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La Habitación Roja en el Deleste Festival
Un Deleste de éxito vuelve a brillar en Valencia

Un Deleste de éxito vuelve a brillar en Valencia

La cuarta edición del Deleste Festival consigue afianzar una de las citas imperdibles del otoño musical en la ciudad del Turia.

alquimia sonora / m. carbonell / S. godoy

Martes, 27 de octubre 2015, 17:40

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La edición de este año del Deleste Festival destacaba por la presencia de Low y La Habitación Roja como cabezas de cartel, la vuelta de McEnroe y las apuestas de riesgo (pero con fundamento) que se convirtieron en grandes descubrimientos; a señalar como la más acertada el nombre de Pep Gimeno Botifarra . Este año la representación local tomaba un mayor protagonismo, incluyendo en el cartel nombres como Ramírez , Mist o La Familia del Árbol .

We Used To Pray , otro de los nombres valencianos en el cartel, abrieron el festival gracias a resultar ganadores en el concurso Vinilo Valencia. Una especie de suerte atractiva y suculenta la de presentar las canciones de su disco Loud Intertitles y los cortes de su próximo trabajo en el auditorio, espacio idóneo para proyectar su sincronizada propuesta audiovisual.

A continuación se abría la veda musical en el escenario Jägermeister con La calma chicha de Tulsa . La voz sabiamente rota de Miren Iza volvía a Valencia unos meses después de presentar su último trabajo, con las piezas de la transformación de su particular universo ya completamente encajadas dentro del orden familiar de su discografía. Su folk-rock con tintes electrónicos engrandeció el escenario creando todas las imágenes y referencias que destilan las canciones de la guipuzcoana en esta última época. Las concesiones a sus anteriores trabajos fueron escasas, con un setlist basado principalmente en su último disco y en la banda sonora del cortometraje "Ignonauta".

La esencia valenciana tuvo la reivindicación perfecta en la jornada del viernes con la figura de un músico con 30 años de carrera a sus espaldas; Pep Gimeno Botifarra es uno de los máximos defensores de la música tradicional valenciana. Empeño arraigado desde su niñez que nos permite no perder ni dejar en el olvido nuestra lengua y cultura, gracias a al contacto directo con los ancianos que recordaban melodías, letras y romances y a su férrea labor de musicar las historias de La Costera. Paco Lucas (laúd), Pere Ródenas (guitarra) y Ramón Martí (bandurria) fueron los músicos que integraron la rondalla de cuerda que le acompañó; unión y compromiso en una perfecta y deslumbrante muestra de complicidad y honestidad. Su voz y su actitud, una autenticidad cargada de humanismo y humildad. Cautivador, cercano y dicharachero acercó temas como Cant de batre o La Jota de Xàtiva ; y consiguiendo el único bis del festival con la Malagueya de Barxeta , levantando con ésta al público del auditorio en una de las mayores ovaciones de esta cuarta edición.

Tras las emociones a raudales que nos transmitió la música de Pep Gimeno "Botifarra" nos sumergimos en el escenario Jägermeister para descubrir a la formación catalana Mourn , una de las bandas revelación del 2015. En septiembre de 2014 sacaron su primer trabajo homónimo bajo el sello Sones, un disco de diez cortes con un minutaje de apenas 21 minutos grabado tal y como tocan en sus ensayos, un soplo de ire fresco en clave de grunge y punk rock junto a algunas pinceladas de la tradición hardcore. Su visita al Deleste Festival nos permitió comprobar su magnífica puesta en escena, sin poses, directa y sin fisuras. Lamentable y vergonzoso que tuvieran que soportar los comentarios fuera de lugar en relación a la coletilla inseparable a su nombre: el ser la banda de las hijas de Ramón Rodríguez (The New Raemon). Eso sí, la indiferencia fue su mejor arma para salir del paso ante una situación deleznable. Su directo fue apabullante y dejó a más de uno con la boca abierta recorriendo cortes como Philliyphius , Marshall u Otitis , en una descarga de rabia, urgencia y descaro: Juventud, divino tesoro.

