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NOELIA CAMACHO
Jueves, 23 de marzo 2017, 00:02
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Julio González (Barcelona, 1876 - París, 1942) es inagotable. O más bien su colección, de la que el IVAM posee los mayores y mejores fondos del panorama artístico. Aunque, según el director del museo valenciano, José Miguel G. Cortés, siempre es necesario realizar una nueva lectura de las obras del autor.
Tanto es así que hasta la galería número dos de la pinacoteca, la dedicada al escultor, ha mudado su piel, se ha pintado de blanco y ha virado a una iluminación menos oscura para acoger la muestra 'Las constelaciones de Julio González: entre la representación y la abstracción'.
La exhibición, comisariada por Josep Salvador, se convierte así en una aproximación más contemporánea a la obra de González. «Se trata de una visión más calmada, más aligerada. Las esculturas han ganado en espacio y permite al público volver a descubrir su complejidad», afirmó Salvador. Tanto que, con la remodelación del espacio, las esculturas se presentan simplemente sobre una peana para que el espectador pueda apreciarlas desde todos los ángulos.
Pero si algo caracteriza esta actualización de la producción del escultor es su confrontación con el futuro. Tanto que, además, las más de 40 esculturas que están instaladas en la muestra dialogan con las de 11 artistas, también escultores, que siguieron la senda iniciada por el considerado como 'maestro del hierro' a principios del siglo. Las piezas de valencianos como Andreu Alfaro o Miquel Navarro, y la de artistas nacionales e internacionales como Martin Chirino, Jorge Oteiza, Georg Herold, Jacques Lipchitz, Jaume Plensa, Joel Shapiro o David Smith, entre otros.
Entre las más de 40 piezas de González instaladas se encuentran algunas obras icónicas como 'Daphné' (1937), 'Mujer recostada leyendo' (1930) y 'Mujer ante el espejo' (1936-1937). Ellas, en diálogo con las obras de otros creadores, configuran una «visión más contemporánea» de la producción de Julio González. «Esta es una nueva oportunidad para entender la riqueza y matices de su obra», aseguró también Cortés.
Para Salvador, la exposición, que estará en exhibición hasta 14 de enero de 2018, es toda una reivindicación del arte de la escultura. Su múltiples visiones se dividen en cinco apartados en el recorrido de la muestra. En la primera sala, González contrapone sus creaciones con las de Lipchitz y Alfaro para hablar de la percepción. En la segunda, el también pintor discurre entre la racionalidad y la intuición, dos conceptos a priori contrarios que desembocan en su particular reflexión sobre la naturaleza. Las creaciones de Chirino y Tony Smith reflejan la continuidad del camino iniciado por el autor catalán.
Un tercer apartado permite navegar por la unión entre arquitectura y espacio que guardan algunas piezas de González. Seguidamente, Herold, Navarro y Reiner Ruthenbeck acompañan al artista para filosofar sobre la conciencia de la forma. La quinta parte del recorrido ahonda en la última etapa artística del escultor. La extraordinaria e icónica 'Mujer ante el espejo' corona una estancia en los nuevos enfoques y la construcción del relato frente a las obra exhibida constituyen el punto de debate.
El IVAM se ha decantado por enfrentar a González con el futuro, aunque, inevitablemente también lo ha hecho con el presente y el pasado de la escultura.
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