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El patrimonio que el ojo no ve

El patrimonio que el ojo no ve

'Valencia al detalle' explora el valor cultural de elementos urbanos que pasan inadvertidos

CARMEN VELASCO

Domingo, 15 de enero 2017, 20:52

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Valencia es múltiple y poliédrica. Su diversidad queda potenciada por la mirada del observador. No existe una única forma de aproximarse a ella, de conocerla, de pasearla, de admirarla, de descubrirla e incluso de quererla. En los últimos meses la ciudad ha sido objeto de numerosas publicaciones que reflejan una urbe más allá de los tópicos, como demuestran 'La Valencia insólita' (Sargantana), 'La nueva guía de Valencia' (Drassana), 'Valencia desaparecida' (Temporae), 'Comercios históricos' (Carena), '1900 Valencia en imágenes' (Rom Editors), 'Valencia desde el tranvía no es la misma' (Drassana) y 'Valencia Canalla. Carteristas, rateros, comercio clandestino, juegos prohibidos' (Samaruc), entre otros títulos.

¿Resta algo por relatar de la ciudad? Sí. Queda por contar y fotografiar lo pequeño, lo escondido, lo periférico, lo inaccesible. 'Valencia al detalle', ideado por Tomás Gorria y con fotografías de Tono Giménez, acerca la ciudad desde el prisma del matiz. Entre las páginas no figura la imagen de postal de la metrópoli ni tampoco las referencias convencionales. La guía ensalza el valor patrimonial de elementos urbanos que tradicionalmente quedan fuera de foco, como veletas, rejas, letras y números, placas, gárgolas... El volumen es una invitación a desviar la mirada.

En 'Valencia al detalle' se reseña aquello que se puede apreciar desde la calle, como las puertas. En Ciutat Vella hay «enormes portalones de madera, lisos, forrados de cinc, con ventanucos protegidos por una reja y también bellamente adornados con volutas talladas, flores, figuras animales, damas, caballeros, símbolos de aquello que guardaban o de aquello que se negociaba en el interior», detalla Tono Giménez. Sin alejarse de las puertas, Javier Sánchez Portas, director del Arxiu Històric de la Comunitat, recorre la singularidad de las anillas, llamadores y picaportes de los antiguos edificios.

La arquitecta Sonia Rayos se fija en los relieves escultóricos con forma de cabeza de ángel que se perfilaban en las bajantes para evacuar el agua de lluvia y que flanquean las fachadas del barrio histórico de Valencia. «Me contó un día Alfonso Yuste, escultor de la fachada de La Casa de los Gatos, que esas cabecitas, denominadas cares d'aigua o 'puttis', fueron construidas entre 1880 y 1930», apunta Rayos. Frente a la creencia popular que explica el origen de estos elementos en la protección del mal de ojo, la arquitecta considera que su función era la de «identificar a la fundición de cara a la ciudadanía, que mayoritariamente no sabía leer ni escribir. O sea, un producto de marketing pero de la época».

El documentalista Jorge García propone que el transeúnte no camine observando la punta de sus zapatos, sino que pasee con la cabeza alta para observar los relojes. Mientras que Tomás Gorria se detiene en la publicidad urbana, es decir, en los paneles cerámicos que proliferaron a principios del siglo XX. Recoge el mural de bombillas Phillips en Blanquerías, el de la Fábrica de Aceites de la avenida del Puerto o la fachada del Centro de Sueros y Vacunas en la calle Trench. A juicio del diseñador, «conforman un paisaje urbano de nuestra ciudad como una isla de un pasado que el paseante todavía puede rememorar y recrear».

Mayte Piera pone atención en los moradores silenciosos que ocupan el espacio público. «Pasamos junto a ellos casi sin mirarlos, sin apreciar su belleza o sin fijarnos en qué representan», afirma la fotógrafa. Son bustos, fuentes, estatuas o esfinges que se alzan como «voceros de nuestra historia», desde el Palleter, Jaume I, poeta Querol, marqués de Campo, José Ribera, Teodoro Llorente, etcétera.

«Lo mejor de la ciudad a menudo es aquello que de tan normal se olvida», asegura el periodista Vicent Molins, quien se fija en las tapas de alcantarilla y destaca una «edición especial» de la riada de 1957 y otra homenaje a la Copa América de Vela de 2007.

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