La última actuación en el auditorio fue la de La Habitación Roja , la banda más representativa de nuestra tierra dentro del panorama nacional. Una carrera de fondo de 20 años les avala y aunque siempre han defendido que su momento es el presente, la efeméride pedía un año intenso de celebraciones donde se vieran inmersos en un ejercicio de memoria histórica por toda su trayectoria. Su visita al Deleste Festival fue un acto de justicia poética tanto para la banda como para su público, ese que han conseguido labrar disco tras disco y que se ha mantenido fiel con el paso de los años; la pasada noche del viernes se brindaron un más que merecido homenaje.

A nosotros nos colocaron en las butacas de un cine musical con la banda sonora de nuestras vidas, su directo fue acompañado por las cuidadas y preciosas imágenes de César Sabater, transformándolo en un maravilloso film del que nadie quería ver aparecer la palabra Fin. Nos llevaron a un mundo onírico en el que nos transportamos a todas las épocas pasadas de nuestra vida, la adolescente y la adulta, los cortes elegidos dieron un sabio repaso por todos sus trabajos. Los primeros acordes de Mi habitación encendieron la chispa emocional presente durante toda la actuación, tema que solo en los momentos especiales sale a la luz, dejando más que orgullosos a sus más fervientes seguidores. Musicalmente se mostraron una vez más con solidez y propiedad. El buen hacer que saben impregnar a cada detalle en sus melodías y su maravillosa puesta en escena, hizo que Jorge Martí, Pau Roca, Jordi Sapena, Marc Greenwood y José Marco, dieran el concierto de sus vidas. En "Ayer" , Jorge se entregó al público desde el patio de butacas, dejando uno de los momentos más emotivos de la actuación.

La recta final de la primera jornada nos situó de nuevo en el escenario Jägermeister para disfrutar de las actuaciones de Mike Krol , El Último Vecino y Perro . La intensidad vivida unos momentos antes se vería rebajada con el incendiario directo de Mike Krol . Nuevo garaje, rock'n'roll de alto voltaje, melodías vocales amplificadas; un espléndido y divertido directo que nos disparó a la yugular las balas de energía que precisábamos en ese momento. El Último Vecino vendrían a poner el toque tecno-pop con ecos de los ochenta y aire industrial; el escenario transmutado en pista de baile, el perfecto espacio para subir el termómetro sonoro del público más resistente.

El cierre con los murcianos Perro nos dejó el directo más sugerente de la primera jornada. Tras su exitoso Tienes bakalao, tienes melodía vuelven con nuevo disco Estudias, navajas. En el Deleste Festival presentaron alguno de sus nuevos temas, encajados con maestría entre sus himnos más coreados: Gran ejemplo de juventud , La reina de Inglaterra o Catán . Su primer single Olrait, nos metió en un loop lisérgico con una estructura rociada de ritmos impulsivos y envolventes al más puro estilo math-rock que nos hace pensar en bandas como Betunizer. Suciedad y desparpajo en un tremendo set con un público más que entregado, masas fundidas en un baile extenuanter. Sudor, locura, rabia; en definitiva la desinhibición en cuerpo y alma a la que nos llevan siempre Perro .

Tras la demostración de energía de los murcianos y la sesión de Ley DJ, llegó el momento de abandonar La Rambleta y reponer fuerzas de cara a la sesión matinal, con la incógnita del concierto sorpresa del día siguiente ya en el campo de las certezas. Las horas no harían otra cosa que dar la razón al público y ratificar, de nuevo, el éxito del Deleste Kids, una de las iniciativas más apreciadas del festival.

La sesión infantil, apta para padres del sábado por la mañana, se alargaba hasta las cinco de la tarde con una paella patrocinada por Arroces Dacsa, cocinada por Jorge Martí y Pau Roca de La Habitación Roja , y degustada por el público que ayudó a lograr un bien logrado sold out. Los niños fueron los protagonistas tanto en los conciertos como en el ambiente vivido en la terraza de La Rambleta.

