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Sábado, 12 de agosto 2017, 00:56
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El debate sobre la utilidad real de las diputaciones provinciales y la conveniencia de que continúen o no como hasta ahora no es nada nuevo; al contrario, parece un asunto recurrente, del que se habla siempre pero no se acaba de resolver.
En agosto de 1992, el entonces portavoz de Unión Valenciana (UV) en la Diputación de Valencia, Vicente Martínez Marco, hizo unas declaraciones a LAS PROVINCIAS (publicadas el día 12), en las que daba por sentado que las diputaciones provinciales acabarían desapareciendo, advirtiendo al respecto que antes de tomar dicha decisión política habría que reformar la Administración Pública, para que no se generaran lagunas o deficiencias.
Martínez Marco definió el papel de la diputación como una UVI para los ayuntamientos pequeños o los menos favorecidos en su desarrollo, independientemente de quién gobernara cada ayuntamiento. Dijo que las corporaciones provinciales debían limitarse a realizar una gestión práctica y que, para su partido, «los escalones básicos de la Administración ideal deben ser el local, el autonómico y el estatal». Veía necesario «proceder a una reforma de la Administración Pública basada en la simplificación y la mejora de la gestión» que podría incluir el fin de las diputaciones, pero «por convencimiento, no por decreto».
Hoy se continúa hablando de si desaparecerán las diputaciones.
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