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Imagen de archivo de Santiago Carrillo.
Julius Ruiz: «Carrillo estaba al tanto de las matanzas de Paracuellos»

Julius Ruiz: «Carrillo estaba al tanto de las matanzas de Paracuellos»

El hispanista aborda los asesinatos de los presos políticos del Madrid republicano en 'Paracuellos. Una verdad incómoda'

José Luis Álvarez

Domingo, 1 de noviembre 2015, 07:46

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El papel del Gobierno de la República en la matanza de Paracuellos del Jarama, el 'modus operandi' de las falsas "evacuaciones" de las cárceles que realizaba la temida 'checa de Fomento' trasladando a los presos hacia el lugar de los fusilamientos o el grado de implicación y conocimiento en los hechos por parte del responsable de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, el joven Santiago Carrillo, son abordados por el hispanista británico Julius Ruiz en el libro 'Paracuellos. Una verdad incómoda' (Espasa).

A juicio de este profesor de Historia de Europa en la Universidad de Edimburgo, lo ocurrido en la localidad madrileña "es la peor atrocidad republicana de la Guerra Civil", con 2.500 ejecutadas entre el 28 de octubre y el 4 de diciembre de 1936. "Es una matanza envuelta en un mito que ha generado mucha polémica y, desde mi punto de vista, un debate muy pobre sobre los hechos. Se cuentan muchas cosas que no tuvieron lugar", apunta.

Julius Ruiz explica tras el alzamiento contra la República los presos políticos en las cárceles madrileñas eran "un problema", porque consideraban a los reclusos "quintacolumnistas, espías o enemigos peligrosos". Según este investigador estudioso de la Guerra Civil, nunca se sabrá el número exacto de personas que fueron asesinadas en Madrid a lo largo de la contienda. Con las cárceles repletas, "el Gobierno dejaba que otros actuaran en su nombre, como fue el caso del Comité Provincial de Investigación Pública, la llamada 'checa de Fomento', cuyos miembros fueron los que organizaron e impulsaron esa solución radical, criminal, para el problema de las prisiones".

Para sacar a los reclusos, según Julius Ruiz "emitían órdenes falsas de libertad o de traslado", lo que llamaban "evacuaciones". De esos trasladados se informó a la Dirección General de Seguridad para formalizarlas, cuyo responsable era Manuel Muñoz, y al ministro de Gobernación, Angel Galarza, por lo que Gobierno antes de salir de Madrid ante la llegada de las tropas de Franco rumbo a Valencia "estaba al tanto de lo que estaba ocurriendo". "Fueron cómplices y posteriormente protegieron a los asesinos", añade el autor que destaca que "había que eliminar la amenaza en una situación de guerra total, donde el enemigo puede estar en todos los sitios. Como decía Santiago Carrillo en sus memorias 'la guerra es la guerra' y en todas las guerras hay daños colaterales".

Este hispanista afirma con rotundidad que Carrillo "sabía desde el primer momento" el asunto de las también llamadas 'sacas' hacia Paracuellos. "Era una operación en marcha que posteriormente él la adoptó como proyecto suyo, facilitó todo el apoyo logístico y también político". Julius Ruiz apunta que la aprobación de las evacuaciones era firmada por Segundo Serrano Poncela, amigo íntimo y colaborador en Orden Público de Carrillo. De hecho, el libro cita un comentario de Poncela en que afirma que "perdí mi honor en beneficio de mi amigo". "Que Carrillo estaba al tanto de la matanzas, incluso participó en algunas de las reuniones en las que hablaron de la logística, de eso no hay duda ninguna", dice el autor.

En todo caso, este historiados detalla que, "al igual que Hitler nunca firmó una orden directa para matar a todos los judíos europeos, Carrillo tampoco lo hizo, lo dejó para su amigo íntimo Serrano Poncela". Aunque quien aprobaba los traslados era Segundo Serrano Poncela, amigo íntimo de Carrillo y colaborador suyo en Orden Público, éste «estaba al tanto de la matanzas, incluso participó en algunas de las reuniones en las que hablaron de la logística, de eso no hay duda ninguna», reitera.

Julius Ruiz reconoce que nunca habló con Santiago Carrillo, porque "no iba a decir la verdad sobre Paracuellos. Tengo bastantes testimonios de él. Él no quería hablar con historiadores que hicieran preguntas difíciles sobre Paracuellos". Respecto a su papel tras la muerte de Franco, el historiador reconoce que Carrillo "fue un hombre de Estado y fue clave en la Transición. Pero hay que poner a Carrillo en su propio contexto, en los años 30, cuando actuó como lo hiceron otros, con la diferencia que él era el responsable de Orden Público".

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