Ramírez fue el encargado de abrir la jornada con su primer trabajo. El valenciano que actualmente goza de una plena actividad musical tanto con su grupo Oh, Libia!, como acompañando a Tórtel y ahora también en Coleccionistas, junto a Jorge Pérez y Remi Carreres, abrió la jornada con su primer trabajo "Book Of Youth". Con un directo solvente desgranó sus primeras canciones junto a Ángela Pascual (guitarra) y Jordi Sapena (bajo y programaciones) la banda que actualmente le acompaña. Como novedad, la colaboración de Alfonso Luna a la batería. A continuación, descubrimos en el concierto sorpresa de esta edición, a La Habitación Roja en un formato de versiones: Bowie, The Cure, El Último de la Fila... cortes clásicos con sonido LHR : aperitivo perfecto para paladares exquisitos.

A las cinco de la tarde estaba prevista la primera actuación de la segunda jornada. La banda del holandés Rick Treffers, Mist , sería la encargada de de dar uno de los conciertos de más calidad musical de esta edición. Su regreso tras una ausencia de siete años, ha sido una de las gratas sorpresas del año. Presentaron su nuevo trabajo "The Loop Of Love", una nueva colección de canciones que nacen en el año 2013 y ahora se registran en un disco que continúa con la línea de sus anteriores trabajos. La banda actual cuenta en sus filas con Sergio Devece (guitarra), Gilberto Aubán (teclados), Javi Galope (batería) y Remi Carreres (bajo), lo que podríamos llamar la nueva súper banda valenciana. Pop cargado de melancolía y vestido con distinción; una joyita que los más tempraneros tuvieron la oportunidad de disfrutar.

La Familia del Árbol , fue la banda que abrió el auditorio en la segunda jornada, donde presentaron su segundo trabajo, Odisea , en un concierto de esos en los que sobrevuelas bellos paisajes y te zambulles en oníricas atmósferas, una capacidad evocadora a través de una instrumentación de altura y el folk como bandera, son algunas de las notas que caracterizan a la banda de Nacho Casado.

Pasamos al pop psicodélico con los catalanes span id="U3012906752771kAG" style="font-weight:bold;font-style:normal;">Ocellot en el escenario Jägermeister. El proyecto de Marc Fernández y Elaine Phelan nos deparó una actuación hipnótica de dimensiones alucinógenas con un efecto repetitivo en algunos momentos, salvables por una puesta en escena diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.

McEnroe volvían al Deleste tres años después de marcar en letras mayúsculas uno de los conciertos más memorables de la corta vida del festival, con el, en este caso, sencillo reto de repetir una experiencia que quedó marcada en el bagaje emocional de todos los allí presentes. Una menor dosis de nostalgia, menos desgarrador, con la tenue luz que proporcionan los temas de "Rugen las Flores" , pero siempre con el vaivén sensitivo implícito en las composiciones de Ricardo Lezón. Un momento idóneo para complementar, que no sustituir, los hitos en la memoria vital que cada uno puede construir a su antojo. "Cae la noche" abrió el viaje tantas veces transitado, con la voz ligeramente rota sobrevolando de manera magistral un recorrido que no sería el mismo sin el complemento perfecto del bajo de Pablo Isusi, que dota de insondables capas de profundidad y melancolía a temas tan brillantes como "El Puente" . Excelencia sonora, una vez más, en el recuerdo de "La Cara Noroeste" o "Tormentas", y en las nuevas experiencias de "Coney Island" y "Caballos y Palmeras". Un recorrido en el que nadie con cierta dosis de sensibilidad puede evitar sentirse atrapado irremediablemente.

El Páramo venían con el papel de recoger el testigo que dejaron Toundra en la segunda edición del Deleste Festival . A nuestro parecer a pesar de que el auditorio no tuviera la misma respuesta que en aquella ocasión, su actuación dejó uno de los momentos más tormentosos del festival. Atronadores, deslumbrantes, imparables; una férrea maquinaria sonora de un cuarteto demoledor. Su post rock va desde los caminos más áridos del stoner hasta el lado más extremo del hardcore, un directo que nos llevó a la extenuación.

