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OTRO VIRAJE, AHORA EN INFANTIL

Y si hablamos de educación ·

Pablo Rovira

Martes, 21 de noviembre 2017, 10:28

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El conseller de Educación, Vicent Marzà, anunció que las 'escoletes' municipales serán gratuitas en la escolarización a los dos años, un paso más hacia la extensión de la escolarización en esa edad. Es el objetivo de legislatura: que haya más niños en las aulas a esa edad y que no exista un impedimiento económico a las familias para eso.

El enfoque supera la asistencialidad de este primer tramo de edad, basándose en los estudios que apuntalan la idea de que la escolarización temprana mejora los resultados académicos futuros. Quizás no tanto eso, y menos en España donde esta escolarización temprana está más extendida por una dinámica social tendente a la escolarización y que asigna un papel de renuncia al cuidado en casa. Sobre todo, por el papel equitativo que aporta esta escolarización temprana. Es decir, invertir en Educación Infantil tiene un gran retorno de beneficio público y aumenta la esperanza de vida escolar para todos. De este modo, y puestos en un hipotético brete, es más rentable desde el punto de vista equitativo invertir en infantil que en la universidad.

El actual Consell, por tanto, ha decidido generalizar el primer ciclo de Infantil, especialmente la escolarización de los dos años. Para ello despliega un plan que comenzó con la creación de las polémicas aulas de dos años en colegios públicos de Primaria, amplía el presupuesto del bono infantil cada ejercicio y ahora pretende abonar las 'escoletes' municipales. Poco a poco, pues, la escolarización a los dos años en la Comunitat Valenciana aumenta.

Lo he llamado plan, pero es difícil si todo parte de una planificación o de decisiones rectificativas en busca de un objetivo determinado. Es una política que estamos viendo mucho esta legislatura, como en el tema del plurilingüismo o en el de las infraestructuras. Lo dispuesto al principio de legislatura se rectifica por no acercar el objetivo pretendido.

El recurso a las escuelas infantiles municipales no es más que atender a una de las recomendaciones hechas cuando se anunciaron las aulas de dos años en colegios públicos: aprovechen la red de escuelas infantiles existentes en un contexto de natalidad menguante. La Conselleria acelera el paso recurriendo a estas soluciones de aprovechamiento de recursos existentes y no -que también- de creación a veces forzada en cuanto a instalaciones de otros.

También es otra vuelta y revuelta en cuanto a los criterios, donde de nuevo la titularidad del servicio se antepone a la renta de la familia. De este modo, mientras el bono infantil se jerarquiza según renta, la Administración extiende la gratuidad por las escuelas municipales y los colegios públicos de Primaria.

No obstante, esa gratuidad tampoco se regula por los mismos criterios pues mientras que en las escuelas municipales el criterio renta es preponderante, en el caso de los colegios de Primaria se regula como la admisión de alumnos ordinaria. Todas estas casuísticas dan diversidad de situaciones según todo tipo de rentas y territorialidades, pues depende más de la oferta existente en la cercanía del domicilio que el criterio común de los ingresos familiares.

El anuncio también incide en la versión clásica de izquierdas, si se quiere, de la política educativa por la que el foco sólo está puesto en los recursos. Así, habrá más ayudas, más centros públicos, más profesorado. Cuestiones todas importantes, pues sin recursos, instalaciones e inversión es más difícil todo, en ocasiones imposible.

No es eso, sino el olvido sistemático en cuantificar, dar cuenta, exigir los retornos de dichas inversiones. El análisis de la apuesta por la escolarización de los dos años tiene que ir más allá de un aumento de un porcentaje del censo. De hecho, abrió un debate como fue la rotura del primer ciclo de Infantil en dos centros diferentes, cero y un años en las 'escoletes' y los dos años en colegios de Primaria. Sería oportuno evaluar la pertinencia de este modelo frente el ahora reforzado de escuela infantil tradicional.

Más complicado es abrir el debate social por un cambio de modelo que refuerce el cuidado familiar de los niños en los dos primeros años frente a la escolarización precoz. El mundo laboral es el mejor aliado para el mantenimiento de la inversión en el sistema educativo. Un modelo basado en escuelas infantiles que se enfrenta a retos importantes, en cuanto a mercado -menos niños- y competencia -extensión de gratuidad en la pública-.

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