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El maestro israelí Yaron Traub. :: J. MONZO
El fin de la era de Yaron Traub

El fin de la era de Yaron Traub

El maestro israelí dirigirá tres conciertos la próxima temporada y todo apunta a que no se desligará del todo de la formación

CÉSAR RUS

Viernes, 26 de mayo 2017, 00:36

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Con el concierto de esta tarde, Yaron Traub cierra su titularidad al frente de la Orquesta de Valencia. La próxima temporada dirigirá tres conciertos y todo apunta a que no se desligará del todo de la formación. Pero lo cierto es que su época ha llegado a su fin. Han sido doce años transcendentales para la agrupación que han transformado a la orquesta y a su lugar dentro del panorama nacional. Se despide esta tarde interpretando a Strauss y Wagner. Strauss es el autor con el que se presentó en 2003 y uno de sus compositores «fetiche» junto con Mahler. Lo hace, además, con una obra como la suite de 'El caballero de la rosa'. Se trata de una obra de renuncia, de despedida, pero también de gran generosidad. Es una buena manera de despedirse y un buen retrato de la forma de ser del maestro. El tiempo compartido entre la Orquesta de Valencia y Yaron Traub llega a su fin, llega el momento de la despedida, pero es un adiós dulce y sin rencores. La vida sigue y cada uno sigue su camino, pero eso no resta intensidad y profundidad al tiempo vivido juntos.

El maestro israelí llegó por sorpresa. Todo apuntaba a que Carlo Rizzi sería el sucesor de Gómez-Martínez en 2005. Desde la subdirección de música, ocupada por Ramón Almazán, esa era la apuesta. Sin embargo, Yaron Traub había había impresionado en la primavera de 2003 con una memorable versión de la 'Sinfonía doméstica' de Strauss consiguiendo un sorprendente éxito de público y, sobre todo, convenciendo a los músicos. El joven director tenía el aval de haber sido asistente de Daniel Barenboim en Chicago y Bayreuth y al final la dirección del Palau apostó por el nuevo talento.

Traub heredó de Gómez-Martínez una orquesta que había avanzado un mundo a nivel técnico desde la titularidad de Manuel Galduf (que estuvo 14 años al frente de la orquesta) y había aumentado su nivel de profesionalidad; sin embargo, tenía notables carencias, en particular en la cuerda. Desde el primer momento el maestro israelí trabajó ese aspecto y los resultados se empezaron a notar ya el primer año. Lo cierto es que esa mejora de la sonoridad y calidad de la cuerda es la mayor herencia técnica que Traub deja a la orquesta. Así lo señaló el propio Daniel Barenboim en una entrevista concedida a este periódico en febrero, después de su última actuación en Valencia con la Orquesta.

Pero paralelamente a esta mejora técnica, Traub se volcó también en la mejora artística de las interpretaciones. Gómez-Martínez era una director de gran calidad y precisión técnica, pero de estilo interpretativo algo árido. Eso daba lugar a versiones frías y distantes. Traub cambió eso desde el primero de sus conciertos. Demostró un gran talento para el discurso sinfónico, en especial en el repertorio romántico (centro de su repertorio). Al respecto, cuando en 2006 Zubin Mehta acudió al Palau a escuchar a Traub dirigir la octava de Bruckner, se sorprendió de que fuese la primera vez que el maestro israelí la dirigía. El público lo reconoció desde inmediatamente y el sentido del fraseo del director y su sentido de la expresividad sirvió de base para el idilio entre el maestro y el público valenciano, un idilio que dura hasta el día de hoy.

El tercer pilar que ha sustentado la titularidad de Yaron Traub ha sido su estrecha relación con artistas de primer nivel. El propio Daniel Barenboim es un buen ejemplo y, de hecho, la Orquesta de Valencia es la orquesta española con la que más ha trabajado. Pero además, también gracias a él, se ha contado durante todo este tiempo con la presencia de una artista de primer nivel como es Waltraud Meier, quien ha cantado prácticamente todo su repertorio de lied sinfónico e incluso una parte importante del operístico en forma de actos de óperas. La última vez fue hace solo unas semanas con la tercera de Mahler. Además, otros artistas han colaborado con la orquesta gracias a la presencia de Traub, como Radu Lupu.

Por último, otro de los hitos de su época como director es el empadronamiento del repertorio romántico. Traub es un director centrado en el repertorio alemán del siglo XIX y principios del XX, y el trabajo en ese tipo de música ha dado sus resultados. Solo bajo su dirección nuestra orquesta ha podido afrontar la integral sinfónica de Beethoven a gran nivel, y solo bajo su batuta, autores como Schumann han convencido desde los atriles de la agrupación valenciana. El último de esos hitos tuvo lugar esta misma temporada cuando se interpretó una obra tan exigente como la octava de Mahler. Compositor, por cierto, que ha sido uno de los grandes autores de su titularidad.

Sin embargo, en los últimos años su trabajo ha vivido cierto declive. Había en la orquesta y en un sector del público la sensación de estancamiento. El repertorio de Traub tendía a ser algo repetitivo y la formación, cada vez más, caía en cierta rutina. Hace un año se filtró una encuesta de los músicos que decía que la mayoría de los profesores consideraban que debía ser sustituido. Desde ese momento estaba claro que su tiempo como titular llegaba a su fin.

Deja una orquesta mejor de la que se encontró, en estos años ha ganado prestigio y calidad, además de reconciliarse con su público. Pero también deja una orquesta con grandes retos por delante. En primer lugar, los actuales responsables del Palau no han previsto con suficiente antelación y diligencia su sucesión, lo que obliga a un poco recomendable periodo de transición sin titularidad. Por otra parte, queda pendiente una profunda reforma del funcionamiento interno de la orquesta que la modernice y la lleve al siglo XXI.

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