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CARMEN VELASCO
VALENCIA.
Jueves, 25 de enero 2018, 00:18
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«Que escuche al sector y no sólo a sus asesores». Esta es la petición de Enrique Fayos a la concejal de Acción Cultural del Ayuntamiento de Valencia. El empresario, responsable junto a su hermana Mª. Ángeles Fayos de Olympia Metropolitana (una de las empresas del mundo teatral de mayor relevancia en la Comunitat, reclama mayor interlocución con la edil María Oliver, quien «ha retirado las ayudas al teatro privado» de la ciudad.
La voz autorizada de Enrique Fayos, que gestiona el teatro privado más longevo de Valencia (el Olympia supera los 100 años de vida), se suma a la de otros responsables de escenarios privados de Valencia, como Sala Russafa o Espacio Inestable, y a la de compañías valencianas, como Taiat Dansa y Titoyaya. Todas ellas cuestionan la política teatral de Acción Cultural por varios motivos: la retirada de ayudas a sala privadas, el reparto con «criterios subjetivos» de las subvenciones a las formaciones artísticas y el cierre durante más de un año de Espai Mutant junto con el despedido de sus trabajadores.
Fayos realizó estas declaraciones antes de la rueda de prensa de presentación de 'La cantante calva', que se estrenó ayer en el Olympia. «La concejal María Oliver considera que los teatros no hacen cultura sino ocio. ¡Basta ya!», lamentó. «Nos toma el pelo. No sólo no apoya el teatro privado si no que no sabe valorarlo». Aprovechó el 'leit motiv' de la pieza de Ionesco, la incomunicación, para señalar la falta de comunicación del sector teatral con la concejal, situación que consideró «un absurdo». El empresario emplazó a la concejal a que reflexione sobre su posición y a que «escuche al sector y no sólo a sus asesores».
En declaraciones a LAS PROVINCIAS, Fayos fue tajante: «Acción Cultural daña al sector de las artes escénicas» de la ciudad. A su juicio, el Ayuntamiento ha de destinar recursos no sólo a las salas públicas sino también a las privadas porque ambos completan la oferta cultural que reciben los ciudadanos.
Como publicó este periódico el pasado octubre, el Ayuntamiento eliminó las ayudas al mantenimiento de las salas privadas. De los 300.000 euros que Acción Cultural ha destinado a las artes escénicas de la ciudad -un 30% más que el año pasado- ningún euro ha ido a parar a estos espacios. Los propietarios no ocultan su malestar. «Hemos sostenido durante los últimos tiempos la cartelera escénica de la ciudad en sustitución de los teatros públicos», sostienen. «Ha sido una decepción porque desde hace años había ayudas públicas a las empresas», aseguraba a este periódico uno de los responsables de Sala Russafa, Juan Carlos Garés. En este sentido, desde Espacio Inestable, Jacobo Pallarés, resaltaba que la nueva orden de ayudas «no beneficia al sector de manera conjunta» y, además, instaba al Ayuntamiento a que aumente el presupuesto para reactivar al sector.
«Desde la concejalía de Acción Cultural no entienden lo complicado que es mantener una empresa y que, además, sea un negocio sostenible. No se dan cuenta de las dificultades. Se pueden tener criterios diferentes pero que no excluya a una parte del sector. Las artes escénicas no se han recuperado de los recortes que vinieron con la crisis y que fueron de un 80%. Hay un criterio político que excluye a las salas», dijo en aquel momento la presidenta de la Associació d'Empreses d'Arts Escèniques del País Valencià (AVETID).
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