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'El hombre cactus' (1939), de Julio González. LP
Cima escultórica del siglo XX

Cima escultórica del siglo XX

'Las constelaciones' de Julio González, realizada en el IVAM con fondos del museo, eleva el espíritu por su serenidad y belleza

Rafa Marí

Sábado, 23 de septiembre 2017, 21:16

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Hace ya seis meses que el IVAM inauguró ‘Las constelaciones de Julio González. Entre la representación y la abstracción’, realizada con fondos del propio museo. Estará en cartel cuatro meses más (hasta el 14 de enero). A quien no la haya visto se la recomiendo vivamente. Esta nueva relectura de Julio González (Barcelona, 1876- Arcueil, Francia, 1942) subraya dos cosas. Una, que las obras del artista catalán (residió en París desde 1899, allí fue amigo y en algunos aspectos también maestro de Picasso) son una cima escultórica del siglo XX, un legado cuya contemplación eleva el espíritu por su serenidad y emocionante belleza. Dos, que la colección del IVAM es extraordinaria por su calidad y amplitud. En posible que se establezca en Valencia una rivalidad (permítanme la especulación periodística) por el tema de las colecciones. En ese caso, el IVAM ocuparía el puesto de honor gracias a sus más de 30 años de ‘estar en el tajo museístico’. Posee una colección extraordinaria iniciada a partir de 1985 con la adquisición (y donaciones) de 400 obras de Julio González, aportadas por las herederas del artista, Carmen Martínez y Viviane Grimminger. A este arranque del IVAM se sumó después la Colección Pinazo, con 100 pinturas y casi 400 dibujos del artista, fruto en gran parte de la donación de la familia Pinazo. La obra de Julio González y la de Ignacio Pinazo Camarlench (Valencia, 1849- Godella, 1916) son decisivas como origen de la modernidad artística.

La exposición del IVAM, comisariada por Josep Salvador, se ha planteado como un diálogo contemporáneo entre Julio González y once artistas posteriores (Andreu Alfaro, Martín Chirino, Georg Herold, Jacques Lipchitz, Miquel Navarro, Jaume Plensa, Reiner Ruthenbeck, Joel Saphiro, David Smith y Toni Smith). He ido en cuatro ocasiones a ver estas constelaciones y en las cuatro quedé embobado -como si las viese por primera vez- con las obras de Julio González, pero especialmente ante tres de ellas: la canónica ‘Femme au miroir’ (en hierro, 1936-37), la imaginativa sencillez de ‘Masque d’adolescent’ (hierro forjado, tallado y soldado, 1929-1930) y mi obra preferida, ‘El hombre cactus’ (hierro forjado y soldado, 1939), que siempre me hace especular con algo tan cinéfilo y cogido por los pelos como posiblemente cierto: la inquietante película británica de ciencia-ficción ‘El experimento del doctor Quatermass’ (Val Guest, 1955), le debe su principal hallazgo a ‘El hombre cactus’. Habría que investigar en la biografía de Guest para averiguarlo.

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