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Cervantes. En rojo, la firma de Cervantes de 1580, la rúbrica más antigua del literato. :: lp
La declaración judicial de Cervantes  en Valencia

La declaración judicial de Cervantes en Valencia

Un investigador halla en la documentación del caso, guardada en el Archivo del Reino, la firma más antigua que se conoce del autor español

NOELIA CAMACHO

Domingo, 1 de enero 2017, 23:21

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Escondida en el Archivo del Reino de Valencia. En unos documentos jurídicos, datados del siglo XVI, que quizás nadie haya consultado desde entonces. Ahí se encontraba la declaración que Miguel de Cervantes tuvo que hacer en un juicio en Valencia en noviembre de 1580. Su firma, la rúbrica más antigua del literato español que se conoce, ha sido encontrada por el investigador Jesús Villalmanzo mientras buscaba documentación sobre Fray Juan Gil, el religioso que pagó 500 escudos por liberar al literato español de su cautiverio en Argel, donde estuvo prisionero cinco años.

El punto de partida de este curioso caso fue la desaparición en mayo de ese año de un pescador valenciano, de nombre Jeroni Planelles, dado por muerto. Por su supuesto asesinato se culpó a cuatro mercaderes mallorquines que, incesantemente, se erigieron como inocentes del rocambolesco crimen. Pese a que había rumores de que el pescador valenciano había huido, la ciudad se dividió en dos bandos: los que apoyaban a los acusados y los que pedían sus cabezas. Incluso, se llegaron a hacer apuestas por la inocencia o no de unos apresados a los que algunos ciudadanos exigían que fueran 'penjats' (colgados).

Mientras, Cervantes llegaba a Dénia en 1580 procedente de Argel acompañado de cinco compañeros, prisioneros y más tarde liberados como él. De allí, según narra Villalmanzo, viajaron a pie a Valencia. Era el mes de noviembre, justo en pleno apogeo del juicio contra los mallorquines. En ese momento, circulaba el rumor que Planelles se encontraba cautivo en Argel. No había muerto. Había salido en barco y había sido apresado y llevado a esta ciudad. Fue ahí donde el autor de 'El Quijote' pasó a convertirse en un testigo esencial para desentrañar el caso. Fue requerido para aclarar estos rumores, a petición de los mercaderes mallorquines. Fue interrogado por el justicio criminal para dar su testimonio. Se le preguntó si había vista al tal Jeroni Planelles en Argel y si era cierto que había escuchado a un grupo de comerciantes que estaba vivo -no hay que olvidar que muchos valencianos fueron apresados en Argel-. Y la respuesta de Cervantes fue que sí lo había visto aunque no había tenido trato con él. También, que había oído a un grupo de personas que hablaban de ese joven pescador valenciano.

Su comparecencia quedó plasmada en ese documento, que Villalmanzo acaba de sacar a la luz, y en el que se califica a Cervantes como «magnífico caballero, vecino y natural de Alcalá de Henares, residente ahora en Valencia, que dice ser de 32 años». Aunque el testimonio del escritor no fue lo relevante que se esperaba ya que el caso sólo se zanjó cuando Planelles, que era cierto que estaba vivo, compareció en Valencia. En ese momento, los mercaderes mallorquines fueron liberados, cobraron las apuestas que se había realizado en su beneficio e, incluso, se llegó a condenar a un testigo por su falso testimonio.

Una historia de novela

El investigador, ya jubilado, nació en Burgos pero lleva gran parte de su vida profesional en Valencia. En el Archivo del Reino, donde trabajó, continúa con su labor investigadora pese a tener 75 años. Asegura que la historia de la declaración judicial de Cervantes «daría para una novela». Porque, según cuenta, no sólo hay detrás un supuesto asesinato que luego se resolvió al encontrar pruebas de que la víctima estaba viva sino que, además, se entremezclan amoríos, rencillas, apuestas y acusaciones políticas que bien podrían llenar las páginas de un gran texto histórico.

Además, insiste en que la rúbrica que él mismo halló es la más antigua del literato español. Cuenta que puede haber unas 75 firmas de Cervantes repartidas por distintos documentos salvaguardados en archivos de ciudades como Simancas, Valladolid, Madrid o el Archivo de Indias. En este sentido, en muchos ayuntamientos de Andalucía también se pueden conservar documentos con su signatura ya que, durante una época, Cervantes fue recaudador de impuestos en aquella zona. Es más, el pasado mes de junio aparecieron siete nuevos textos que daban cuenta de su actividad recaudatoria en el sur, con las fechas y lugares del paso del autor del Quijote. Fueron hallados por el archivero municipal de la Puebla de Cazalla (Sevilla), José Cabello Núñez. Los documentos forman parte de la revista Anales Cervantinos, donde también se ha hecho lo propio con la investigación de Villalmanzo.

Estos siete documentos estaban fechados en 1592 y todos se relacionaban con la actividad de Cervantes como comisario real de abastos en el antiguo reino de Jaén, al servicio de Pedro de Isunza, proveedor general de las galeras de España. Se trataba de dos cartas de pago, dos poderes notariales, dos libranzas de Pedro Isunza y una certificación firmada por el autor español el 13 de enero 1592 ante el escribano público de Porcuna, Francisco de Vargas, justificativa de haber recibido del concejo de esta villa 196 fanegas de trigo para proveer a las galeras.

Pero la encontrada en Valencia por Villalmanzo, del 8 de noviembre de 1580, es la más antigua de la que se tiene constancia. Un autógrafo que, aparte de por su valor documental, ha pasado ya a la historia por la novelesca historia que envolvió la declaración judicial de Cervantes en Valencia.

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