La cultura que transforma ciudades

La calle es nuestra. Y, a veces, de la cultura. Cada vez más de la cultura o, al menos, ese es el desiderátum de numerosos colectivos artísticos de Valencia. El conocimiento vinculado al teatro, la música, la danza, el arte y la literatura no se circunscribe a las paredes de un auditorio o un museo. Ya no. El signo de los tiempos impone otros modos de concebir la cultura y, sobre todo, otros espacios. La tendencia pasa por aprovechar los lugares públicos como material y escenario para la creatividad. Sin invasión, sin apropiación, más bien como intervención de la ciudadanía.

En la Comunitat el reset cultural lo han pulsado iniciativas como Desayuno con Viandantes, que desde 2008 ha invitado a los asistentes a llevar su silla, taza o comida a plazas, cruces, jardines, descampados, rotondas y monumentos. La última convocatoria fue en el Pont de les Arts, donde los viandantes compartieron su desayuno en los autobuses de la EMT con motivo de la Semana de la Movilidad. Con esta iniciativa un ritual doméstico matutino se convierte en una experiencia colectiva excepcional y transforma un espacio urbano en escenario de una actividad social con peso cultural.

Desayuno con Viandantes, promovido por un grupo de artistas y arquitectos, ha funcionado al margen de las instituciones culturales pero éstas, a veces, han sido sus aliados. Así, el 14 de febrero de 2015 se convocó a cientos de personas a desayunar en el solar destinado a la ampliación del IVAM. El museo abrió un descampado en desuso para esta iniciativa. Los ciudadanos ocuparon un espacio al aire libre de 2.800 metros cuadrados inutilizado desde hace una década. No será la última vez que una actividad colectiva disfrute del solar del IVAM para el cual la dirección del museo ha diseñado un jardín de esculturas que se abrirá probablemente el próximo año.

El festival Intramurs, que tiene a Holanda como país invitado, prevé dos actividades en el descampado de la pinacoteca. Una de ellas consistirá en un collage cuyo hilo conductor será la expropiación de los edificios que dieron lugar al solar abandonado. La segunda, que se celebrará el sábado 24 de octubre, será un desfile de moda a cargo de Isabel Messeguer. La artista liberará a las modelos de la tiranía de las tallas dado que las prendas que lucirán las modelos estarán dibujadas en aerosol. Los grafitis vestirán a las maniquíes.

La próxima edición de Intramurs, que se celebra del 22 de octubre al 1 de noviembre, perfila una programación centrada en espacios públicos, también privados, de la ciudad como descampados y solares. Además de la zona trasera del IVAM, el festival urbano tiene previsto intervenir en otros lugares emblemáticos como en el terreno donde se alzó en mitad del siglo XIX uno de los primeros teatros de Valencia, el Princesa. Allí está prevista una actividad para el público infantil. Los menores recrearán el espacio escénico a modo de sambori y deberán dirigir una representación teatral. Serán los niños, el público del futuro, los encargados de tratar de renacer virtualmente el teatro.

Los solares Corona, San Ramón y Bomba (Espacio Ideo) también serán escenarios de intervención creativa. La directora de Intramurs, Salvia Ferrer, considera una oportunidad artística que estos lugares de la ciudad estén a disposición de los vecinos y colectivos. Enfatiza en las posibilidades creativas de los mismos sin olvidar que gestionar su uso implica trámites burocráticos.

Ferrer está especialmente satisfecha con haber obtenido los permisos para una performance en la plaza de la Virgen, patrocinada por Alambra Especial, uno de los patrocinadores del certamen. "Será la primera vez que se utilice este espacio para una actividad cultural", apunta. Del 26 de octubre al 8 de noviembre, Monique Bastiaans convoca a los vecinos de Valencia a realizar una particular "ofrenda cultural", en palabras de Ferrer. En la plaza se instalará una gigantesca estructura de madera, junto a la plaza de Neptuno, donde los ciudadanos podrán depositar sus piezas realizadas con cerámica y espigas en una "alegoría a los orígenes de Valencia".

Intramurs no es el único festival urbano de la ciudad que concibe la calle como espacio creativo. En los últimos años Valencia ha registrado numerosas iniciativas que buscan fomentar modelos de participación social para dinamizar la cultura en los barrios de la ciudad que, desde el pasado 27 de julio, constituyeron la Plataforma de Iniciativas Culturales Urbanas de Valencia (PICUV), donde se integran Distrito 008, Ciutat Vella Oberta, Cabanyal Íntim, Benimaclet conFusión, MUV Circuito Música Urbana Valencia, Russafart, Circuito Bucles y Russafa Escènica.

No toda la cultura que transforma ciudades está organizada por colectivos artísticos. Los hacedores del street art o arte urbano funcionan de forma independiente y también contribuyen a convertir las calles de Valencia en un museo abierto y al aire libre. Las fachadas de edificios rehabilitados o abandonados, muros solares, medianeras o persianas de comercios se han convertido en obras de arte gracias a los artistas callejeros que, con grafitis y otro tipo de intervenciones, plasman su creatividad en los rincones de la ciudad.

«El arte urbano o Street Art ha pasado a convertirse en todo un fenómeno, logrando atraer la atención hacia el arte de un gran número de personas», según la web de CaminArt, una empresa que ha decidido poner en marcha una ruta cultural a través de las obras más destacadas de los barrios de Ciutat Vella, como El Carmen, Mercat y Velluters. La especialista en grafiti y arte callejero, Belén García Pardo, ilustra el recorrido.

En los muros de la ciudad han dejado su huella numerosos artistas: Julieta, Escif, Pantone, Cere, Hyuro, Fasim, Blast... "Valencia está situada en el mapa internacional del street art por la calidad y cantidad de artistas que vienen a pintar aquí", según CaminArt.

La cultura dejó hace años de ser unidireccional. No sólo se ejerce desde los templos culturales (teatros, palacios de ópera, emblemáticos museos y grandes auditorios) hacia la población, sino que los ciudadanos también tienen capacidad para ofrecer iniciativas artísticas que logran que descampados, solares y edificios abandonados muden de piel. Es arte efímero, temporal y transitorio pero tiene su calado social y un fuerte componente simbólico. La cultura no es de nadie y es de todos. "Vivimos un momento -motivado en parte por el retroceso de la acción administrativa en el contexto de crisis y acelerado por la irrupción de las nuevas tecnologías- de pronunciada dualidad entre la iniciativa institucional y las dinámicas espontáneas. Esta separación ha dado pie a un escenario complejo de posiciones intermedias, revisiones de modelos previos e innovaciones radicales", según recoge el preámbulo del libro Espacios para la innovación, la creatividad y la cultura, a cargo de Chema Segovia, Ramón Marrades, Pau Rausell y Raül Abeledo.