Borrar
Urgente Muere el mecenas Castellano Comenge
El artista José Saborit, en su estudio de Valencia. :: irene marsilla
«Bajo la apariencia de cambio, a veces no hay más que obediencia y sumisión»

«Bajo la apariencia de cambio, a veces no hay más que obediencia y sumisión»

El pintor valenciano José Saborit, que acaba de ser nombrado académico de San Carlos, afirma que hay que saber conjugar la tradición y los nuevos tiempos

NOELIA CAMACHO

Miércoles, 8 de junio 2016, 21:46

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

José Saborit no puede vivir sin crear. Es su vida. Lo cuenta él mismo días después de ser nombrado académico de San Carlos. El artista no rehuye la crítica a las instituciones, considera que la Academia debe implicarse con la sociedad y denuncia que en la gestión cultural «el bandidaje y los comportamientos mafiosos son deleznables».

Acaba de ser nombrado académico de número electo de San Carlos aunque, conociendo su trayectoria, ¿su perfil encaja en una institución de estas características?

El camino se ha recorrido gracias a los innegociables impulsos de la curiosidad y no por el deseo de diseñar un currículum compacto y homogéneo. La Academia ha considerado que más de tres décadas dedicadas de corazón a la docencia, la pintura y la escritura redondeaban una trayectoria adecuada. Mi impresión, con todo, es que prefiero mirar adelante: queda mucho por hacer.

Forma parte una institución que, sin embargo, ha sido muy crítica con el nuevo rumbo del Museo San Pío V. ¿Comparte el sentimiento de ser un 'inquilino molesto' para la dirección de la pinacoteca?

El rol de la Academia en relación al museo excede con mucho el de un mero inquilino. En ese sentido, no deben escatimarse esfuerzos para mejorar el diálogo y el mutuo respeto. Las tensiones y las discusiones han de servir para enriquecer y mejorar dialécticamente las diferentes posturas.

Dentro de su carácter crítico, ¿la Academia tiene aspectos que mejorar para implicarse con la sociedad?

Obviamente, no solo la Academia, sino cualquier institución tiene el reto de ser flexible y dinámica para acompasarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. Pero también en eso es necesario encontrar un equilibrio. Quiero decir que la sumisión acrítica a las modas y a las imposiciones del momento no debe ponerse por encima del mantenimiento de unos valores estables, que son el valioso legado de una larga tradición. Renovar la tradición es conjugar el cambio con la permanencia. Bajo la apariencia de cambio y novedad, muchas veces no hay más que obediencia y sumisión al mercado.

Cuando uno se acerca a su biografía descubre que José Saborit es multidisciplinar. Pintura, dibujo, poesía, literatura... ¿Es usted el mejor ejemplo de que el arte no entiende de fronteras?

Yo no soy el mejor ejemplo de nada. Únicamente, perdí la fe en la superespecialización de los saberes e intento moverme transversalmente mientras tenga cintura para ello. La dialéctica, el contrapunto, incluso la paradoja, no dejan de enriquecernos. Hay que contrarrestar las propias inclinaciones para no vencerse y caer.

Como catedrático y profesor, ¿qué valores intenta inculcar a sus alumnos?

Que busquen la manera de enamorarse de lo que hacen,o de hacer aquello que más aman. Que no se arrodillen ante las modas, que descubran el negocio y los intereses que hay tras ellas. Que sospechen de las ataduras tecnológicas. Que sean críticos, también con ellos mismos. Que cuestionen las versiones vigentes y mediáticamente consensuadas del mundo y la realidad, para mejorarla desde abajo, solidariamente. Esto es muy importante: desde abajo.

Hágame un diagnóstico de la situación del ámbito artístico valenciano. ¿Cómo han gestionado los museos públicos? ¿Se ha abierto la puerta a los creadores emergentes? ¿Hay oportunidades para los artistas o la docencia es la única salida?

Respecto a la gestión de los museos públicos, que por supuesto puede y debe mejorarse, me gustaría señalar que el bandidaje y los comportamientos mafiosos son deleznables, pero tampoco vamos bien si los desmedidos deseos de fiscalizar, legislar y controlar todos y cada uno de los procesos desde los imperativos burocráticos de la corrección política nos inmovilizan de pies y manos y apenas quedan fuerzas para hacer nada más que cumplir con la ley. Respecto a lo de vivir del arte y la profesionalización, desde luego, tengo que decir que es un camino muy duro, y nunca serán suficientes las ayudas, que deben multiplicarse por mil para favorecer el desarrollo de los jóvenes con talento. Dicho esto, no puedo dejar de decir otra cosa. Que también podemos no instrumentalizar el arte para vivir de él, sino buscar su compañía para vivir mejor, no de él, sino con él. Y en ese sentido, no sólo la docencia, sino cualquier ocupación que inventemos con imaginación puede ser buena para cubrirnos las espaldas.

Inevitablemente, tengo que pedirle su opinión por la gestión de Consuelo Císcar en el IVAM. Como artista, ¿qué piensa cuando ve que la cultura valenciana copa algunas causas judiciales?

Rabia y vergüenza, no sólo por la codicia de quienes han dilapidado lo que a todos pertenecía, sino también por quienes han hecho posible que esta situación intolerable se prolongara tanto en el tiempo.

¿Qué tiene en mente para el futuro? ¿Algún proyecto que pueda desvelar?

Sí. Me encuentro ahora mismo entusiasmado por completo con mi nueva exposición de pintura, prevista para mediados de Septiembre en la galería Shiras de Valencia, una excelente galería que empieza con paso muy firme. La muestra toma el título de mi último libro de poemas, 'La misma savia. Versos, óleos y acuarelas'. Intenta mantener viva la sospecha de que una misma savia recorre el mundo natural, nuestro hábitat y nuestras venas. hay un secreto tapiz que une todo con todo y sólo en raros momentos de iluminación podemos vislumbrarlo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios