La escena alternativa se afianza en Valencia

Cuando las ayudas institucionales son casi inexistentes y los teatros públicos o no tienen presupuesto o están consagrados a programaciones que juegan más sobre seguro las compañías pequeñas y menos convencionales han de buscar sus propios territorios con el fin de mostrar sus trabajos y para dedicarse a lo que realmente quieren. Rendirse no está entre sus planes.

La escena alternativa vive un buen momento en Valencia. Está más viva que nunca y se ha formado un circuito lo suficientemente extenso y fuerte como para abastecer con contenidos a un público específico que quiere propuestas más arriesgadas y que no las encuentra en las salas grandes. Hace unas semanas Ultramar tuvo que prorrogar la exhibición de la pieza Nosotros no mataremos con pistolas ante la gran afluencia de público. Todas las funciones se cerraron con lleno hasta la bandera. Sala Zirco o Espacio Inestable también han conseguido un número suficiente de espectadores fieles.

A ellas se unen desde hoy dos nuevos emplazamientos, pequeños de tamaño pero grandes de ambición. "No nos gusta encasillarnos como alternativos respecto a lo que programamos, ya que nuestras obras a menudo parten de montajes de musicales clásicos, pasadas por nuestro filtro. Lo que sí es cierto es que los espectadores podrán encontrar aquí propuestas diferentes a las de los grandes teatros". Lo explican los responsables de la escuela Off, que reabre su sala de exhibición esta tarde, tras ocho años cerrada, con El cazador de vientos, de Toñi Forascepi, que se podrá ver hasta el domingo. Han acondicionado el espacio y ofrecen un escenario diferente para los amantes del teatro.

"La idea es disponer de un espacio propio en el que poder exhibir el trabajo que realizan los alumnos de la escuela, es vital para que los actores tengan la oportunidad de completar su formación", añaden.

Fruto de la rabia y del ímpetu nace Espacio Invisible, que pone en marcha desde hoy la compañía valenciana Caterva Teatre. Es la continuación de la experiencia emprendida en un piso de Patraix donde presentaban sus espectáculos para un número reducido de público. Ahora se han trasladado a la calle Alfambra 5, pero sus objetivos siguen siendo idénticos. "Queremos estar cerca del espectador, casi en su cara, provocarle sensaciones y después departir con él", indica Jaume Ibáñez, uno de los integrantes del grupo, que representa desde esta tarde para un aforo de 20 personas la obra Deseo y placer, escrita por Gabi Ochoa.

"La necesidad y la falta de espacios ha provocado la ebullición de la escena alternativa. Algunas compañías no tenemos acceso a espacios como el Principal o el Rialto, pero se ha demostrado que existe una parte de la población que reclaman montajes diferentes y se tienen que ir fuera a verlos. Mi experiencia en la Rambleta lo demostró", señala Ibáñez, que reconoce que a los integrantes no les queda más remedio que alternar la interpretación con otras labores para poder sobrevivir.

Proyectos no les faltan. Caterva estrenará en los próximos meses la segunda y tercera parte de su Proyecto Paciente, así como la primera comedia de la formación, que se la ha encargado a Nacho López Murria. Ideas y ganas no faltan, aunque los recursos sean limitados.

La sala Off, con 98 butacas, tampoco recibe subvenciones y está abierta a otras compañías y festivales, siempre y cuando encajen con su filosofía. "Valencia vive un momento de explosión artística como respuesta a unas deficientes políticas culturales y para ayudar a los artistas locales", indican desde Off.