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Pablo Aranda, autor de ‘El protegido’.
Pablo Aranda aborda las emociones en clave de misterio

Pablo Aranda aborda las emociones en clave de misterio

El novelista publica ‘El protegido’, una novela negra que se convierte en un relato intimista

Antonio Paniagua

Lunes, 15 de junio 2015, 00:30

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El escritor Pablo Aranda arma una trama policial para contar en realidad un relato de corte intimista sobre la transición de la juventud a la madurez. En El protegido (Malpaso), el narrador brinda al lector un agudo relato sobre las pasiones, los afectos cambiantes y las contradicciones de la condición humana. Al mismo tiempo, Aranda recurre al género policial pero se aparta de sus servidumbres, porque lo que pretende destripar los males de una sociedad decrépita.

El libro cuenta la historia de Jaime, un tipo que se resigna a una vida aburrida y sin sobresaltos. Sus días los pasa trabajando en una asesoría fiscal. Es un hombre conformista, atractivo, pero con un pasado amoroso lleno de sinsabores. Un buen día acompaña a su novia a enseñar un piso que ella quiere arrendar. Y es entonces cuando se presentan dos jóvenes marroquíes que son hermanos. Abonan el importe de la fianza y se esfuman. Al cabo de un tiempo aparece el cadáver del hermano mayor. Jaime considera de justicia devolver el dinero a la familia y así lo hace. Pero a partir de ese momento empiezan los problemas.

Aranda se sirve del personaje de Jaime para reflexionar sobre la identidad, la inmigración, la familia, la frustración y la búsqueda del éxito. Cuando me pongo a escribir no tengo la novela en la cabeza. Parto de un par de anécdotas y un conflicto. He querido imprimir al relato un tono angustioso y desasosegante, dice Pablo Aranda, autor de otras novelas como La otra ciudad y Ucrania.

El protegido no es una novela negra al uso, pues el autor da gran importancia a la irrupción de las pasiones. Me obsesionaba que la trama atrapase desde el comienzo. Me interesa muchísimo el tema del desarraigo y la desubicación. En la novela pululan gentes que no han encontrado su sitio. Hay intriga, muerte y violencia, pero es una novela que pretende mostrar que no estamos preparados para afrontar las dificultades del mundo. La vida no es un juego". Al novelista le subyagan los personajes cercanos y hasta anodinos, pues permiten al lector reconocerse en ellos.

En las variopintas ocupaciones que ha tenido en los últimos años, predominan los oficios que exigen una entrega. Aranda ha trabajado dos años en una casa con enfermos mentales, viajó a la India para estar varios meses de voluntario en un hospital y ha ayudado a menores que cumplen medidas judiciales. Además ha sido profesor en la universidad de Orán (Argelia) y en escuelas de español para extranjeros.

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