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Un soldado empuña una pistola durante una sesión de entrenamiento en Valencia.

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Un soldado empuña una pistola durante una sesión de entrenamiento en Valencia. damián torres

La OTAN se adiestra en Valencia

El Batallón de Policía Militar organiza en las bases de Bétera, Marines y Paterna el ejercicio Ángel Guardián 17, el único en su ámbito Cerca de 600 soldados de diez países distintos perfeccionan sus técnicas

DANIEL GUINDO

VALENCIA.

Miércoles, 4 de octubre 2017, 01:04

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Un coche bomba que acaba de estallar y en su interior hay un cadáver, un accidente ferroviario originado por un artefacto explosivo, el rescate de varios soldados heridos bajo fuego enemigo o el rastreo de una zona que ha sido bombardeada con morteros. Estas son algunas de las situaciones a las que se están enfrentado esta semana unos 600 soldados, tanto españoles como de otras nueve nacionalidades, desde el pasado lunes en el denominado ejercicio Ángel Guardián 17 organizado por el Batallón de Policía Militar número 1 perteneciente al Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de Bétera. Así, las bases Jaime I de Bétera, General Almirante de Marines y Daoiz y Velarde de Paterna serán hasta el viernes el epicentro del adiestramiento de las policías militares de una decena de países. Estas maniobras, únicas con sus características a nivel OTAN, buscan perfeccionar la formación de estos cuerpos en sus cometidos principales, como son el apoyo a la movilidad de las tropas, la seguridad de las instalaciones, las funciones policiales y las labores de detención y custodia de personal militar. Por ello, despiertan un gran interés entre los ejércitos de otros países.

Los participantes se enfrentan a situaciones en las que deben poner en práctica sus conocimientos bajo situaciones de estrés que reproducen con mucha fidelidad las misiones a las que podrían ser destinados. Por ejemplo, acuden a un espacio en el que acaba de explosionar un vehículo y deben extraer toda la información posible para saber qué ha ocurrido. También se enfrentan a un escenario dantesco en el que un ferrocarril ha sido pasto de un bomba, mientras que otra no ha llegado a estallar. Tratar de averiguar el origen de artefacto es uno de sus objetivos. También rastrean un espacio que ha sido bombardeado con mortero y detectan todas las pistas para conocer el origen del fuego.

Otros escenarios que también forman parte del ejercicio generan mucho más estrés. En otro espacio de las instalaciones de Bétera, los policías militares simulan que se encuentran en un país árabe y crean un puesto de mando en una zona de operaciones. No falta detalle: alambre de espinos, tienda de campaña y los distintos filtros que tienen que superar los visitantes. En un momento dado, un vehículo llega y uno de los perros adiestrados para la detección de explosivos muestra el lugar donde hay colocada una bomba. El proceso para la detención del conductor y los pasos a seguir para evitar que porte armas o más explosivos en su cuerpo es uno de los momentos más tensos.

Sin embargo, la prueba más espectacular y que genera más adrenalina a los soldados es otra en la que tienen que rescatar a varios compañeros heridos bajo fuego enemigo. Un vehículo llega a toda velocidad a un recinto acotado y la unidad tiene que desplegarse. Mientras unos repelen los disparos otros rescatan a sus compañeros para ponerlos a salvo en el interior de un edificio abandonado. Ya dentro, deben encontrar a otro militar herido entre una densa cortina de humo y luces centelleantes y, de nuevo, salir para trasladarlo en el vehículo tratando de no ser alcanzados por los disparos.

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