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El escritor de 'El ladrón de vírgenes', David de Juan Marcos . :: LP
«Busqué una trama para hablar y reflexionar sobre  las mentiras de toda religión»
LA ENTREVISTA

«Busqué una trama para hablar y reflexionar sobre las mentiras de toda religión»

El autor presenta un libro de un importante ladrón de obras de arte y reflexiona sobre la espiritualidad en la condición humana

MARTA BALLESTER

Sábado, 29 de abril 2017, 21:35

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Su primera novela recibió entre otros galardones, el premio Premio Internacional de Novela Ciudad de Valencia Vicente Blasco Ibáñez; y con la última, 'El ladrón de vírgenes', David de Juan se consagra en el género. Esta vez sorprende con un libro sin etiquetas, sin un género definido. Bebe de todos ellos. Hay asesinatos y aventuras que esconden una reflexión profunda sobre las mentiras que encierra toda religión y sobre la importancia de la espiritualidad en la condición humana. Todo concentrado en 198 páginas de prosa cuidada y muy corregida.

-Tercer libro y en él mezcla robos, asesinatos y aventuras con reflexiones sobre la naturaleza humana, la espiritualidad o la religión. ¿A qué género diría que pertenece 'El ladrón de vírgenes'?

-Estos días han salido varias reseñas y ningún crítico ha sabido dar con la clave. Y eso es una cosa que me gusta mucho porque encasillarte en un determinado estilo literario o encasillar la novela en cierto grupo es estigmatizarla y luego sacarla de ahí es difícil. Cuando me puse a escribirla no estaba pensando en ningún género en concreto. Ni 'thriller', ni aventura, ni novela negra. Yo voy buscando el camino y el ritmo que le quiero dar a la historia sobre la marcha.

Principio impactante que desvela el final. ¿Le da más importancia al cómo a la hora de escribir?

Para mí es lo fundamental porque de un modo u otro todas las historias ya están contadas. Precisamente me pasó con esta novela. Estaba investigando sobre el mayor ladrón de obras de arte religiosas Erik el Belga durante un año cuando este de repente sacó sus memorias. Toda la documentación se me vino abajo. Por eso cómo contar la historia me da más satisfacciones que estar contando una trama extraordinaria.

Con una prosa tan cuidada que prima por encima de muchos aspectos, ¿cuánto le llevó escribir la obra?

En mis anteriores novelas la labor de documentación había sido mínimas y en esta invertí mucho tiempo. A eso hay que sumarle que soy un corrector empedernido que en un día muy bueno escribo tan sólo una página sobre la que seguiré trabajando cientos de veces más; y que esta obra se me fue de las manos llegando a tener más de 500 páginas que luego tuve que reducir a 200. Hasta que no me la quitan de las manos puedo estar eternamente escribiendo una novela.

¿La trama pide un ritmo de lectura diferente al de su escritura?

Me lo ha comentado algún lector. Al haber condensado tanto ha adquirido un ritmo tremendamente acelerado empezando bien arriba con un sacerdote degollado y dos gemelas desaparecidas. Esa fuerza la intento mantener sin agotar al lector con una prosa elaborada. Hay algunos que opinan que el hecho de no marcar los diálogos también es costoso y frena. Para mi en cambio es más rápido y es una cosa que ya incorporó el premio Nobel Saramago hace 40 años.

Las mentiras de la religión y la importancia de la religiosidad es uno de los pilares del libro. ¿Cree que en la actualidad se está perdiendo la espiritualidad?

La idea nace precisamente de ahí, de reflexionar sobre la idea de que la sociedad de hoy puede parecer menos religiosa, yo mismo no entiendo la religión, pero al mismo tiempo veo que la religiosidad es única en nuestra especie y ha perdurado hasta hoy, con lo cual debe de ser importante. Pero claro no podía ir con esa idea a mi editora porque me la echarían atrás. Busqué por tanto una trama para hablar y reflexionar sobre las mentiras de toda religión y la de Erik el Belga me vino al pelo. En resumen, me interesa buscar temas sobre los que la gente tiene ciertos prejuicios, ideas inamovibles y enseñárselas desde otro punto de vista.

Desenlace inesperado. La realidad acaba siendo distinta a lo que parece. ¿Sabía a donde quería llegar o fue el libro quien le llevó a ese final?

Confieso que había un final que 15 días antes de llevarlo a la imprenta decidí cambiarlo y darle una vuelta de tuerca. Así que se podría decir que ha sido inesperado hasta para mí.

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