El pintor que mejor retrató l'Albufera

El artista valenciano Antonio Fillol (Valencia, 1870-Castellnovo (Castellón), 1930) presentó en el año 1987 su cuadro 'La bestia humana' a las exposiciones nacionales. Obtuvo la segunda medalla pero, sin embargo, no recibió la dotación económica que conllevaba el galardón. La razón fue que la temática del cuadro, en la que una joven recién viuda era una obligada a prostituirse, no agradó a los expertos. No obstante, esta obra, junto a otras 80 más, ponen de relieve la vertiente social de un pintor poco reivindicado que, pese a todo, ha sido el gran retratista de la vida cotidiana valenciana.

Todas las obras se pueden ver en 'Antonio Fillol. Naturalismo radical y modernismo', la muestra que ayer se inauguró en la Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Valencia y que se ha convertido en la primera gran retrospectiva del pintor valenciano. Comisionada por Francisco Javier Pérez Rojas, analiza todas las etapas artísticas de un genio cuya producción artística pudo verse ensombrecida por pertenecer a la misma generación que otro maestro como Joaquín Sorolla. Pero Fillol es el artista social, un pintor, hijo de un zapatero del barrio del Carmen, que fue capaz de llenar de realismo muchas de sus obras. «Lo califico como el pintor de lo que llamo 'verismo'», aseguró Pérez Rojas, quien desgranó la creación de un valenciano que retrató la pobreza, la violencia o la revolución desde una perspectiva muy vanguardista. Ejemplo de ello es 'La noche de San Benito' de 1903. Fillol pintó lo que se llamó las pitas a Martos O'neale, una revuelta de estudiantes en Valencia y por la que, al ser testigo de lo ocurrido, fue detenido por la policía.

Pinturas como 'El sátiro', que muestra le rueda de reconocimientos que hace una niña víctima de abusos sexuales; 'Hijos de quien', donde aparecen dos infantes abandonados; o 'El amo', que representa la ira de un campesino contra la violación que el amo ha cometido contra su mujer, demuestran el carácter realista de un pintor que, a partir de 1910 «se suaviza e institucionaliza» y da a luz auténticas obras en las que predomina la visión valenciana.

«Para una parte de la crítica era un provocador, aunque siempre tuvo sus defensores e, incluso, contaba con el apoyo de un empresario industrial, Francisco Pastor, que se convirtió en su mecenas», cuenta Pérez Rojas, quien destaca la calidad de unas obras llenas de luz, color, belleza y sentimientos y de las que más de sesenta nunca antes habían visto la luz. La exhibición, además, rescata aunque sólo a través de una fotografía una de las pinturas desaparecidas de Fillol. 'Revolución' o 'Albores' -los dos títulos por los que se conoce-, es una obra de grandes dimensiones y de la que es un misterio donde puede estar o a quien pertenece. El comisario, aseguró ayer, tiene la esperanza de que, con motivo de la muestra, alguien pueda dar señales sobre quien conserva la pintura.

«Fillol es algo más que el discípulo de Pinazo, es un artista social, casi psicólogo de lo que ocurre a su alrededor. Tuvo un fuerte potencial vanguardista» argumenta Pérez Rojas para quien «si Sorolla fue el pintor de la Malvarrosa, Fillol lo es de l'Albufera». Así, la exhibición recorre los paisajes de este enclave valenciano realizados pocos años antes de que Vicente Blasco Ibáñez escribiera sus novelas y en los que vuelve a destacar la enorme capacidad del maestro para reproducir la belleza de esta joya natural tan característica de Valencia.

La exposición contiene fondos de la colección de la familia Fillol; de la del biznieto de Francisco Pastor; de otras colecciones privadas y de centros como El Museo de la Ciudad de Valencia, El Museo de Bellas Artes de Valencia y del Museo Nacional del Prado. Asimismo, la muestra, que permanecerá abierta hasta el 20 de septiembre, se completa con documentos, fotografías y objetos como su caja de pinturas y la Medalla que logró en la Exposición Internacional de París de 1900.