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CARMEN VELASCO
Miércoles, 24 de mayo 2017, 23:41
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Al escenario del Principal se sube mañana «esa España obscena y deprimente, en la que regentea hoy la canalla», como escribió Luis Cernuda. Es la España que cinceló Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) a través de personajes enfangados en la corrupción, subidos al barco de la codicia y ensangrentados de ambición. No es la mejor imagen del país, pero es tan verídica como aquellas personas que saltan al titular con frases como «soy la madre superiora de la congregación, traspasa dos misales», declarándose «yonki del dinero» o proclamando aquello de «estoy en política para forrarme». La realidad, a diferencia de la ficción, no necesita demostrar la verosimilitud.
Chirbes supo descifrar con su prosa lúcida y su voz crítica la sociedad corrupta y putrefacta de la última década. Ahí están 'Crematorio' (2007) y 'En la orilla' (2013), dos hachazos literarios a la bonanza económica y la crisis. Dos títulos que funcionan como espejo de los últimos años del país. La primera fue adaptada a la televisión y la segunda se sube desde mañana a las tablas del teatro Principal de Valencia, tras estrenarse en Alicante y representarse en Madrid.
'En la orilla' busca trasladar la novela al escenario en un intento por mantener vigente el espíritu de Chirbes de «denunciar lo denunciable», «no dejar títere con cabeza» y «reflejar la toxicidad de las élites», según Adolfo Fernández, director de la pieza teatral y responsable de la adaptación junto a Ángel Solo.
Transformar las 400 páginas de la novela en un texto de dramaturgia «no ha sido fácil», admite Fernández, quien dedicó al proyecto teatral tres años. En una hora y 40 minutos se narra «la trágica historia de España» y se sumerge en las consecuencias de una crisis «que trasciende lo económico».
En la adaptación han buscado la fidelidad a la trama y al texto, pero se han permitido la licencia de incluir tres frases a los personajes de la obra. Se trata de tres sentencias 'prestadas' por Francisco Granados («un volquete de putas»), Díaz Ferrán («en este país hay que trabajar más y cobrar menos) y Carlos Fabra («el aeropuerto del abuelo»). Son expresiones que demuestran que la realidad supera a veces el teatro.
La obra parte de lo pequeño, el pueblo de Olba, para desnudar la condición humana y evidenciar la vulnerabilidad de los individuos. La pieza indaga en «la corrupción moral a la que estamos expuestos», en palabras de Sonia Almarcha. La alicantina ensalzó la facultad de Chirbes de «poner en palabras lo que pensamos y lo que somos. Es, como Lorca, certero». La intérprete, que también participó en la serie 'Crematorio', defendió el carácter mediterráneo del texto de Chirbes porque en los personajes, dijo, «se refleja nuestra idiosincracia que pasa por la socarronería, de cómo afrontar las cosas sin hacerlo y de decir las cosas sin decirlas».
Almarcha tildó 'En la orilla' de pieza necesaria, algo que suscribe Rafael Calatayud. Chirbes «va a saco» y sirve un texto que funciona como «espejo donde se mira el público», según el actor valenciano, quien aseguró que el espectador sale «revuelto» de la función, porque algunas personas «no quieren ver».
'En la orilla' es una producción impulsada por la Diputación de Valencia con La Pavana, el Centro Dramático Nacional, K Producciones y Emilia Yagüe Producciones. Completan el elenco César Sarachu, Yoima Valdés y Marcial Álvarez.
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