago. Saca el espacio interior al exterior, adaptándose al escalonado terreno. Dicen que, al verla, Bruno Zevi acuña el término 'arquitectura orgánica u organicismo', cuyo gran representante será Wright. Se comprueba en el Guggenheim Museum de Nueva York (1943), su trabajo más relevante. Lo hace con 74 años, tras seis décadas de experiencia.

Triunfo escrito

La azarosa vida de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) condiciona la eclosión de su talento. Publica 'Don Quijote' en 1605; ese año se exportan a Las Indias 500 ejemplares. Lo consagran, pero no lo sacan de pobre. Estudia en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca, según sus textos. Huye a Roma en 1569. Participa en la batalla de Lepanto (1571), y un arcabuzazo le anquilosa la mano izquierda. En 1575, de regreso a España, le apresan los piratas y lo venden como esclavo en Argel. Un lustro más tarde, su familia le rescata. Logra una cierta estabilidad económica como comisario real de abastos en 1587, pero el Rey le acusa porque no le cuadran las cuentas. Con 69 años, manda a la imprenta el segundo tomo del 'Quijote'. Muere sin saber que ha desbancado a su más admirado y odiado rival: Félix Lope de Vega.

Su senda creativa es farragosa. A Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870), el éxito le llega tras la muerte. Con 18 años es aprendiz de pintor, el oficio de su padre, tío y hermano. Lo deja. Se instala en Madrid y toca todos los palos. Contrae tuberculosis con 21 años. Encadena brotes. Escribe 'Cartas desde mi celda' (1864) desde el monasterio de Veruela, donde se repone de uno. Malvive con trabajos mal pagados. Ser censor gubernamental de novelas, entre 1864 y 1868, le da un respiro. No lo tiene en las cosas del querer. Lo refleja en las 'Rimas', editadas por sus amigos en 1871, tras su fallecimiento. Muere con 34 años.

Otro caso significativo es el de la diosa del ballet del siglo XX. Con 23 años, Anna Paulova (San Petersburgo, 1882-La Haya, 1931) interpreta 'La muerte del cisne' (1905) que Mijaíl Fokine le coreografía, con música de Camille Saint-Saëns. Arrasa. Todas sus colegas quieren imitarla. Ninguna lo consigue. Su talento es imparable. Rinde a la platea con 'El Pabellón de Armida' (1907), 'Chopiniana' (1908) y 'Noches Egipcias' (1908). Comienza a bailar en el Teatro Mariinsky con 10 años; a los 28 tiene compañía propia y recorre el mundo llenando teatros. Es inigualable al expresar estados de ánimo, estaciones del año y criaturas de la naturaleza. Muere a los 49 años. Acaba de teminar una gira por Europa; está en la cima de su carrera.

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