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Carmen Calvo: «El artista no ha de dejarse convencer por la aceptación del público»

Carmen Calvo: «El artista no ha de dejarse convencer por la aceptación del público»

La pintora valenciana asegura que el arte es su enfermedad: «Antepongo mi trabajo a casi todo lo demás»

CARMEN VELASCO

Domingo, 18 de octubre 2015, 23:21

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Ni sus obras ni sus reconocimientos se pueden condensar en esta entrevista. Después de 40 años de carrera, Carmen Calvo no siente la necesidad de explicar su creación artística. Sus lienzos, sus fotomontajes, sus collages y sus dibujos expresan la evolución de una artista que a través del retrato profundiza en la identidad colectiva. Cuatro décadas en la que ha expuesto en los principales museos españoles y en prestigiosas galerías europeas. De carácter vitalista y vehemente, no es inmune a la fragilidad del artista, esa que combate las inseguridades a prueba de autoestima y talento. «En mi ciudad me siento muy protegida», dice Calvo a cuenta del premio Valenciano para el Siglo XXI de LAS PROVINCIAS , que recibirá el próximo miércoles en el Palau de les Arts.

-Su estudio refleja su vida.

-Sí. Aquí cobijo recuerdos y objetivos de lo vivido, pero suelo cambiar las piezas.

Entre material de trabajo, se puede observar una fotografía con Yoko Ono en Valencia, dos instantáneas de la pintora con Miquel Navarro, Blanca Sánchez y Pedro Almodóvar, unos retratos que le hizo Christopher Makos en el año 2002, libros de arte que consulta con frecuencia, maniquíes mutilados, maletas antiguas, cedés de jazz y música clásica.

-Usted ha hecho carrera internacional sin necesidad de dejar la ciudad donde nació.

-Mi ciudad me ha tratado muy bien, por eso sigo viviendo aquí. Alguna vez he pensado irme a Madrid, pero aquí está mi entorno, mis amigos y mi familia. Aquí siempre ha estado mi casa, pero yo siempre he estado viajando y continúo haciéndolo. Mi punto de mira está fuera y en el exterior. Valencia tuvo un momento en que estuvo en primera línea del arte contemporáneo y creo que puede recuperar esta posición. Ahora la ciudad registra un fuerte movimiento artístico con el esfuerzo de las galerías y el trabajo de jóvenes profesionales que ofrecen otra mirada. Lo importante es que Valencia tenga infraestructura cultural para beneficio de la ciudadanía, porque los coleccionistas siempre son una minoría.

-¿Usted va contracorriente?

-Soy un poco díscola. El artista siempre está en lucha. No se puede conformar con las piezas creadas en el pasado, debe continuar trabajando. El artista debe ser egoísta, hacer lo que quiere y crear lo que le gusta al margen del mercado y de las modas. No puede aburrirse en su taller, ni ha de dejarse convencer por la aceptación del público porque el artista ha de ir contracorriente, tampoco puede estar doblegado a las instituciones culturales. Por supuesto que es gratificante que tus obras tengan salida en el mercado del arte.

-En la actualidad, ¿cuál es el papel del artista?

-Hay muchos tipos de artistas: el 'pompier', el estómago agradecido, el de la puesta en escena, el de ponga un pobre en su mesa. Para mí, el artista debe estar comprometido.

-¿Cuál ha sido su relación con las instituciones culturales de la Comunitat?

-Al poder le interesa tener a mano a los artistas, pero yo no me he dejado. Tengo mis creencias y no me escondo. Mi mundo no es el político, sino el de del arte y el de las galerías porque, como artista, necesita al público.

-Usted es de las pocas mujeres que está en la Real Academia de San Carlos de Valencia. Si echa un vistazo a la dirección de museos, presidentes de instituciones o responsables de cátedras verá que la presencia masculina sigue siendo mayoritaria. No cuadra, ¿no?

-No salen las cuentas, pero tampoco tengo una explicación más allá de que aún queda camino por andar y no se ha de bajar la guardia.

-¿Su enfermedad es su trabajo?

-Sí. Mi enfermedad es el arte pero por puro egoísmo. Me gusta mi trabajo y soy feliz en mi estudio. Antepongo mi trabajo a casi todo lo demás.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-No me gusta hablar de las exposiciones futuras por si se truncan antes de tiempo, pero tengo en el horizonte muestras en Suiza y Francia.

-¿Valora más ahora los reconocimientos que cuando empezó?

-Los premios son una inyección. Cuando me comunicaron por teléfono que me otorgaban el Premio Nacional de Artes Plásticas 2013, lloré. El galardón Valencianos para el Siglo XXI también lo agradezco infinitamente porque se me distingue en mi ciudad. Los premios permiten al artista ser más visible a la sociedad.

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