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Lorenzo Silva (i), junto a José Antonio Cobreros (c) y Lorenzo Rubio, nieto y bisnieto de José Aranguren.
Un hombre de honor contra los golpistas

Un hombre de honor contra los golpistas

Lorenzo Silva rescata en 'Recordarán tu nombre' al oficial de la Guardia Civil José Aranguren, fusilado por no apoyar a Franco

Álvaro Soto

Miércoles, 17 de mayo 2017, 01:11

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Manuel Goded y José Aranguren eran dos hombres que sabían que sus decisiones podían llevar a la muerte a muchas personas, y por supuesto, a ellos mismos. Los dos habían sido compañeros en la guerra de África, pero el golpe de Estado del 36 los colocó en bandos enfrentados. Goded, posiblemente el militar más brillante del ejército español, estaba del lado de los alzados; el general Aranguren, con 3.700 guardias civiles a su cargo en Cataluña, permaneció en la legalidad.

Cuando el 19 de julio del 36 Goded dio a Aranguren la orden de alzarse, éste se negó: había jurado lealtad al Gobierno legítimo de la República. El general golpista le amenazó con graves represalias. La respuesta del oficial de la benemérita resulta conmovedora: «Si mañana me fusilan, fusilarán a un general que ha hecho honor a su palabra y a sus juramentos militares. Pero si mañana le fusilan a usted, fusilarán a un general que ha faltado a su palabra y a su honor». La profecía se cumplió en ambos casos: Goded fue fusilado el 12 de agosto del 36 en Barcelona. A Aranguren Franco no le perdonó. El 21 de abril de 1939, a los 63 años, tras un juicio sin pruebas y con testigos falsos, sentado en una silla porque no podía ni levantarse tras un accidente de coche, un pelotón lo ejecutó.

La historia no se portó igual con los dos antagonistas. El franquismo honró la memoria de Goded, pero la de Aranguren quedó olvidada, y hasta su hoja de servicios desapareció de los archivos de la Guardia Civil. El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) rescata la figura del general de la Guardia Civil en 'Recordarán tu nombre' (Destino), un alegato «contra la ignorancia clamorosa» en la que España sumió la figura de este general.

Cuenta Silva que el argumento de su nueva novela se le cruzó allá por 2008, cuando preparaba un libro sobre la Guardia Civil. Entonces se topó con José Aranguren, «un hombre de una pieza» que le recordaba a su abuelo Manuel y con el que sintonizaba, igual que con Chaves Nogales o Ramón J. Sender, representantes de esa tercera España que nunca pudo levantar la cabeza, asfixiada entre las dos radicales que se embestían entre ellas.

Aquella obra sobre la Guardia Civil la leyó en 2013 Lorenzo Rubio, bisnieto de Aranguren, y se puso en contacto con Silva. Además, le presentó a su tío abuelo José Antonio Cobreros, que guardaba toda la documentación sobre su abuelo, el oficial fusilado. El libro comenzaba a tomar forma. «Como dice el poeta Adonis, la historia real es la de los perdedores y este libro tiene algo de eso. Pero los perdedores no son los bandos, son las personas. Hubo perdedores en los nacionales y en los republicanos», apunta Silva, que traza un perfil de Aranguren muy alejado de cualquier extremismo: «Era un hombre católico, conservador, monárquico sin entusiamos, siempre fiel al principio de que la Guardia Civil no tiene ideología. Pero sobre todo, con un gran sentido de la lealtad».

Sus palabras las corrobora José Antonio Cobreros, que junto con Lorenzo Rubio, acompañó a Silva en la presentación de 'Recordarán tu nombre'. Muy emocionado, Robredos subrayó que el libro salda una deuda con su abuelo. «Muchos han tratado de que la memoria de Aranguren no existiese», afirmó el nieto del general, que contó la tragedia de su familia: además de a su marido, la abuela tuvo que ver cómo cuatro de sus hijos fallecieron sin haber cumplido los 33 años. «Ella tuvo sobre sí un halo de tristeza por todo lo que sufrió, pero nunca cayó ni en la desesperación ni en el rencor. Nuestra familia ha sabido mantener el amor por la Guardia Civil y nuestra profesión católica», agregó Robredos.

El fusilamiento de Aranguren fue uno de los episodios que mejor retratan el carácter de Franco. En su mano estuvo impedir la ejecución de este militar de El Ferrol, como él mismo, al que había tratado personalmente antes de la guerra, cuando acudía a su casa a tomar café, posiblemente para prestigiarse ante la sociedad local, ya que la esposa de Aranguren era descendiente de un conde de Vigo. Pero nada hizo cambiar la decisión del dictador. «A Aranguren que lo fusilen, aunque sea en una camilla», llegó a decir Franco.

Lorenzo Silva, creador de la exitosa derie de los detectives Chamorro y Bevilacqua, prolífico autor, con hitos como 'La flaqueza del bolchevique', se pregunta «por qué una parte de la derecha española no renuncia a Franco, igual que una parte de la izquierda no rechaza lo que ocurrió en Paracuellos. Hay mucha gente rehén de estos discurso, pero ¿por qué no rompen con ellos?».

«A Aranguren, que no persiguió a nadie, no lo reivindica ni la memoria republicana, ni la Guardia Civil, ni Cataluña, pese a que con su comportamiento evitó que triunfara el golpe del 18 de julio. Seguro que no tendrá nunca una calle en Barcelona. Pero la literatura se merece una historia como esta», remacha el escritor.

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