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Albert Boadella, ayer, durante la presentación de 'El sermón del bufón' en el Talía. :: damián torres
Boadella, dos en uno en Valencia

Boadella, dos en uno en Valencia

«El nacionalismo representa la política reaccionaria. Es la ultraderecha española», afirma sobre su «divorcio absoluto» con Cataluña

NOELIA CAMACHO

Martes, 21 de marzo 2017, 23:52

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valencia. «El público es el que te da la libertad», afirma el actor, director y dramaturgo Albert Boadella. Por ello, no es de extrañar que durante la presentación de 'El sermón del bufón', que se estrenó ayer en el Talía y estará en cartel hasta el domingo, no tuviera pelos en la lengua para hablar no sólo del montaje que trae a Valencia sino también de la política catalana.

«El nacionalismo rebaja la mente de las personas a su estado más primitivo. Es la ultraderecha española, xenófoba y que genera odio», afirmó. Confesó que lleva desde 2005 sin trabajar en Cataluña ni aparecer en un acto público. Habló de su tierra como de la «tribu catalana», emblema de la «política más reaccionaria». De ahí que quedara claro el «divorcio absoluto» entre él y su región.

Sus afirmaciones encajan con la temática de una obra, 'El sermón del bufón', en la que se desdobla para hablar de su vida y de su profesión. Así, a través de fragmentos de sus trabajos, se muestra a sí mismo, a su entorno, a su infancia, un periodo en el que dijo «comienza a formarse el artista» y sobre la concepción sobre la transgresión y la belleza. No obstante, y en eso se reivindicó el dramaturgo, lleva 52 años sobre los escenarios.

Cinco décadas en las que, contó, ha pisado desde la cárcel hasta el exilio. Todo ello se refleja en un montaje en el que escupe las verdades vividas. Dijo que ya no había censura, salvo con los temas relacionados con el Islam, ya que nadie se atreve a poner sobre las tablas esta temática. Aunque, como no podía ser de otra forma, cargó incluso contra su propio gremio. «Hay falta de libertad y todos responden lo mismo sobre política. El sector tendría que caracterizarse por la libertad porque cada uno ha tenido una vida diferente; no es que me parezca mal que todos sean de izquierdas o progresistas, pero me parece muy sospechoso», dijo ayer en Valencia. Para él, es una «paradoja» puesto que la profesión siempre se ha caracterizado por el hecho de que cada uno tuviera vidas y mentalidades muy diferentes y no pude sino rememorar los momentos en los que el teatro «era un gueto formidable de libertad».

Boadella asevera que no quería convertir esta obra en un autohomenaje. De ahí que no haga de actor, sino de «sí mismo» -algo mucho más complicado porque se ponen de relieve «nuestras propias contradicciones»-. Pero el desdoblamiento al que se somete -el niño 'Albert' y el viejo artista 'Boadella'- muestra las que parecen las dos caras de una misma moneda. Por una parte, se debate entre el indómito y el cívico, entre el histriónico y el reflexivo. Por otro, realiza un repaso mordaz al oficio de comediante y una mirada irónica a su agitada vida inevitablemente con 'Els Joglars' de fondo.

Reivindica la figura del bufón, payaso o juglar. «Todos tiene la misma genética», manifestó y, a la vez, 'sermonea' al público, que forma para de la que, llamó, «la actual sociedad de la corrección».

No obstante, el también director, que aseguró que el siempre ha querido ser un titiritero, considera que ahora «la realidad es mucho mejor que la ficción». «Los que nos dedicamos a esto tenemos que hacer ahora más arte. Algunas cosas de las que ocurren en la actualidad son impensables de ver sobre un escenarios», dijo Boadella. Pese a sus disertaciones sobre las artes escénicas, el dramaturgo no rechaza lo que él considera el teatro comercial, que sufre demasiados insultos por tener la capacidad de llevar a mucha gente a las salas. «El público es el que te da la libertad, cuanta más taquilla se hace, menos se depende de las subvenciones», reivindicó. Tanto que el dramaturgo, que fue uno de los impulsores del partido Ciudadanos, aseguró que, en la actualidad «a veces también se olvida que el teatro es belleza y cuando se hacen obras reivindicativas se hacen cutres». «Creo que siempre hay que hacerlo con enorme belleza», insistió.

Boadella, genio y figura, se definió ayer como «un personaje público en el mundo cínico». En el Talía de Valencia hará del bufón incómodo que, narró como anécdota, «podía haber sido el favorito del Rey Juan Carlos», con el que , confesó, siempre ha tenido una buena relación.

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