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F. P. PUCHE
Lunes, 1 de junio 2015, 00:11
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Del doctor Manuel Candela sabemos que tiene dedicada una importante avenida en la ciudad, pero es probable que no conozcamos mucho más. Sin embargo resulta interesante saber que este notable ginecólogo, rector también de la Universidad, fue el primero en hacer en Valencia, con riguroso carácter científico, experimentos de hipnotismo. Ocurrió el 3 de mayo de 1887 en el Ateneo Científico de Valencia, y, obviamente, LAS PROVINCIAS estaba allí y lo contó.
La institución científica, ubicada en la calle de Libreros, estaba llena de un público expectante aquella tarde. «·En primer término figuraban muchos médicos, profesores de la Universidad e Instituto y otras persona ilustradas», dice la reseña del diario. El doctor, durante bastantes minutos, explicó qué es el hipnotismo científico, habló de las experiencias de Mesmer y echó por tierra las manipulaciones de los charlatanes. Pero el público lo que quería eran experimentos. «Enseguida comenzó la parte práctica, la más interesante y comprensible para el público que por primera vez asistía a un experimento tan curioso», anotó nuestro redactor. Y el doctor Candela, elegante, barbudo y orondo, pasó a la acción: hizo salir al estrado a una muchacha joven, la sentó en un sillón de espaldas a la audiencia y, sin más «gatomaquias» dijo: «Pilar, duérmase usted». Y el periódico cuenta que la joven inclinó la cabeza y quedó en sueño profundo.
El profesor Candela dio la vuelta al sillón y Pilar quedó a la vista del público, dispuesta a seguir la voluntad del catedrático, que le informó que iba a darle a oler un perfume, y realmente «acercó a las narices de la muchacha un pomito de amoníaco». Pilar aspiró, quedó la mar de satisfecha y hasta pidió que le echaran unas gotas en un pañuelo. La obediente Pilar lo sufrió todo, incluido el pinchazo de una aguja en un brazo, «sin mostrar señal de dolor». Hasta que a una orden del doctor Candela, despertó. Tres o cuatro, hasta seis veces fue dormida la muchacha, que aspiró flores de jazmín inexistentes, bebió de una copa vacía lo que creía ser manzanilla, apagó candelabros y se movió como un autómata a expensas de su «dueño científico».
La experiencia fue un gran éxito académico. Bien es verdad que, para continuarla, Candela hizo subir al estrado al profesor José Morote, que «aceptó, pero no pudo quedar dormido». El periódico explicó la probable causa: un rato antes de la experiencia pública con Pilar, ante un reducido número de personas, Candela ya había hipnotizado a Morote.
La avenida dedicada al doctor Manuel Candela no fue puesta por el Ayuntamiento al buen tuntún como en otros casos. El Hospital Casa de la Salud, institución médica de inspiración religiosa que ahora regentan las Hermanas de Santa Ana fue, en su origen, el Instituto Ginecológico Candela, fundado en 1892 por el doctor. Fue la primera clínica dedicada en Valencia a la ginecología. Manuel Candela Plá, nacido en 1847 y fallecido en 1919, fue un pionero de la obstetricia, especialidad de la que fue catedrático en 1882, una posición académica que le permitió ser rector de la Universidad. El doctor Candela fue presidente del Ateneo Científico de Valencia, presidente del Colegio de Médicos y del Instituto Médico Valenciano.
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