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Cuatro de los diez ponentes que pasarán por la vigésima edición del Pechakucha. :: DAMIÁN TORRES
400 segundos para encender la bombilla

400 segundos para encender la bombilla

La iniciativa Pechakucha reúne en el MuVIM a ilustradores y diseñadores que se dan a conocer mediante presentaciones breves

REBECA RUIZ

Viernes, 20 de noviembre 2015, 00:21

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Alrededor de la mesa de madera de Obsolete, la imprenta en el barrio de Ruzafa dirigida por Guillermo Cerdà, la diseñadora Ana Milena, de Masquespacio, le pide una tarjeta a su colega Javier Mujica, de Vitamin-Arte. Milena le pregunta sobre su estudio justo antes de que el ilustrador Lawerta, «el último en llegar», se incorpore a la conversación.

A los cuatro les une la pasión por las artes gráficas y el coraje de haber puesto en marcha sus propios negocios. Esta tarde además compartirán nervios a la hora de exponer sus trabajos ante un foro de profesionales y aficionados en una presentación con un handicap: sólo dispondrán de seis minutos cada uno. Esa es la principal característica de Pechakucha, una iniciativa que nació en Japón en 2003 como un punto de encuentro donde jóvenes emprendedores pudieran intercambiar opiniones y mostrar sus proyectos. Ahora se desarrolla en todas partes del mundo, en Valencia también. El MuVIM acogerá hoy la vigésima edición y se convertirá así en sede del parloteo. Al fin y al cabo, el nombre de la iniciativa deriva de un término japonés que significa cháchara.

Ana Milena, colombiana afincada en Valencia, está al frente, junto a Christophe Penasse, de una consultoría creativa que trabaja en el diseño de interiores y el marketing. Javier Mujica es uno de los promotores de Vitamin-Arte, un estudio, emplazado en el barrio del Carmen, especializado en diseño y arte interactivo. Trabajan el 'video-mapping', una técnica que consiste en proyectar sobre superficies tridimensionales. Guillermo Cerdá comanda un taller de impresión tipográfica que se caracteriza por la colección de tipos de plomo y madera de la que dispone. Lawerta es un ilustrador valenciano que ha trabajado para firmas tan diferentes como Disney Channel o Levante Club de Fútbol.

Son cuatro de los diez seleccionados para una cita organizada por el estudio La Mamba que sirve para establecer lazos profesionales, como carta de presentación y para generar posteriores debates y coloquios. En este encuentro se mezclan jóvenes valores con otros más veteranos. Por el MuVIM pasarán hoy también la artista Patricia Boliches o el ilustrador MacDiego, entre otros.

Todos se enfrentan al mismo reto: narrar su vida laboral y que ésta parezca lo más atractiva posible en sólo 400 segundos. No se trata de vender ni de promocionar sino de dar a conocer. Como apoyo cuentan con veinte diapositivas.

Que el reloj juegue en contra es el gran reto de Pechakucha, y cada uno lo combate como puede. «Yo me he aprendido cada diapositiva prácticamente de memoria», apunta Javier Mujica, que adelanta que su intervención se centrará en los inicios de su marca, que fueron «un poquito difíciles». Por su parte Milena prefiere enfrentarse a la presentación con un guión («¡Me acabas de poner nerviosa!», le espeta a Mujica entre risas) pero el formato de Pechakucha la desarma y confiesa que «a veces cuando empiezas a hablar crees que llevas 20 segundos cuando ya te has pasado más de 60». Su idea también gira en torno a su estudio de diseño: «Cuando cumplió cinco años nos preguntamos qué somos. Descubrimos que somos pasión, esfuerzo y estrategia. Quiero contar lo que significan para nosotros esas tres palabras».

Lawerta y Cerdá ya pasaron por ediciones anteriores de esta iniciativa. «Todavía no me he preparado las diapositivas», confiesa el dueño del taller de impresión Obsolete con una sonrisa. Lo que sí que tiene claro es la idea que llevará a Pechakucha: «Voy a contar la evolución del taller desde que empecé como un hobby hasta que se acaba convirtiendo en mi trabajo».

El ilustrador Lawerta se lo toma con humor: «Me he dado cuenta de que no salgo de casa y me he convertido en una especie de ermitaño. Utilizo el Pechakucha como desahogo para contar mi experiencia, tanto las crisis creativas como las de estado de ánimo. Como una terapia», apunta.

Los cuatro coinciden en que lo importante de esta iniciativa es «generar empatía» entre el público. Por eso el intermedio que se hace entre las cinco primeras ponencias y las últimas es muy importante en palabras de Cerdá: «Permite que las personas a las que les ha gustado tu presentación puedan acercarse a hablar contigo». «No queremos que vengan sólo por la cerveza gratis», matiza bromeando Lawerta.

A lo largo de sus veinte ediciones, Pechakucha ha logrado ganarse al público en Valencia. Este año también espera que por el MuVIM pasen las 250 personas que puede acoger el salón de actos y que salgan llevándose una idea o el germen de un proyecto consigo a partir de los 400 segundos que les regala cada creador. La cita será hoy a las 20 horas. «Para la próxima podrían poner un aplausómetro», señala divertido Lawerta.

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