Secciones
Servicios
Destacamos
MIGUEL LORENCI
Lunes, 3 de abril 2017, 23:33
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
madrid. Hace 80 años Pablo Ruiz Picasso pintó en París el 'Guernica', su grito contra la barbarie y la guerra. Un icono universal, vivo y compasivo, que lleva ocho décadas clamando contra la violencia y la sinrazón desde una vieja y maltratada tela que podría ser adecentada, que no «restaurada», cuando concluya la exposición 'Piedad y terror en Picasso: el camino a Guernica', que acoge el museo Reina Sofía hasta septiembre.
La muestra indaga en sus fantasmas, en sus monstruos y obsesiones, para radiografiar una crucial «metamorfosis» en su manera de ver el mundo y el arte que culmina en la obra más importante del artista.
A través de casi 180 obras de la pinacoteca y de más de 30 colecciones privadas e instituciones, se analiza la radical transformación que experimentó el artista malagueño hasta mediados de los años 40 del siglo XX. Algunas de las obras que recibe nunca salieron antes de museos como el Pompidou y el Picasso, de París -que cede más de veinte piezas-, la Tate Modern de Londres, el MoMA y el Metropolitan de Nueva York o la Fundación Beyeler, de Basilea.
Es quizá el momento de revisar los achaques de una tela añosa y vapuleada, trasladada casi cincuenta veces entre 1937 y 1992, que no se toca desde los años 80, cuando se barnizó para preparar su regreso a España. Una capa oxidada y que se podría retirar. «Podemos hoy quitar esos barnices sin tocar la tela, pero no se restaurará», dijo ayer categórico Borja-Villel.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.