Los parisinos Exsonvaldes fueron los encargados de rebajar intensidades en el escenario Jägermeister con su pop-rock desinhibido y bailable. Con un setlist basado principalmente en su último largo, "Lights" (del año 2013), que ya fue estrenado en nuestra ciudad, ofrecieron un concierto sin sorpresas pero tremendamente efectivo en su principal meta: proporcionar un oasis de diversión sin complejos para todo aquel que huyera o se sintiera saturado de las solemnidades que ofrecía el auditorio. Bajo el carisma de Simon Beaudoux y la sencilla espontaneidad de Antoine Bernard (tanto a los teclados como a la guitarra), las caras más visibles de la banda francesa pusieron el toque ochentero en temas como "Action" y se lucieron en los temas en francés ("L'Inertie", "L'aérotrain" y "On n'a rien vu venir" ). Algo que no hace más que corroborar el hecho de que si quieren distinguirse de la maraña de grupos que hacen de este pop bailable su seña de identidad, quizá debieran centrarse, una vez conseguido cierto reconocimiento internacional, en utilizar su lengua natal como vehículo de sus composiciones.

Con Low llegó el momento más esperado de este Deleste 2015 y probablemente el concierto que quedará en la retina como uno de los mejores que pasarán por este festival. Los de Duluth congregaron a un auditorio de La Rambleta en el que no cabía nadie más; la expectación era enorme y podemos decir que se desbordó por todos los rincones. Alan Sparhawk, Mimi Parker y Steve Garrington ofrecieron un directo exquisito, una experiencia vital, un viaje hacia ninguna y todas partes, a simas emocionales pocas veces alcanzadas de las que es difícil salir sin sentirse extrañamente tocado en lo más hondo. ¿Qué podemos destacar en un concierto como este? La guitarra magistral de Sparhawk, con esa distorsión deliciosamente melodiosa, de ecos tan profundos, la voz de Parker, ahondando en el country más clásico en ocasiones, complementaria a la de su compañero con unas armonías vocales de manual y en ocasiones brillando en solitario o con coros lejanos y sobrecogedores ("...The house is on fire...")...O quizá una percusión que marcaba los latidos del corazón y la cadencia emocional de todos los presentes ( "Gentle" ). Toda una experiencia complementada con unas proyecciones audiovisuales que acompañaron en todo momento, en un, como decíamos antes, viaje a las profundidades de cada uno. 20 años de carrera, celebrados con la publicación de "Ones and Sixies" , en el que estos profetas del slowcore vuelven a introducir elementos electrónicos que los hacen más hipnóticos si cabe.

La diversión la pusieron los catalanes Tiki Phantoms presentando su último trabajo Los Tiki Phantoms y el misterio del talismán" y celebrando su primera década de vida, una dosis de su surf instrumental, macerada con garaje, rock'n'roll y espaguetti western vestidos con sus clásicos trajes negros y una calavera en la cara, pusieron la nota disonante en cuanto a puesta en escena se refiere, consiguiendo la interacción más directa e intensa con el público de todo el festival. Un final de fiesta perfecto.

La cuarta edición del Deleste Festival podría destacarse por recoger actuaciones que pasarán a formar parte de la historia musical de Valencia. Jorge Martí ya lo dijo cuando subió al patio de butacas cuando interpretaba "Ayer": "Esto tiene que quedar en los anales de la historia". Tanto la celebración del 20º aniversario de La Habitación Roja como la presencia de un figura representativa de la música tradicional valenciana como Pep Gimeno "Botifarra" , son hitos singulares que posicionan al Deleste Festival como festival heterogéneo e inusitado, una programación atrayente en la que, caben estilos como el garaje, surf, tecno-pop, cant d'estil, post-rock o slowcore, entre muchos otros. Ya saben, en la variedad está el gusto.

El esfuerzo y buen hacer de la organización ya piensa en su quinta edición, un festival que crece con lógica y con las limitaciones de su aforo, manteniendo siempre su máxima de disfrutar la música en directo con comodidad y buena calidad en el sonido. El Deleste Festival ha tenido la fortuna de encontrar su público, una clientela fiel con deseo de descubrir nuevas bandas y que valora como debe la calidad del sonido en los directos, ahora solo falta que cuenten con nuevos patrocinios. Este año se han sumado al apoyo económico que requiere un festival de este calibre Movistar y Budweiser. Con la esperanza de que se consiga apoyo institucional y nuevas marcas que apuesten por su filosofía, deseamos que viva muchos años más y que goce del buen estado de salud que han matenido en sus cuatro ediciones.

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