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Milos Forman en una imagen de 2004. Reuters

Muere Milos Forman, el gigantesco director de 'Amadeus' y 'Alguien voló sobre el nido del cuco'

Ganador de dos Oscar, el director checo exiliado en Estados Unidos entendió siempre su cine como un cuestionamiento a la figura de la autoridad

oskar belategui

Sábado, 14 de abril 2018, 09:30

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A los nueve años, Milos Forman (Cáslav, Checoslovaquia, 1932) vio cómo sus padres, un profesor judío y una madre protestante, eran arrestados por la Gestapo. Murieron en los campos de concentración nazis. Compañero de pupitre de Vaclav Havel y Milan Kundera, Forman ahogó su angustia convirtiéndose en el director checo más inteligente y transgresor, hasta que los tanques rusos pusieron un abrupto final a la Primavera de Praga y le condenaron al exilio. El ganador de dos Oscar al mejor director, en 1976 por 'Alguien voló sobre el nido del cuco' y en 1985 por 'Amadeus', ha muerto a los 86 años en su casa de Connecticut tras una corta enfermedad, según ha informado su mujer, Martina. «Murió tranquilamente el viernes, rodeado de su familia y amigos más cercanos», ha dicho su viuda.

Forman siempre se caracterizó por su compromiso crítico con la sociedad que le tocó vivir. De ahí que formase parte de dos movimientos cinematográficos que cuestionaban severamente los poderes establecidos. En primer lugar militó en la Nueva Ola Checa, que criticaba los defectos del régimen socialista; más tarde brilló en el llamado Nuevo Hollywood, que en los años 70 se cuestionó la fractura social, racial y sexual de EE UU, así como la intervención en Vietnam y el abuso de poder de los Gobiernos USA.

El autor de 'Hair' amoldó a América su humor oblicuo y agridulce para seguir cuestionando la autoridad. Si antes querían obligarle a reflejar un socialismo humanista, Hollywood le pidió en vano un retrato amable del capitalismo. «Viví bajo un régimen totalitario en el que existía la censura de la presión ideológica», contaba a EL CORREO en 2006, cuando estrenó su último y decepcionante filme, 'Los fantasmas de Goya'. «Ahora vivo en un país en el que si existe alguna presión es la comercial. Sin duda prefiero esta última, porque al menos en ella deciden miles de personas y no una sola».

Temas 100% americanos

Forman desarrolló su sentido de la observación al criarse con un tío tendero. «Ya sé que hay artistas que viven en su propio mundo y no lo necesitan, pero mis películas hablan de la gente», defendía. Graduado en la famosa y elitista Academia de Música y Arte Dramático de Praga, fue uno de los fundadores del grupo Lanterna Magika, uno de los primeros del mundo en experimentar con formatos multimedia. Empezó su romance con el cine escribiendo guiones para otros directores hasta que su debut cinematográfico en 1964, 'Pedro el Negro', ganó el Festival de Locarno y le ayudó a ganarse la simpatía de los jerarcas checos.

Así fue cómo pudo rodar 'Los amores de una rubia' y '¡Al fuego, bomberos!', comedias preñadas de una ironía y mala leche que le consagraron ante la crítica internacional. En 1971, ya en el exilio, firma 'Juventud sin esperanza', una sátira de la burguesía americana que no dejaba títere con cabeza: la contracultura, el rock, las drogas... Por desgracia, nadie pareció entenderla, así que Forman, dispuesto a que no le consideraran un cineasta europeo, no solo adquirió la nacionalidad estadounidense, sino que buscó a partir de entonces temas americanos al cien por cien.

'Alguien voló sobre el nido del cuco' (1975) es una obra fundamental del Hollywood de los 70. Adapta una popular novela antiautoritaria de Ken Kesey, uno de los textos claves del espíritu de su época, donde un manicomio se erige en metáfora de la condición humana. El filme se llevó cinco Oscar, entre ellos los de mejor película, director y actor protagonista (Jack Nicholson). La exploración de la historia y mitología americana proseguiría cuatro años después con 'Hair', traslación a la pantalla de un musical que capturaba el espíritu hippy. Por desgacia, se estrenó cuando ya menguaba el movimiento Flower Power.

'Ragtime', en 1981, era un proyecto que estuvo sobre la mesa de Robert Altman. Una ambiciosa investigación novelada sobre la turbulenta transición de EE U del siglo XIX al XX a partir de la novela de E. L. Doctorow. En 1984, Forman se permitió cambiar de registro en 'Amadeus', opulenta adaptación de la obra teatral de Peter Shaffer, rodada parcialmente en su Checoslovaquia natal. Su segundo Oscar como director recompensó una irreverente aproximación a la figura de Mozart, que quebrantaba audazmente varias normas de Hollywood, desde la maera de presentar un personaje histórico como un niño caprichoso hasta disertaciones sobre música clásica, no accesibles a todos los públicos.

«Ningún estudio quería financiar 'Amadeus'», contaba

Gracias al formidable éxito de 'Amadeus', Mozart fue superventas y el compositor Antonio Salieri ha quedado para la Historia como la personificación de los celos y de la inquina hacia el talento ajeno. «Ningún estudio quería financiar 'Amadeus'», contaba su autor. «Se preguntaban: '¿Una película sobre un músico de época? Si nadie le conoce'. Y repasaban el dinero que habían dado este tipo de películas». 'Valmont' (1989) era otro filme de época basado en la novela libertina 'Las amistades peligrosas', de Pierre Choderlos de Laclos. Su mala suerte fue coincidir en el tiempo con otra adaptación a cargo de Stephen Frears.

Milos Forman dirigió solo dos títulos en los 90, pero vaya títulos. 'El escándalo de Larry Flynt' se atrevía a algo tan osado como humanizar a un pornógrafo, un personaje que solo podía existir en Estados Unidos. La magna 'Man on the Moon' abordaba la figura de Andy Kaufman, un cómico que llevó hasta las últimas consecuencias su deseo de hacer reír al público. ¿Hasta dónde llega el sentido de la provocación en el mundo del espectáculo?, se interrogaba un filme conmovedor, ignorado olímpicamente en su estreno al calificarse como «una de Jim Carrey».

De nuevo, el individuo frente al sistema. «¿Se acuerda de la enfermera de 'Alguien voló sobre el nido del cuco'?», preguntaba Milos Forman a este periodista. «Ella es el Partido Comunista».

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