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CARMEN VELASCO
Sábado, 29 de abril 2017, 21:33
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El dato resulta desalentador para aquellas personas que quieran dedicarse al arte y una losa para los que tratan de vivir de sus creaciones: el 46,9% de los artistas españoles recibe menos de 8.000 euros al año por su trabajo, es decir, menos que el salario mínimo interprofesional. Los creadores plásticos, en su mayoría, se mueven en la precariedad económica y en la inseguridad laboral. Estas circunstancias marcan su vida profesional y de forma insondable su vida personal. Así se desprende de 'La actividad económica de los/las artistas en España', un estudio realizado por Marta Pérez Ibáñez e Isidro López Aparicio. Los autores presentaron este sábado el informe en el Centro del Carmen.
Los profesionales que se dedican al arte contemporáneo «son trabajadores mayoritariamente autónomos y con un alto grado de desempleo, con ingresos que en su mayor parte apenas rondan el salario mínimo interprofesional, con serias dificultades para hacer frente a los gastos habituales y con menor capacidad que la media nacional para hacer frente a una hipoteca o para mantener a personas dependientes, con pocos años de cotización a la Seguridad Social y con la consecuente inseguridad ante las futuras prestaciones de jubilación», destacan los autores, quienes consideran que su estudio «desmonta con cifras y datos los tópicos atribuidos a los artistas», matiza López-Aparicio.
El informe radiografía la realidad de los artistas valencianos. En algunas variables quedan peor parados que el resto de colegas, como en los ingresos, pero en otros segmentos, como en el asociacionismo y su vinculación con la red de galerías, salen fortalecidos. Pérez Ibáñez señala que «el 57% de los artistas valencianos ingresan menos de 8.000 euros al año frente a la media nacional que se sitúa en el 46,9%» y el 43% de los encuestados de la Comunitat se declaran desempleados, un porcentaje que en España se sitúa en el 28,8%.
«Valencia se caracteriza porque muestra mayor precariedad en cuanto a los ingresos totales y al porcentaje de la retribución por actividades artísticas, si bien destaca en otros aspectos, como la importancia de las asociaciones de artistas en la defensa de los derechos de este sector», apunta Pérez Ibáñez, quien destaca la fortaleza de los creadores con la red de galerías. «Estos espacios son los aliados de los artistas», destaca la profesora.
Sobrevivir del arte
«El artista sigue trabajando a pesar de no poder rentabilizar su trabajo, a pesar de tener que dedicar parte de su tiempo a otras actividades más lucrativas, a pesar de saber que no puede considerar su trabajo como cualquier otro profesional como una forma de sustento, como una fuente de ingresos estable», reza el estudio. En España no se vive del arte, como mucho, se sobrevive. Menos del 15% de los artistas manifiesta que puede vivir sólo del arte y únicamente el 3% considera que es satisfactoria y su única fuente de ingresos, según el estudio, quien reivindica al creador como «los mayores mecenas de la actividad artística en España». Y, como afirma López-Aparicio, la mayoría de las ventas es de piezas con un precio inferior a 500 euros.
La economía no puede dejar de lado a la cultura porque los artistas son creadores, sí, pero esta faceta no los exime de ser considerados trabajadores. No sirve como consuelo y tampoco lo es: la precariedad de los creadores plásticos es compartida con muchos otros creadores de las industrias culturales. Esta situación, insisten los autores, «corre el riesgo de pasar factura al desarrollo cultural de nuestro país». «El arte del futuro se hace en el presente. No todo es mirar al pasado, ni las creaciones de los clásicos. No hay voluntad de construir un modelo de futuro», resalta Lopez Aparicio, quien enfatiza en que el arte contemporáneo «no está subvencionado». «Exige más financiación pública para los artistas plásticos y para sus asociaciones, junto con una mayor implicación de los museos públicos con los creadores contemporáneos en los museos públicos.
«A diferencia de cualquier otro profesional, que se dedica a su actividad mientras recibe una retribución por ella o cambia de trabajo según sus necesidades y circunstancias, el artista sigue creando, quizá por necesidad, quizá porque la pulsión creadora es más fuerte que las necesidades económicas. La actividad expositiva no se ha abandonado ni siquiera en los momentos más delicados de la crisis, incluso cuando han desaparecido las galerías de referencia y los artistas han debido encontrar espacios alternativos o sus propios estudios para mostrar su obra, participando en proyectos compartidos, reduciendo los gastos al máximo, buscando financiación en el micromecenazgo, en la cocreación, mostrando una generosidad y un deseo de compartir su actividad con la sociedad dignas del mayor reconocimiento. El artista sigue creando a pesar de las crisis, de las vicisitudes, porque crear le es necesario para vivir», detalla el estudio que parte de un muestreo de 1.100 encuestados.
Los creadores de hoy nada tienen que ver con el de los años 70 u 80. Existe un «perfil de artista nuevo, propio de las actuales circunstancias que plantea el mercado, capaz de desarrollar una gestión personal de su carrera, independiente del mercado establecido en ocasiones pero con capacidad y voluntad de establecer vínculos con galerías en determinadas situaciones y circunstancias. Es un artista que define y gestiona su imagen de marca, sus herramientas de comunicación y difusión e incluso sus propios canales de venta, socialmente activo offline y online, abierto a la movilidad e interesado por la formación y el desarrollo profesional internacional.
En definitiva, un artista del siglo XXI que está llamado a sentar las bases del sistema del arte del futuro próximo, que ya se ha convertido en un agente más a tener en cuenta, un agente con capacidad de prescribir y de definir nuevas estrategias».
Un mensaje a quien corresponda: «Es necesario que la Administración sea consciente de este problema y que busque posibles soluciones que mejore y dignifique el trabajo de los creadores españoles y les aporte además el reconocimiento que merecen ante la sociedad», reza el estudio. El presente es precario pero el futuro no tiene por qué serlo. Dicho de otro modo: si existe el progreso, la situación laboral de los creadores debería mejorar. En este sentido, el Estatuto del Artista, un documento en el que trabaja una comisión del Congreso de los Diputados, es una «herramienta imprescindible», concluyen los autores de 'La actividad económica de los/las artistas en España'.
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