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Así es la nueva sede del Círculo de Bellas Artes de Valencia

Así es la nueva sede del Círculo de Bellas Artes de Valencia

LAS PROVINCIAS accede al céntrico local en el que se ha instalado la entidad tras vender el palecete sobre el que pesaba una gran deuda

NOELIA CAMACHO

Domingo, 2 de abril 2017, 21:04

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El Círculo de Bellas Artes de Valencia ha dejado atrás las deudas, los problemas económicos y bancarios y su desconexión cultural con la ciudad. Muchas cosas han cambiado desde que, en diciembre de 2015, se renovara su junta directiva y accediera al cargo de presidente el artista Gerardo Stübing. Tanto ha quedado en el pasado que, a partir de este mes de abril, pretenden abrirse al futuro en un nuevo espacio. Ya no existe la losa de aquel palacete en la Calle Cadirers que les generó una enorme deuda con una entidad y que asfixió tanto sus cuentas como su posible supervivencia.

La venta del impresionante edificio a un grupo educativo por 1,2 millones de euros hace unos meses no sólo alivió sus arcas sino que les obligó a hacer las maletas y buscar un espacio donde reubicarse. Sin ayuda pública y con un pequeño 'colchón' económico que les va a permitir mantener la actividad durante unos años, el Círculo de Bellas Artes estrenará sede en pocas semanas.

LAS PROVINCIAS ha entrado en primicia en el nuevo local del Círculo de Bellas Artes, un bajo situado en la calle Maldonado, en el número 48, y que antes era una Escuela de Música. El encargado de mostrar estas nuevas instalaciones es el propio Stübing, el capitán de un centenario barco artístico y cultural que ha luchado por no hundirse. Ahora, tras unos meses de trabajos para adecuar el espacio -y que aún no han finalizado del todo- y una mudanza en la que se ha aprovechado «lo necesario e imprescindible» del otro edificio, poco a poco todo comienza a estar a punto para celebrar una gran inauguración este mes.

La nueva sede del Círculo es un céntrico local de 300 metros cuadrados que cuenta con una sala de exposiciones, un despacho, varias aulas -una de ellas bastante grande, que acoge los talleres de dibujo de la entidad y que se puede convertir en un salón para actos, charlas, conferencias y reuniones-, una recepción, dos baños y distintos almacenes repartidos por el espacio.

Una de estas últimas estancias custodiará los fondos artísticos que conserva la centenaria institución, fundada en 1893. Las obras de Joaquín Sorolla, Mariano Benlliure, Ignacio Pinazo, Benedito o Pons Arnau, entre otros grandes artistas de los siglos XIX y XX, que están en la actualidad en un depósito fuera de la ciudad, podrán instalarse en este nuevo enclave. Entre las previsiones de los gestores de la institución está la de acondicionar uno de los espacios con todas las medidas de seguridad y de conservación de las piezas que requiere una colección de estas características.

Asimismo, también prevén que la sala de exposiciones, que tiene una salida a la calle, se mantenga abierta al público durante varios días a la semana y que no sólo albergue muestras de los propios fondos del Círculo. «La idea es que puedan mostrarse aquí las creaciones de otros artistas, sobre todo gente joven. Tenemos un coordinador artístico que se va a encargar de organizar las exhibiciones», asegura.

El recorrido por la nueva sede se inicia en el 'hall', coronado por una impresionante lámpara de cristal y una gran estantería con el fondo documental que es propiedad de la entidad. En la entrada ya se puede leer el rótulo que anuncia que ahí está instalado el Círculo de Bellas Artes de Valencia.

Una trabajadora de la institución se encarga del funcionamiento diario del centro y da la bienvenida a los socios, unos 150, cuyas cuotas sostienen la pervivencia del ente cultural. «Muchos de los miembros del Círculo están muy contentos con la nueva sede», confiesa Stübing, quien defiende que este enclave debe atraer a los artistas jóvenes.

El paseo, además, redescubre su impresionante sala dedicada a los talleres de dibujo. Otra estancia se erige como despacho administrativo y otra, como una sala de encuentros y reuniones. Como curiosidad, algunas de las puertas están recubiertas por imágenes de algunas de las piezas que forman la colección de la entidad.

Sin ayuda institucional

En el Círculo de Bellas Artes están cansados. No en el mal sentido, pero sí han desistido de pelear para que las instituciones públicas les cedan un espacio. «Podemos mantenernos durante un par de años aquí», confiesa el presidente. Lo hace después de llamar a muchas puertas, tanto al Ayuntamiento como a la Conselleria de Cultura. No critica, es más, valora las buenas intenciones, pero al final nada se ha concretado. Ni siquiera aquel intento de traslado al Centro del Carmen el pasado septiembre, un lugar del que tuvieron que irse por problemas de espacio.

El respaldo público no ha llegado. Y eso que, además, han cumplidolas exigencias impuestas por los políticos. La principal: volver a ligarse con la actividad cultural de la ciudad. La centenaria entidad ha organizado distintas actividades a lo largo del último año para atraer a más socios; ha impulsado varias exposiciones e, incluso, entregó la medalla de la institución al artista Michavila. Tampoco pudo ser. Pero ahora se abre una nueva etapa. En un renovado espacio que ya mira al futuro.

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