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Antonio Sama explica a Ximo Puig, en presencia del presidente de la Fundación Iberdrola Espña, Manuel Marín, y los responsables del Colegio del Patriarca, los trabajos. :: monzó
Valencia ya luce los tapices del Patriarca

Valencia ya luce los tapices del Patriarca

El quinto telar estará terminado a principios del año próximo y la rehabilitación del sexto culminará a finales de 2017

NOELIA CAMACHO

Jueves, 1 de diciembre 2016, 23:43

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En 2013, cuatro de los seis tapices flamencos que coronaban la Capilla del Monumento del Real Colegio del Patriarca San Juan de Ribera fueron enrollados minuciosamente, transportados en un camión con un anclaje especial y llevados a la Real Fábrica de Tapices de Madrid para ser restaurados. La Fundación Iberdrola, que ya había financiado los trabajos de rehabilitación de la Capilla del Monumento de la institución, -el espacio en el que estaban instaladas estas joyas datadas de entre los años 1500 y 1530- decidió embarcarse en la rehabilitación de estas piezas. Después, viajaron los dos restantes.

Su estado era muy preocupante. Ahumados por las velas, ajados por el paso del tiempo y llenos de «apaños», como ayer los calificó el conservador de la Real Fábrica de Tapices Antonio Sama, han requerido de más de 5.000 horas de trabajo por una media de veinte operarios cada uno para que se les haya devuelto su esplendor.

Después de varios años y mucho esfuerzo y dedicación, ahora, su vuelta a Valencia, al Colegio del Corpus Christi, es toda una realidad. Tal y como adelantó LAS PROVINCIAS, los cuatro primeros tapices que viajaron a la capital de España, restaurados completamente, lucen ya en la Capilla del Monumento de la institución religiosa.

Desde ayer, y hasta el 13 de enero, los murales pueden ser visitados de forma gratuita. A la puesta de largo de su regreso a Valencia, celebrada ayer en la institución, acudieron el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig; el presidente de la Fundación Iberdrola España, Manuel Marín; el rector del Real Colegio del Corpus Christi, Mariano Ruiz; el administrador general de la Real Fábrica de Tapices, Alejandro Klecker; y demás representantes de la vida social y cultural de la región.

Las cuatro obras que ya están instaladas en la capilla son 'La gracia' y 'La ira y la pereza', de la serie 'Moralidades', y 'La llamada de los operarios' y 'El pago del denario', de la serie 'La parábola de la viña'. Las otras dos, 'La gula y la lujuria', también de la serie 'Moralidades' y 'Escenas de la vida de Salomón', se encuentran aún en Madrid.

El primero de ellos está casi finalizado. Se prevé que, a principios del año que viene ya esté restaurado. Del segundo, no se han comenzado las labores de recuperación y las previsiones marcan que a finales de 2017 ya esté acabado. Su vuelta a Valencia es un misterio. Porque estas eran las obras que estaban instaladas en otra estancia del Colegio del Patriarca y a su regreso aún se desconoce donde se instalarán. Pero los expertos lo tienen claro: no caben en el espacio donde se pueden ver ahora sus 'hermanos' flamencos.

Cabe destacar, y así lo hizo Antonio Sama, que la importancia histórica y patrimonial de estos murales es inmensa si se tiene en cuenta que sólo hay otras cinco creaciones más de estas características, -tres que pertenecen a Patrimonio Nacional y otras dos a la Catedral de Zamora- de las que se tiene constancia. Por lo que, recomendó el experto, debería impulsarse la creación de una publicación que deje constancia de la existencia de estos telares. Lo cierto es que estas obras nacieron durante el esplendor de las manufacturas flamencas en el siglo XVI. Fueron confeccionadas por los talleres de Bruselas. Unos años después, el fundador del Patriarca, Juan de Ribera, donó los telares al Real Colegio.

Sorpresas y mejora de la luz

No ha sido un proceso de restauración fácil. Es más, ha sido «único» para los responsables de la Real Fábrica de Tapices de Madrid. El propio Sama confesó ayer que nunca se habían enfrentado a un proyecto de estas características y que la rehabilitación de los murales ha durado más de lo previsto porque han ido surgiendo «sorpresas».

Entre las principales patologías, contó Sama, se encontraban la gran acumulación de suciedad en el tejido, -«se han extraído dos frascos de polvo al aspirarlo que podríamos decir que es polvo centenario», aseguró-; una importante deshidratación de la fibras; un abundante deterioro tanto en la partes de seda como en las de lana; y desgarros y «apaños» causados por las actuaciones restauradora anteriores, -las últimas de ellas de principio del siglo XX-, que cubrían importantes áreas del tejido original y que ha tocado restaurar.

El proceso ha sido complejo. Desde el primer momento, desde el desmontaje y traslado, que ya se hizo con sumo cuidado, a una rehabilitación hilo a hilo, todas las tareas se han llevado a cabo por las manos expertas de los empleados de la Real Fábrica de Tapices.

Tras su aterrizaje en la entidad, llegó el turno de separar el forro del telar y comenzar con la eliminación de las restauraciones anteriores. Esos «apaños» dejaron algunos huecos en los tapices que se han llenado con tejidos cuya función es mantener homogéneo el color de la zona afectada. Más tarde, y una vez preparados para el lavado, se sumergieron en una piscina de acero inoxidable construida ex profeso para lavarlos. Se trata de una gran cubeta de 12 por 6 metros (los telares miden cerca de 6 metros) en la que los operarios, ataviados con una esponja, limpiaron los murales. Finalmente, se sacaron, fueron sometidos a un tratamiento de conservación y volvieron a ser forrados.

Ahora, han sido instalados en la Capilla del Monumento utilizando un velcro que no daña, tal y como hacía el bastidor en el que antes estaban colocados, para que vuelvan a lucir todo su esplendor. Pero además, su regreso a casa ha traído a casa que, para su exposición, se haya instalado una mejor iluminación que no perjudique las obras. Es decir, se han sustituido las lámparas fluorescentes de la capilla por 24 lineales de led para alumbrar la bóveda y doce proyectores para los tapices.

Finalmente, los expertos han dado las indicaciones oportunas a los responsables del Colegio del Corpus Christi para que los cuatro tapices, que seguirán ubicados en la Capilla una vez finalice su exhibición al público -aunque se podrán ver siempre y cuando haya actos en este espacio- mantengan su buen estado de conservación. La prevención es necesaria. Los miembros del Patriarca deben estar alertas. Aunque también se les ha prohibido encender velas y cirios en el lugar, una de las causas de su deteriorado estado cuando llegaron a Madrid.

Los tapices del Patriarca ya han regresado. Han pasado más de tres años, pero su paso por esa cirugía restauradora ha sido un acierto. Ya vuelven a brillar, tal y como lo hicieron cuando fueron creados en el siglo XVI.

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