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El escritor murciano Jerónimo Tristante.
De visita en los suburbios de Holmes

De visita en los suburbios de Holmes

Jerónimo Tristante lleva a su Víctor Ros al Londres de finales del siglo XIX en la quinta aventura del detective

Daniel Roldán

Sábado, 14 de noviembre 2015, 08:00

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La relación de la literatura con el cine se remonta a los orígenes del séptimo arte. La misma vinculación se puede establecer con la televisión. Las obras de teatro -como 'Estudio 1' en la naciente Televisión Española- estaban a la orden del día en las cadenas de medio mundo como una forma de trasladar lo que se hacía en la radio. Con la diferencia, claro está, de que se veía a los actores. Después se ha emprendido el camino de vuelta: series de televisión o películas de las que han nacido libros. Ahí están los casos de 'Castle', 'Isabel' o 'La guerra de las galaxias', de la que hay una verdadera biblioteca.

Pero mucho más raro es que un personaje revuelva la conciencia del autor de un libro. Y eso es lo que le pasó a Jerónimo Tristante (Murcia, 1969) cuando vio a su Alberto Aldanza en la televisión metido en la piel de Helio Pedregal. Este actor ovetense, uno de los clásicos secundarios del cine ('Hable con ella' o 'Silencio roto') y de la televisión ('Carlos. Rey Emperador', 'El comisario', 'Herederos' o 'Imperium') provocó una reacción imprevista en el autor murciano. «La actuación de Helio me hizo ver que tenía un personaje entre manos para dejarlo perder», comenta. Tristante se vio obligado a resucitar -literalmente- a uno de los primeros malvados del detective criado en el madrileño barrio de La Latina. Algo que no tenía pensado «para nada».

Con esta premisa, Tristante comenzó a moldear la quinta entrega del detective con el que empezó su relación en 2007. 'Víctor Ros y el gran robo del oro español' (Plaza & Janés) no solo le permite recuperar al «malo malísimo» de su primera novela (El misterio de la casa Aranda), sino que Tristante cumple una vieja aspiración: situar la novela fuera de España. «Víctor ha estado en Madrid, Oviedo y Barcelona. La salida fuera era algo inevitable y de lo que tenía ganas», describe el novelista y profesor de Geología en el instituto de secundaria de Archena.

El robo del metal más preciado de los fondos del Banco de España es el comienzo de esta nueva aventura. Un tercio del oro que el Ejecutivo tiene para sus pagos más inmediatos ha desaparecido. La Brigada Metropolitana de Madrid saca de su descanso a Ros y enseguida descubre la vinculación de Aldanza en el atraco y que éste se ha marchado a Londres, «la ciudad de los tres millones de almas».

De esta manera, Tristante cumple su viejo sueño de llevar a su detective a la patria chica de su admirado Sherlock Holmes. «Es su ciudad, el sitio donde transcurren todas sus aventuras y, además, el centro del universo durante el siglo XIX», explica el autor, un enamorado confeso de esa parte de la historia. «Me gustaba leer de pequeño los folletines de esa época y las novelas de aventuras. Eso me hizo que me enamorara del final del siglo XIX, una época en la que había una cierta ilusión por el cambio de siglo y por la aparición de nuevas tecnologías y de nuevos pensamientos políticos. Empiezan a tomar forma el anarquismo o el socialismo, que tardarían más años en llegar a España», explica. «Este tipo de novelas, las policiacas, sirven además para mostrar un tipo de sociedad, de cómo eran las cosas antes», añade.

Tristante tuvo que bucear durante más de un año entre decenas de documentos para averiguar cómo se distribuía la capital del Imperio británico, con sus barrios de alto postín y sus bajos fondos donde malviven miles de personas a duras penas, intentando sobrevivir gracias a las profesiones más sórdidas. Una ciudad donde Tristante se da el «capricho» de que su detective se codeé con la gran creación de sir Arthur Conan Doyle. «Es un pequeño cameo, no un protagonista más de la historia», aclara el escritor murciano.

Satisfacción

La aventura londinense de Ros tiene todos los ingredientes de los cuatro libros anteriores del detective, que es presentado en un pequeño caso para que «todo el público que no haya leído antes ninguna novela sepa de qué va». Tristante, ahora enfrascado en la preparación de una novela sobre relaciones humanas, asegura que las siguientes aventuras de Ros seguirán produciéndose en el extranjero. «El próximo libro será en Nueva York. Y me gustaría llevar a Víctor en un futuro a París», confiesa.

Este «profesor que escribe», como se define él mismo, quedó muy satisfecho por la representación televisiva que se hizo de su obra. No solo por la inspiración que le ofreció Helio Pedregal, sino por toda la recreación histórica que se realizó. «Televisión Española terminó muy contenta con las audiencias de la serie y con el producto. Además, ganó bastantes premios en Hamburgo y en Nueva York», comenta el padre de Víctor Ros.

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