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En su cuarta visita a la pasarela, Vidal presentó estampados de fresa y príncipe de gales. :: efe
Juan Vidal se afianza en el olimpo

Juan Vidal se afianza en el olimpo

El modisto valenciano pisa fuerte en la pasarela madrileña con una colección urbana

redacción

Lunes, 15 de septiembre 2014, 00:52

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madrid. La nueva y la vieja guardia del diseño español lucharon ayer en un combate a seis asaltos en la Mercedes Benz Madrid Fashion Week. Los noveles se aventuraron por caminos desconocidos en busca de tejidos y patrones, mientras que los veteranos afianzaron sus señas de identidad.

En su cuarta visita a la pasarela madrileña, el diseñador valenciano Juan Vidal, ganador de las dos últimas ediciones del premio LOreal, salió al ring de los noveles con estampados de fresa y príncipe de gales, con los que levantó una colección joven y urbana. «Son prendas impregnadas en un espíritu musical, con apuntes roqueros, que rozan el glam», explicó el modisto, que ha pasado de ser uno de los creadores revelación a afianzarse en el olimpo de la moda española.

El estampado de esta fruta se vio en diferentes versiones, sobre seda, gazar o popelín, texturas que orquestan piezas de día y noche con destino a Milán. «Por primera vez tengo un showroom en la ciudad italiana», anunció.

Vidal deja a un lado las siluetas hiperfemeninas y propone piezas que «masculinizan la figura, sin transformarla en andrógina», propuestas que arrancaron con una gabardina y pantalones de sastrería inglesa decoradas con maxicremalleras de níquel en bolsillos.

Si el pantalón estrecho y tobillero se codea con bermudas masculinas conjuntadas con camisas que pretenden ser vestidos o blusas de rayas, los vestidos son minis y se realzan con pedrería de cristal, para vestir la noche.

La paleta cromática no es muy extensa. El blanco, negro, azul y rojo son los principales ingredientes, que tiñen un clásico renovado como es el estampado príncipe de gales.

Por su parte, los noveles Rabaneda y Ulises Mérida inauguraron el cuadrilátero Si Mérida ofreció una sinfonía de vestidos largos de gran belleza, Rabaneda reversionó al delantal, una humilde prenda a la que ha dado la vuelta hasta crear piezas dobles.

En el apartado de los veteranos, Juan Duyos se subió a la pasarela para celebrar sus 15 años en la moda con un desfile, que no fue un desfile, sino una puesta en escena en la que el Ballet Nacional de España realizó una coreografía bajo la dirección de Antonio Najarro.

Un baile que le sirvió para mostrar una colección de vaporosos vestidos, en los que se han visto sus clásicos drapeados, pliegues y cortes. «He adaptado todos los vestidos para que las bailarinas estén cómodas y puedan bailar», argumenta.

Tenaz y luchadora, Amaya Arzuaga cogió el testigo de los decanos con una colección que recrea el relajante vaivén de las olas. El neopreno, el crêp de seda y la seda de papel se imponen en pantalones anchos, faldas y vestidos con volumen de campana, teñidas en tonos blancos, azul agua y coral.

También veterano, el esperado Miguel Palacio, en solitario tras romper su colaboración con Hoss Intropia, defendió una colección tricolor, en la que vuelve a su «esencia», de siluetas rectas ajustadas con apliques de pasamanería en oro y plata.

Sobre el ring, se vieron dos tipos de falda, capa y tubo, así como pantalones muy anchos en algodón pesado y otro modelo pijama, que se codeaba con blusas cuello chimenea, y sus típicas camisas lazada.

El último creador en enfundarse los guantes y salir a defender su propuesta ha sido David Delfín, uno de los más veteranos, pero todavía considerado enfant terrible de la pasarela, que ha virado su imaginario hacia los dibujos geométricos de la escuela Bauhaus. La parada de los Monstruos -tal y como se denomina esta colección- es distinta, aunque está vertebrada en torno al adn Davidelfín, con juegos de prendas sobre prenda.

En esta ocasión, ha superpuesto una camiseta de tirantes sobre una camisa blanca y un vestido camisero, en blanco níveo. Como novedades, sisas amplias y cuellos desbocados que se disparan hacia atrás, en una ejercicio de desdoblamiento del patronaje clásico. «El concepto de lo efímero me ha rondado la cabeza durante el proceso de creación de la colección», cuenta el diseñador malagueño, que sin tener en cuenta su durabilidad, ha confeccionado un vestido de papel vinilo, que emula el espumillón, en tono verde hierba.

La pasarela madrileña volverá hoy a tener sabor valenciano con la colección de baño de la diseñadora Dolores Cortés y las últimas propuestas que presentará Hannibal Laguna.

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