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Los hierros de la estrella.
Jandillas, los toros  de las dos estrellas

Jandillas, los toros de las dos estrellas

La ganadería madre del encaste Domecq, que vive su mejor momento, estará en Fallas

JOSÉ LUIS BENLLOCH

Domingo, 11 de febrero 2018, 00:00

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Vive unos de sus mejores momentos. Es la ganadería de las dos estrellas, la de David y la estrella de la Mercedes, con las que se anuncia en sus dos versiones, Jandilla y Vegahermosa, dos marcas de un mismo producto. Su encaste está en el origen de todo, en realidad es el modelo de toro sobre el que se desarrolló el toreo contemporáneo. El tronco común que a través de distintos ganaderos y sensibilidades ha permitido diversas versiones, en realidad todas, que cubren el arco completo de comportamiento del toro de lidia en la actualidad. Desde los dulzones juanpedros, a los enclasados zalduendos, pasando por los temperamentales fuenteymbros o los agrestes cebadas, los cotizados garcigrandes o los fuertes victorianos... y así hasta el infinito se podría decir, todos vienen de un mismo origen.

La estrella de David, en realidad la estrella de los alféreces, fue durante mucho tiempo el segundo hierro de la ganadería de Juan Pedro Domecq Diez, que pasó a ser el primero cuando éste cedió a su primogénito la legendaria marca del Duque de Veragua que había adquirido su padre. Su denominación proviene del nombre de la finca donde se inició esta experiencia ganadera, en Vejer, a la vera de la laguna de La Janda. Por su parte, la estrella de la Mercedes, que fue la marca con la que la familia de Javier Molina herraba sus ganados tras haber pedido permiso a los fabricantes alemanes, distingue en la actualidad a los toros de Vegahermosa, propiedad como Jandilla de la familia Domecq Noguera. En realidad, Jandilla y Vegahermosa son una misma ganadería con dos marcas diferentes.

La historia de los toros de Domecq comenzó cuando Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, afamado vinatero de Jerez, allá por los años treinta, entendió que la comercialización de sus vinos necesitaba de un vía de penetración social y que no había mejor embajador que los toros, así que sin tener especial vocación ganadera compró la vacada de Veragua, la misma que fundase Fernando VII, eliminó los toros que venían con el legendario hierro, los célebres veragueños entre los que predominaban los de pelo jabonero, y la formó por consejo de su amigo Mora Figueroa con ganados de Tamarón y Conde de la Corte, ganadería que habían estado en sus manos y de la que había tenido que desprenderse por razones económicas. La operación fue todo un éxito, en lo que se refiere a la comercialización de sus vinos, que utilizaban el relieve social que daban sus toros en la grandes ciudades en fiestas para hacerse visibles, y en cuanto al triunfo de los propios toros que desde entonces no sólo coparon las ferias sino que extendieron su sangre por prácticamente todo el campo bravo español.

Vuelven a Valencia

En Valencia volverán por Fallas con los dos hierros. El pasado año triunfaron y permitieron que Paco Ureña iniciase su escalada a la cima. Aquel día lidió un encierro modélico en presentación y bravura, tónica que mantuvo -e incluso superó- en otras grandes plazas como Sevilla, Pamplona o Madrid, donde como ha escrito Ángel Berlanga tardará tiempo en olvidarse el juego de 'Hebreo' que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre y que, quizá, mereciera los honores del indulto.

En palabras del ganadero el triunfo de Madrid, la tarde del toro 'Hebreo' supuso la culminación de una excelente trayectoria. Este toro, que le correspondió en suerte y nunca mejor dicho, a Castella, era hijo de un toro indultado por Serafín Marín en Barcelona el último año que allí hubo corridas. Y ante el dilema sobre si debió ser indultado o no, sin entrar en polémica sí quiso puntualizar que «el indulto es básico en el futuro de la Fiesta porque nos permite a los ganaderos mejorar la selección». Pero la corrida más completa del año, en opinión del ganadero, fue la lidiada en Nimes donde, esta vez sí, se indultó a 'Pañero' pese a que según el mismo hubo dos toros mejores.

Otro clima, otro carácter

En la actualidad la vacada es dirigida desde hace unos meses por Borja Domecq Noguera, cuarta generación de la familia ganadera, biznieto del Juan Pedro que descubrió la imagen del toro como portador de valores, nieto del Juan Pedro Domecq y Diez a quien todos reconocen como el gran hacedor del encaste e hijo de Borja Domecq Solís. Los toros pastan en las fincas extremeñas de Don Tello y Los Quintos, donde emigraron desde las tierras jerezanas cuando la rentabilidad agrícola de aquella región le ganó la mano a la ganadería extensiva y les obligó a buscar nuevos territorios de acogida. En las dehesas de Extremadura, tierra de promisión para el bravo, aunque de mucha calidad, con agua, buen clima y buenos techos, así se refieren los camperos a las zonas arboladas que les darán cobijos, los ganados sintieron el cambio de hábitat, más extremo, más rudo, menos suave que el de la baja Andalucía y necesitaron de un tiempo de adaptación que superaron con nota alta, al punto que ahora aquellas dehesas se consideran paraísos del bravo.

En cuanto al toro del futuro el ganadero afirma que hay que adaptarse a los gustos del público que está pidiendo «más vivacidad y movimiento».

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