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Císcar compró obras con sobrecostes y cargó al IVAM gastos en hoteles sin justificar

Intervención de la Generalitat denuncia el descontrol en la programación de muestras y el sueldo de los comisarios

CARMEN VELASCO

Viernes, 12 de junio 2015, 00:09

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El pasado nunca muere y ni siquiera pasa. Se atribuye esta sentencia a Faulkner, pero la frase sirve para crear ficción, de ella bebe 'El impostor', de Javier Cercas, y también para definir la realidad. En el IVAM, el pasado no pasa nunca. Un ejemplo: el informe de la Intervención General de la Generalitat sobre la gestión económica del museo valenciano. La auditoría económica devuelve a la actualidad la figura de Consuelo Císcar. Las conclusiones del estudio financiero, trufadas de datos, tablas y estadísticas, constatan las irregularidades de la gestión de la exdirectora desde 2009 a 2013. En apenas 60 páginas se refleja una gerencia hiperpersonalista del IVAM plagada de deficiencias. Císcar ejerció de todopoderosa directora gerente y así consta en el documento de la Generalitat.

Císcar era la mano que mecía el IVAM. Hizo y deshizo según su voluntad, condujo el museo según su opinión y actuó ajena a cualquier control interno eficaz. No es una opinión, sino que queda reflejado en la auditoría. «La directora gerente, en base a su criterio personal, decide la contratación del comisario de cada exposición», recoge el informe, quien apunta que el contrato del 'curator' establecía una numeración desde 3.000 hasta 75.000 euros pero «no hay un análisis previo para determiar el precio del contrato más conveniente para los intereses del IVAM». «Todas las propuestas de adquisición (de obra) y sus precios parten de la directora» y «no se ha aportado ningún informe técnico de la Comisión de Adquisiciones que respalde su aquiescencia», añade.

La exresponsable de la pinacoteca incurrió, según revela el documento, en «sobrecostes» en la compra de piezas de arte, «incumplimientos» en la contratación de servicios y actuaciones injustificadas. Su gestión, más allá del prestigio museístico y de la huella artística que deja, ocasionó un elevado coste económico a las arcas públicas. Un ejemplo: la pinacoteca adquirió en 2011 la obra 'Della Bestia Triunphante', de Julio Quaresma, por 32.400 euros, cuando el precio de mercado («valoración externa», según la auditoría) se situaba en 2.000 euros. Sí, el IVAM pagó un 1.520% más por la pieza, según el informe.

La Intervención General detecta una serie de actuaciones sospechosas tanto en la gestión artística como en la extraprofesional. La casuística en ambos terrenos resulta lamentablemente generosa. De la compra-donación de José Luis Rueda, en los fondos del IVAM no se encuentra 'La moneda, el tiempo y el laberinto', por la que el museo abonó una factura de 9.125 euros en 2009 y tampoco «hay constancia de que se hayan recibido 33 piezas» de las 77 obras (esculturas, pinturas, grabados y vidrieras) que se donaron en 2006. Y un ejemplo que trasciende la administración puramente artistica: «Se han detectado tres facturas de alojamiento correspondientes a tres habitaciones distintas en un mismo hotel de Basilea (Suiza) por importe de 3.825,65 euros cada una de ellas. Una corresponde con una persona que no tiene relación laboral con el IVAM. Las dos restantes figuran a nombre de la directora gerente, sin que se haya podido verificar si se alojó una tercera persona sin identificar o si la habitación quedó desocupada».

Estos casos son una mínima parte de la gestión de Císcar al frente de la pinacoteca, pero en su conjunto dibujan una administración del museo atestada de prácticas irregulares. La evaluación de la Intervención General de la Generalitat, que actuó en septiembre de 2014 a petición de la consellera de Cultura, María José Català, quien también solicitó el mismo examen en Les Arts cuando accedió al cargo, saca los colores a Císcar en varios apartados: adquisición de obras, exposiciones, publicidad y relaciones públicas, patrocinio, gastos de viaje y protocolo, contratación, venta de entradas y otro servicios independientes.

El informe, que fue facilitado a los medios de comunicación por la actual dirección del IVAM, detecta zonas oscuras en la compra de piezas de arte, cuyo importe desde 2009 a 2013 ascendió a 1.992.877,90 euros. Se adquirieron 124 obras, incluidas las obras de Gao Ping, presunto cabecilla de la red de blanqueo del 'caso Emperador'. Las actas de adquisición «no siempre citan expresamente si el precio incluye los impuestos» y que el argumento principal de la transacción es «oportunidad extraordinaria para enriquecer los fondos del museo». No hay aval técnico.

El informe de la Generalitat también estira de las orejas a Císcar a la hora de establecer la programación artística: exposiciones que se ponen en conocimiento del Consejo Rector «35 días antes de su inauguración» como fue con Wang Xieda, muestras que se comunican con cuatro meses de antelación ('Pinazo y la acuarela») o proyectos que simplemente no figuran pero sí se celebran ( 'Caligrafía china').

Una de las partidas con un presupuesto más abultado es la denominada Servicios de Profesionales Independientes. De 2009 a 2013, se gastó 3.398.725 euros en un apartado que se convirtió en una especie de agujero negro donde cabían colaboraciones literarias, trabajos de traducción al valenciano e incluso la IVAM Jazz Ensemble, formación que costó 694.993 euros y que lidera el músico Ximo Tébar.

En las alegaciones, José Miguel G. Cortés apunta que desde que asumió el cargó destituyó al personal de confinaza de su predecesora, ha reclamado las obras donadas que no figuran en los almacenes y ha redactado un plan de adquisión de obra, entre otras medidas que corrigen las actuaciones de la exdirectora.

El informe de la Generalitat señala despilfarro económico, administración inadecuada de obra y presupuesto, dejadez en el control del personal y los visitantes... Después de conocerse estas actuaciones, ¿qué? El informe de la Intervención es provisional, cuando se redacte el definitivo se remitirá a la Abogacía de la Generalitat, donde estudiarán si la gestión de Císcar es constitutiva de delito o de infracción. En tal caso, la Fiscalía tomaría la palabra.

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